Un beso puede tener muchos matices, puede ser inocente, torpe o ardiente, puede que sea de lengua o solo un roce básico de labios, puede que no sientas nada a sentirlo todo. Entre tantos besos, jamás me habían dado uno como el que Amaro justo ahora me está dando, robando todo el aire de mis pulmones y hasta mi capacidad de pensar con claridad.
Sus labios son suaves y carnosos, pero tienen una habilidad increíble para hacerme vibrar bajo ellos. Su lengua tiene gran experiencia, pues sabe usarla a la perfección, recorriendo mi boca de una manera que me tiene ardiendo de deseos.
Para acrecentar todas esas sensaciones tan maravillosas que florecían en mi interior y se hacían cada segundo más intensas, enredó su mano en mi pelo, presionando con firmeza y suavidad mi nuca, impidiéndome cualquier ruta de escape.
Me sentía presa en su boca, maravillada por la forma en que sus labios encajaban con los míos y me devoraban a sus anchas. Un beso nunca me había parecido tan rico, ardiente y avasallante.
Nos separamos con lentitud y la respiración agitada, viéndonos fijamente a los ojos. No hubo palabras de por medio, ambos teníamos en claro lo que deseábamos una vez más y nuestros labios morían de ansía, por esa razón se buscaron de nuevo, con una efusividad que me sorprendió y me encendió a partes iguales.
Me dejé dominar por sus labios, olvidándome del mundo entero a mi alrededor. Nuestro beso se hacía cada vez más furioso e intenso, como deseando quitarnos la boca.
Solo sentí, en medio de la bruma en que sus labios me tenía, que me levantó en sus brazos con suma facilidad, sosteniéndome del trasero para no dejarme caer.
Sintiendo una enorme ola de calor en mi ser, me abracé a su cuerpo, correspondiendo el beso con la misma intensidad con la que él me besaba. Acaricié su cuello y enredé mis manos en sus cabellos, dejando mi alma entera en su boca. Me sentía hechizada por sus labios y completamente ebria con la forma en que los movía sobre los míos.
Una de sus manos ascendió por mi espalda hasta mi nuca y me presionó contra sí, haciéndome sentir sus músculos y la dureza que se apretaba contra mis muslos, encendiendo el fuego que ya se encontraba prendido en mi interior.
Mi espalda chocó contra algún objeto sólido, pero en lugar de detenerme a mirar en qué.me había subido Amaro, me aferré de su cuello, besándolo como si su boca fuese oxígeno para mis pulmones. Me encontraba fuera de mí misma, solo sentía inmensos deseos de seguir siendo besada y acariciada por él.
Hace mucho no me apretaban de esa manera tan fuerte y no me besaban con tanta intensidad, haciéndome sentir deseada y querida. Un solo beso y unas cuantas caricias me tenían a fuego y sumamente húmeda, deseosa de llegar a la cúspide de la montaña. Mi tacto nunca podrá compararse al de un hombre, mis dedos no son capaces de llenar el espacio entre mis piernas.
Las manos de Amaro son grandes y se sienten tan bien por cada centímetro de mi cuerpo. Pese a que está tocándome por encima de la ropa, me encuentro muy caliente.
Descendió su boca por mi mejilla en dirección a mi oído, guiando una de sus manos por el centro de mi pecho mientras con la otra apretaba mi trasero con firmeza. Oí un suave susurro que me encendió el doble, aunque no comprendí lo que dijo. Sus labios y sus caricias me tenían embelesada.
Me di el gusto de palpar cada uno de sus músculos, apretando con algo de fuerza toda su carne y sintiendo bajo mis manos como se tensaba con el roce de mis dedos.
—Me encantas —murmuró, hundiendo el rostro entre mi cuello y mi cabello—. Quiero hacértelo tal cual lo he soñado.
—¿Y cómo lo has soñado? —logré decir, aferrándome a su camisilla blanca.
Tomó mi mentón con una de sus manos y me hizo mirarlo a los ojos. Se lamió sus labios con una perversión que aceleró un poco más los latidos de mi corazón, antes de esbozar una sonrisa sumamente retorcida.
—Aquí mismo, duro y sin contemplaciones.
Mis palabras se ahogaron en su boca, pues ese beso tan posesivo y demandante no me permitió hablar.
Sus manos se apoderaron de mis senos, prestándoles abrigo y brindándoles la atención que tanto pedían a gritos. Mis pezones se encontraban tan sensitivos, que entre cada pellizco que dejaba en ellos, era una corriente que me atravesaba entera y se situaba en el medio de mis piernas, haciendo latir con fuerza el corazón que tenía entre ellas.
Masajeó, pellizcó y apretó mis senos entre sus manos mientras mordía y succionaba mis labios, calentándome a más no poder. Es más, él no necesita ninguna previa para hacerme humedecer. Su sola mirada lo logra, pues es sumamente penetrante
Descendió por mi vientre su mano derecha, con una lentitud que me hizo estremecer y retorcer bajo su poder. Me está tentando de una manera que no puedo resistir. Lo necesito en lo más profundo de mí, extinguiendo todo el fuego que está propagado en mis adentros. Nunca había tenido una necesidad tan grande como de ser llenada y acaparada por completo.
Solté una gran bocanada de aire, percibiendo sus dedos quitando cada botón de mi pantalón con una precisión y calma que me estaba enloqueciendo. Presionaba los dedos con la mala intención de hacerme vibrar y contraer el vientre. Mis paredes latían ansiosas por ser acariciadas.
Adentró su mano bajo mi ropa interior, deslizando uno de sus dedos entre mis labios, regando toda la humedad que se encontraba presenté entre ellos.
Su toque me venció, no pude controlar ese sonoro gemido que escapó de mis labios mientras realizaba una leve caricia con su dedo, guiándolo de arriba abajo sin prisa alguna.
—Abre los ojos y mírame —ordenó y mordí mis labios, haciendo lo que me dijo—. Eres endemonidamente hermosa.
Si ante sus caricias y sus besos sentía que flotaba en las nubes, que adentrara sus dedos de un solo movimiento en mí, me dejó con la mente en blanco. La fuerza con la que se hundió en mi interior, más esa presión que hizo al aguantarlos por dentro enloqueció todas mis hermanas a más no poder.
Sacó sus dedos con lentitud y volvió a adentrarlos en mi interior con fuerza, realizando pequeños círculos que prolongaron mi placer y me hicieron mover la cadera a su par.
—Estás tan mojadita, caliente y apretada —murmuró sobre mis labios, sin despegar su mirada de la mía—. En mi puta vida había sentido tantas ganas de hacer un completo desastre.
Abrumada por el placer que sentía y crecía más y más, acerqué sus labios a los míos y lo besé con furia, dejándome llenar por sus largos y expertos dedos, los cuales movía a su antojo en mis adentros, haciéndome retorcer y gemir.
Amaro movió sus dedos con rapidez, llegando a lo más profundo de mí. Su boca sobre la mía, sus dedos en mi interior y su otra mano brindándole atención a mi pezón edurecido me tenía en jaque. No podía dejar de moverme y de besarlo, pidiéndole más al gemir como lo hacía.
Guie mi mano entre nuestros cuerpos y froté mi clítoris, presa del placer que me recorría entera y hace mucho no sentía. Mi cuerpo pedía a gritos una liberación grande y sabía que se avecinaba ante la profundidad que sus dedos alcanzaban. El roce frenético me tenía al borde de colapsar, más con las atenciones que yo misma me hacía en ese pequeño detonante que hacía crecer mi satisfacción.
¿Cómo es posible que solo con los dedos me haga sentir que voy de camino al jodido cielo? Sus dedos se ajustan en mi interior a la perfección, como si estuvieran hechos a la medida.
Amaro se mordió los labios, viendo la forma en que me tocaba y aceleró sus movimientos, curvando sus dedos de una manera tan deliciosa que me hizo gemir por lo alto. No podía resistir un segundo más, mi corazón latía frenéticamente y las vibraciones en mi cuerpo se hacían cada vez más intensas. La liberación estaba cerca y él lo sabía, por esa razón fue tan malvado de mover sus dedos con mayor intensidad, haciéndome explotar como nunca lo había logrado nadie.
—Eres una tentación a la cual no me puedo resistir —presionó sus dedos en mi interior, mordiendo mi labio inferior y un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo—. Mis fantasías al fin se harán realidad.
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Irresistible Tentación[✓]
RomanceLo prohibido es irresistible, atrayente y sumamente placentero, y Brianna se dará cuenta de ello, cuando sus deseos más reprimidos y que ni siquiera sabía que existían, salen a flote ante una mirada sensual y capaz de hacerla vibrar...