Capítulo 35

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He estado ocupada con los arreglos en la tienda en los últimos días, que no he tenido tiempo de llamar a Amir y pactar una cita con él para firmar el divorcio, después de todo, lo único que quiero es mi libertad y poder hacer mi vida muy lejos de la suya, pero ahora solo tengo cabeza para mi tienda. Necesito salir adelante, no voy a permitir que personas inescrupulosas y poco humanas me derroten tan fácilmente y por una información que no es del todo verídica. 

Amaro ha estado para mí en todo momento, no hay día que no esté aquí; dándome todo su apoyo y siendo de gran ayuda con los arreglos que se deben hacer en la tienda. Él se ha vuelto en mi bastón, sé que en sus brazos me puedo refugiar porque allí me siento segura. Es alguien muy importante para mí, lo que me ha demostrado mucho en  muy poco tiempo.

No solo se trata del buen sexo que me brinda día a día, sino de todo aquello que despierta en mi alma con sus buenas acciones y todo lo que está haciendo por mí. Aunque no hemos hablado de la relación que llevamos, me siento a gusto y feliz cada vez que nos recostamos en la cama solo a hablar y sentir la presencia del otro y nos olvidamos del mundo entero. 

Más que un amante y el hombre que merma mis deseos más bajos, se ha convertido en un gran amigo y confidente. Hemos establecido una relación tan bonita, que no me gustaría que se arruinara debido al sexo que tenemos cada vez que las ganas nos dominan y no podemos controlar, pero es que mi piel ansía sus caricias y mi boca necesita de la suya.

Si no hemos hablado de nosotros es por toda esta mala situación por la que estoy atravesando de su mano, pero sí me gustaría aclarar lo que somos. El gusto es innegable y los deseos locos de estar a su lado a cada instante no me permiten pensar en nadie más.

Ese hombre ya me enamoró, me enredó en su alma y avivó un sentimiento que pensé que nunca más en mi vida volvería a sentir. No tengo miedo de salir herida ni mucho menos de fracasar en el amor si entre él y yo existiese una relación como tal, porque sencillamente Amaro me ha demostrado ser confiable, de buenos sentimientos y un hombre en todo el sentido de la palabra.

He estado tan concentrada en las reparaciones, que no he tenido tiempo ni ganas de mirar los noticieros. Además, para qué verlos, si de sobra sé toda la mierda que deben estar hablando. De mis padres tampoco he sabido nada y es mejor así, cada quien viviendo su vida muy lejos del otro. Todavía no he podido sacar de mi mente todo lo que mi padre me dijo, sus palabras hacen eco en mi mente mientras se hunden en mi pecho como una filosa daga. Por más que niegue a aceptarlo, duele que el hombre que me dio la vida haya sido tan cruel conmigo.

Aún sigo esperando un abrazo de parte de mis padres y unas palabras de aliento que necesito únicamente del hombre y de la mujer que me dieron la vida, pero parece que estoy pidiendo mucho, porque ni siquiera me han dedicado un minuto de su valioso tiempo para llamarme.

Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos tristes de mi mente. Duele mucho, después de todo, son mis padres los que me dieron la espalda, pero en su lugar está un hombre que me ha entregado más de lo que pedía. Me siento tan afortunada de que Amaro forme parte de mi vida.

—¿No deberías estar en el taller? Me has ayudado mucho ya. Entiendo que tengas tus responsabilidades, además, no puedes darte el lujo de cerrar el taller por venir a ayudarme a mí. Yo puedo hacerme cargo de todo esto.

—En primer lugar, no voy a dejarte sola nunca, eso tenlo presente siempre, mi diosa. Segundo, el taller no está cerrado, Will y mi padre están al frente y ellos no van a dejar que se vaya al suelo.

Mi corazón se llena de calidez cada vez que me pone en primer lugar. Este hombre me está malacostumbrando y cuando ya no pueda estar cada segundo del día a su lado, lo voy a extrañar en demasía.

Dejé el tarro de pintura sobre uno de los estantes y lo abracé desde atrás, apretándome a su cuerpo con una urgencia y fuerza arrolladora.

—¿Por qué me haces esto? —murmuré, sintiendo que mi corazón saldría expulsado de mi pecho.

—¿Qué cosa? —se oía confundido.

—Enamorarme de esa manera tan bonita y pura.

Se dio vuelta en mis brazos y me engulló entre los suyos, hundiendo el rostro en mi cuello.

—¿Sabes? —me susurró al oído, provocando que mi piel se erizara—. Quiero enamorarte, porque lo que he soñado contigo no es por un ratico.

Mi corazón estalló en mi pecho, latía tan rápido y fuerte, que pensé que allí mismo desfallecería.

—Sin tanto esfuerzo, lo estás logrando —le aseguré, antes de apoderarme de sus suaves y adictivos labios.

Nos besamos lentamente, disfrutando del roce de nuestras bocas y lenguas.

Permanecimos abrazados y fundidos en la boca del otro por largos minutos. En ese momento existíamos solo nosotros dos, el mundo externo se había extinguido a nuestro alrededor.

—Amir me pidió que viniera y hablara contigo, que necesitabas de mi apoyo y que lo que pasaba por las noticias era falso. Créeme que estaba dispuesto hasta de ofrecer una disculpa por todo aquello que dije, pero es imposible que lo haga, siendo testigo con mis propios ojos de que lo que dicen en esos noticieros es verdad —la voz de mi padre nos hizo separar—. ¿No sientes ni un poco de vergüenza, Brianna? ¡¿A qué díablos estás jugando?! ¡Eres una mujer casada!

Sin verlo venir ni darme tiempo de reaccionar, mi padre me tomó del brazo y me separó de Amaro, únicamente para darme una bofetada tan fuerte que me aflojó las lágrimas al mismo instante. Me quedé con los ojos bien abiertos y la mano apoyada en mi mejilla, sorprendida y con el corazón hecho añicos en el pecho. No podía creer que mi padre se atreviera a golpearme.

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora