Capítulo 23

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Amaro 

He tenido todo para ser feliz en la vida; unos padres que amo con toda mi alma, unos hermanos que siempre me han dado la mano cuando más lo necesito, unos sobrinos que me hacen desear ser padre y el trabajo que siempre quise hacer desde que era un niño, pero en el amor no me ha ido nada bien.

Cada vez que me enamoro o una ilusión llega a mi vida, todo se complica en el mejor momento. Cuando pienso que todo es maravilloso y color rosa, que mi corazón se siente cálido en otras manos y mi alma se ha entregado por completo a otro ser, sucede algo que me hace bajar de esa nube en la que me subí. A lo largo de mi vida he tenido tres amores y todos me pagaron muy mal, dejándome en claro que no nací para amar ni ser amado.

Después de la decepción tan grande que me llevé con Katie, cerré las puertas de mi corazón para siempre. No quería saber nada de mujeres ni de sus redes. Ella se llevó cada una de mis ilusiones, porque debo admitir que deseaba un mundo a su lado y ser feliz en sus brazos. Pero así mismo como todo inició, se esfumó de sopetón. No sé qué hice de mal para que me buscara un reemplazo. No entiendo qué me faltó entregarle para que no corriera a los brazos de alguien más. No entiendo por qué dejó de amarme, si se jactaba diciéndome que lo hacía.

Cerré mis ojos, mi cabeza y mi corazón para todas las mujeres, enfocándome únicamente en sacar adelante todos mis proyectos con el taller. No ha sido fácil, pero poco a poco lo he logrado levantar y el trabajo nunca me hace falta. No tengo lujos ni grandes cantidades de dinero en el bolsillo, pero tengo a mis padres vivos y salud que es lo más importante.

Sin embargo, entre el no querer y desear algo mejor, siempre llega esa tentación prohibida que determinas como intocable, a la cual puedes desnudar con la mirada, pero que tienes claro que nunca podrás desnudar con tus propias manos. Desde la primera vez que vi esa mirada insinuante, tentadora y atrevida, supe que necesitaba del cuerpo de una mujer para no sentirme tan frío y vacío.

Desde que Brianna hizo acto de presencia en mi vida, mis noches han sido una constante tortura. Días enteros soñé con sus piernas largas y bien torneadas, sus ojos claros devorándome de pies a cabeza y esos labios rojos cereza apresándome entre ellos. La tuve tanto en el pensamiento, calentando mi piel e incendiando mis más bajos deseos que, aun teniendo la dicha de probarla, mis sueños se quedaron cortos. Pensar en su dulzura, en su calor interno, en el fuego que desprenden sus manos al tocarme, es revivir a más no poder las ganas que le sigo teniendo. La hice mía hasta que el cansancio nos hizo sucumbir, aun así, me siento a fuego al recrearme una vez más en su tersa piel.

Brianna me encanta, es una mujer que sabe lo que quiere y lo que no. Es sencilla, humilde y buena persona, pese a venir de cuna de oro. Es atrevida, lujuriosa, pero también tiene un lado tierno que me enloquece. No quería enredarme en sus redes porque sabía que era una mujer casada y con muchos problemas a cuestas, pero fue imposible resistirme a toda su esencia. Caí en la tentación y ahora no hago nada más que pensar en ella y en todo lo que desearía hacerle. Hasta no saciar el ultimo de mis deseos, mi piel no dejará de arder. 

Con ella la paso muy bien, hablamos de muchas cosas en común que tenemos y nos divertimos mucho, pero no quiero volver a enredarme la cabeza y el corazón. Ella tiene suficientes problemas con su marido y yo tengo los míos con Katie y su insistencia, pero ¿por qué no pasarla bien y disfrutar del placer de nuestros cuerpos desnudos? En este punto de nuestras vidas, donde hemos vivido sometidos a un sentimiento que no tenía pies ni bolas, pasarla bien no debería atarnos. Mientras vacilemos sin poner en juego el corazón, todo está más que bien entre nosotros. 

No he podido sacar de mi mente la forma en que cada parte de su cuerpo encajó entre mis manos y como su piel reaccionaba a mis toques. Sus labios parecen ser de caramelo, son tan exquisitos, suaves y carnosos. A como siga pensando en ella y en cómo me recibía tan abierta y estrechamente a la vez no podré concentrarme en mi trabajo.  

—Ya debo irme —fue Will el que me sacó de mis pensamientos, dejando caer una de las herramientas al suelo—. ¿Distraído, patrón?

—No me digas así. Soy tu tío. Que me digas patrón me hace sentir que te estoy explotando laboralmente y eso no es así. 

Soltó una risita, recogiendo la herramienta y dejándola sobre el muro.

—Me gusta molestarte —oímos la bocina de una moto y se apresuró a tomar su maleta—. Solo quería decirte que doña deportivo rojo te tiene muy mal, como por allá en la luna. Saqué dos autos en medio día, tú llevas mirando el mismo motor por más de una hora y no has hecho nada más que sonreír y sacudir la cabeza como perro. Así no se puede, patrón. 

—¡William, apresurarte o llegarás tarde! —gritó mi hermana desde afuera, tocando la bocina sin cesar. 

—Ve con tu madre antes de que enloquezca y diga que por mi culpa faltas a clase —lo señalé, luciendo muy serio—. En cuanto a la doña deportivo rojo, estás viendo cosas donde no las hay. Ya te estás pareciendo a tu madre.

—Me cae bien, pese a tener billete —se puso el casco y salió en pura, dejándome con la palabra en la boca. 

 No pude hacer más que reír, sacudiendo la cabeza y centrándome en el auto que quedé en entregar el día de hoy.

***

Me centré en mi trabajo, olvidándome de todo lo que está rondando por mi mente, hasta que escuché mi teléfono sonar. Inconsciente o no, una sonrisa se dibujó en mis labios al ver que se traba de Brianna, enviándome la hora y la dirección del evento al que me invitó.

Me apresuré a montar el motor al auto y ensayarlo. No cuento con mucho tiempo para poder ir a la subasta, más cuando el lugar me queda bastante retirado de aquí. En cuanto acabé, cerré el taller y me di un buen baño, quitando toda la mugre y la grasa de mi cuerpo. No sabía qué ponerme, por lo que rebusqué en el armario mi mejor pinta y me vestí.

Me sentía eufórico y con muchas ganas de volver a verla, sobre todo, de besar esos labios tan dulces y adictivos. Esa mujer me tiene mal, no hago más que pensarla y recrearme en su sensual figura.

Me gasté hora y media para llegar a la subasta. El lugar estaba a reventar, por lo que era difícil hacerme espacio y buscar a Brianna entre tantas personas. Le envié un mensaje, diciéndole a dónde me podía encontrar.

Me hice en un rincón, pasando desapercibido y bebiendo una copa de brandy que me había entregado un camarero mientras la esperaba, cuando se formó sendo alboroto en toda la sala.

De entrada vi a varios guardaespaldas, abriendo camino a una persona importante. Me quedé con la copa a medio beber al ver a Brianna y a rosquita tomados de las manos, caminando uno junto al otro con una sonrisa de oreja a oreja. Parecían una pareja de revista, ella tan bella en un vestido negro que se ajustaba y resaltaba cada perfecta curva de su cuerpoy él tan pulcro en un traje elegante.

Me sorprendió tanto el beso que se dieron, pero más me agitó fue el latir desaforado de mi corazón. No sabía si me sentía incómodo, mal o enojado al verlos como el par de esposos que son. Esos labios de caramelo son míos, yo los proclamé en medio de gemidos y temblores.

Mi cabeza quiere explotar. Aunque sé que el hombre realmente es un pasivo y juega con el mismo equipo, una parte de mí no se siente cómoda ni a gusto al ver que son tan cariñosos. Anoche fui un amante nada más, no debería molestarme, aún así, lo hace y no me gusta sentirme de esta manera tan contradictoria.

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora