Capítulo 24

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Brianna

No tenía contemplado que Amir fuese a aprovechar la subasta para hacerse campaña, mucho menos que fuese a besarme frente a tantas personas y ante Amaro. No sé si hice bien en darle mi ayuda, después de todo, fingir que hay amor y somos los esposos del año no es tarea sencilla.

Aproveché un pequeño espacio para llevar a Amir lejos de todos los periodistas y las personas que nos estaban rodeando y me tenían fastidiada.

—¿Qué demonios te pasa a ti? Una cosa es ayudarte, otra muy diferente que seas bien vivo y no dejes pasar oportunidad a costa de mi trabajo. Te dije lo importante que era este evento para mí y tú lo estás usando a tu favor para ganar más votos.

—Es una buena oportunidad para atraer a más personas que voten por mí.

—Contigo no se puede, Amir. Quiero paz y tranquilidad, y eso no lo puedo tener con tanta gente encima mío. Ahora bien, no es necesario que me beses y me des muestras de afecto.

—¿Por qué? —inquirió, enarcando una ceja—. ¿Te molesta que te dé un beso?

—No, realmente no me molesta porque no siento nada, pero Steven está aquí y te está mirando. Aparte de eso, no me gusta el hecho de que me beses por obligación.

—Ante las personas somos marido y mujer. Un beso y un abrazo es algo normal entre una pareja. ¿No crees que estás exagerando un poco? Steven tiene claro que entre tú y yo no hay nada más que amistad, así que no te preocupes —sonrió, acercando su mano a mi rostro—. ¿A poco estás así por ese tipo?

—¿Cuál tipo?

—Con el que llegaste en la mañana. Él está aquí, no nos ha quitado la mirada de encima ni un solo segundo.

Miré hacia los lados, buscando a Amaro, pero no lo veía por ninguna parte. Lo vi cuando llegamos, después lo perdí de vista.

—Por allá, mi corazón —giró mi rostro hacia donde Amaro se encontraba, bebiendo de una copa mientras nos veía con una fijeza abrumadora—. Esa expresión que tiene es bastante graciosa. Tu amante está celoso porque vas de la mano de tu esposo. Debo admitir que, a pesar de que es simple, tienes buen gusto —soltó una risita y me solté de su agarre.

—No seas tonto, Amir. Primero que todo, lo nuestro es una mentira y tú lo sabes. Segundo, él no es mi amante. Tercero, no lo mires tanto que a él le gustan las mujeres. 

Soltó una carcajada, envolviendo mi cuerpo en un abrazo sumamente meloso.

—Eso se oyó muy feo, demasiado narcisista. Jamás te había visto actuar tan posesiva y celosa. Es gracioso, ¿no?

—¿Qué cosa? —inquirí con fastidio.

—Provocar celos en los dos —rio, dejando un beso en mi mejilla—. En lo que llevo abrazándote, se ha bebido tres copas. Hasta aquí se siente su testosterona haciendo estragos.

—Vete a la mierda, Amir —me solté de su agarre y rio más fuerte—. Hoy estás de un humor demasiado engorroso. Ya montamos el espectáculo, es hora de bajar el telón y volver cada uno a la realidad. Debo hacer mi trabajo y tú estás con tus chistes de mal gusto. En lugar de estar molestándome, deberías estar pasándolo rico con Steven y sus gustos raros —me alejé de él, pasando por el lado de Amaro y haciéndole una clara señal para que siguiera mis pasos.

Crucé por varios pasillos, sintiendo un par de pasos detrás de mí hasta llegar a la pequeña sala donde Anita y los chicos que contraté se encontraban organizando cada una de las joyas que se van a dar a conocer. Me encontraba de mal humor y con mucha rabia.

—¿Cómo va todo, Anita?

—Todo va perfecto, Sra. Brianna. Ya tenemos listas las primeras joyas que se darán a conocer.

—Muy bien. Por favor, hazte cargo de toda la organización.

—Sí, señora.

—Mil gracias, Anita.

Esbozó una sonrisa, antes de salir de la sala con todos los chicos y las joyas.

Solté un profundo y largo suspiro, antes de darle cara a Amaro. No había dicho una sola palabra, pero el aroma de su perfume lo sentía en el aire, lo que me aseguraba que estaba ahí, esperando por mí.

—Lo siento —fue lo primero que salió de mi boca.

—¿Qué sientes?

—Te juro que no sabía que Amir iba a venir conmigo. De hecho, solo está aquí para hacer política.

—Eso no es asunto mío, Brianna. De hecho, no tienes que darme explicaciones, tampoco te las estoy pidiendo porque entre tú y yo no hay nada. Ustedes son esposos, es normal que se den besos y caricias en público, ¿no? —respondió, haciéndome sentir mal ante su seriedad y frialdad con la que dijo cada palabra—. No debí venir. Tienes muchos líos y, por más que quieras deshacerte de ellos, me doy cuenta de que no puedes.

Bajé la cabeza, sintiendo en mi pecho una punzada dolorosa y muy amarga. ¿Acaso está mal ayudar a las personas, más a los amigos o a alguien que aprecias mucho?

—Yo solo lo quería ayudar, pero no esperaba que viniera conmigo. Sabes bien que entre nosotros no hay nada, nuestro matrimonio solo es pantalla. Pero él sigue siendo mi amigo y alguien muy importante para mí.

—Tu esposo, amigo, lo que sea tuyo, solo te está usando para conseguir un fin y tú lo sabes —se encogió de hombros—. Pero eso no es asunto mío. Gracias por la invitación, la comida está muy rica y la bebida ni se diga.

Me crucé en su camino antes de que pudiera salir de la sala. Un suspiro escapó de sus labios, como si estuviera llenándose de paciencia.

—Me gustas mucho, eso es algo que no voy a negar. Tampoco voy a negarte que me encantaría seguir conociendo todo de ti, porque anoche no fue suficiente, pero tienes que resolver muchos asuntos con tu rosquita. Te voy a ser muy sincero, Brianna, aunque me gustes y quiera más de ti, tienes muchos problemas de los cuales no quiero ser parte. Yo tengo los míos y no quiero uno más en mi vida. Quizás, cuando seas una mujer libre y todavía exista la química si nos volvemos a encontrar, podamos darnos una oportunidad de conocernos y llegar a tener algo más que sexo. De momento es mejor que dejemos así, antes de que el problema sea más grande y ya no podamos escapar...

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora