Capítulo 16

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—¿Tu esposo es Daurella, el político, ese que está lanzándose para gobernante? —inquirió, escarbando lo que había en la caja con un esfero que sacó del bolsillo de su camisa—. Su puta madre, ¿qué mierda es todo esto?

—¿Qué cosa? —me acerqué a él, con la viva curiosidad de saber lo que había allí y le había causado tanta impresión.

Pensé que ver en vivo y en directo a Amir ser empalado por otro hombre mientras pedía más en un hilillo de voz sería suficiente sorpresa para mi corazón, pero no estaba preparada para las fotos que había en el interior de la caja. Eran fotos de Amir y Steven, una más retorcida que la siguiente, en posiciones que jamás en mi vida hubiera podido imaginar que se podían realizar a la hora del sexo, desnudos y con implementos que daban a entender que les gustaba jugar a diferentes roles.

Había una foto, entre tantas, que llamó mi entera atención. Era Amir, vestido de mujer, incluso tenía una peluca rubia muy larga y el rostro maquillado. Suponía que Steven estaba tomando la foto, pues, aunque no se viera su rostro, la pose en la que estaba Amir dejaba en claro que estaba de rodillas ante él. En su rostro había una expresión bastante sumisa, como un perro obediente esperando las ordenes de su amo.

Había una secuencia de fotografías de ese mismo encuentro, donde Amir se veía bastante lleno y ocupado. Pasé cada fotografía, viendo con sorpresa y asombro todo lo que hicieron. Mis ojos no daban crédito a lo que veían, definitivamente, ese no es el mismo hombre con el que me casé y conozco desde hace tanto tiempo. El Amir que yo conocí jugaba un papel bastante masculino, dominante y explosivo, pero ahora entiendo que nunca se termina de conocer a las personas.

La careta de ese hombre del que me enamoré y pensé que sería el amor de mi vida cayó al suelo. Ante mis ojos veo a un completo desconocido, demostrando lo que verdaderamente es por dentro. Si sentía ese gusto por un hombre y se siente tan satisfecho entre los brazos de uno, ¿por qué diablos se casó conmigo? ¿Por qué llenarme de promesas y de falso amor? ¿Por qué aparentar lo que no es frente a mí y nuestras familias? ¿Por qué, aun sabiendo que siente atracción por alguien de su mismo género, insiste amarme?

Si antes me encontraba con la cabeza vuelta un ocho, ver todas esas fotografías terminó de hacerme bolas. Antes de que el amor surgiera entre nosotros, fuimos grandes amigos. ¿Por qué nunca tuvo la confianza de hablarme sobre sus verdaderos gustos? Jamás lo habría juzgado ni señalado, todo lo contrario, hubiera peleado a su lado para que fuese libre, para que pudiera amar a quien él quisiera y no al que su padre aceptara. Si hubiera sincero desde un principio no estaríamos pasado por esta situación, donde ambos estamos atados a un sentimiento que quizás nunca existió entre nosotros.

—Creo que ya vimos suficiente —Amaro me arrebató las fotografías de las manos y las guardó en la caja—. Después de ver todo esto, voy a tener pesadillas por largas noches. Nunca debí dejarme dominar por la curiosidad.

Ahora fui yo la que se bebió un largo sorbo de la botella de vodka, queriendo sacarme del disco duro todas esas poses, expresiones y vestimentas que acababa de ver. Sinceramente no puedo salir del asombro, me cuesta creer que Amir tiene ese tipo de gustos, cuando yo pensé conocerlos todos.

—Mira —sacó una pequeña memoria y la puso sobre la mesa—. Esta cosita sí debe ser una bomba, te lo aseguro. Si las fotografías son clasificación para adultos, lo que contiene esta memoria es contenido clasificado y de alto riesgo.

—No entiendo para qué Steven me entregó esto —bebí un trago más de vodka—. No hacía falta que lo hiciera, si yo misma me di cuenta de que a Amir le gusta cantar y ser empatado.

—¿Quizás quería presumir que él si logró hacerlo feliz? Ya sabes, con eso que dicen que en el lugar más sagrado y que jamás debería ser explorado está el punto G del hombre.

—Pero es que no hace falta que me dé todo esto. Con estos ojos vi cómo lo disfrutaba y era feliz.

—No quiero saber más, por favor. Mis ojos acaban de sufrir un daño permanente e irreparable —me arrebató la botella y se dio un largo trago—. El hombre es libre de hacer lo que le venga en gana, pero Diosito no permite eso.

—Agradece que tú no lo viste en vivo y en directo.

—Y tampoco lo quiero ver —soltó una risita, batiendo la botella al aire—. ¿Otra?

—Por favor.

Seguimos bebiendo mientras hablábamos de cualquier otro tema que no nos recordara lo que había en esa cajita, pero por más que la ignorara, no podía dejar de pensar con qué propósito me la había dado Steven. Si ya los descubrí en pleno acto, ¿por qué me da todas esas fotos? Me hago una idea de lo que puede contener la memoria, más no entiendo para qué me pueden servir esas fotos y esos videos a mí.

Amaro y yo nos encontrábamos en mi auto, esperando que llegara el Uber que pedimos para poder irnos a casa. No sé cuánto bebimos, pero fue bastante, ya que me sentía mareada.

—No voy a darle mi voto a tu marido y no porque le guste la estaca, sino por estúpido —dijo, ladeando el rostro hacia mí—. ¿Cómo es posible que cambie a tremenda mami? Yo, con una mujer tan rica como tú, no dormiría durante toda la noche, menos con todas estas ganas que te tengo.

—¿Cómo? —enarqué una ceja, mirándolo con fijeza.

—Como lo escuchaste. Estás bien rica y te tengo muchas ganas, es una lástima que deba dejarlas guardadas para mí —atacó.

Sus palabras y cómo las dijo, la forma tan intensa de mirarme me hizo estremecer de pies a cabeza.

—¿Y por qué debes guardar esas ganas para ti, si las puedes descargar en mí? —contraataqué, sonriendo torcido.

Se me quedó mirando por unos segundos, antes de tomar mi pelo en su mano y acercarme a su boca, robando mis labios en un beso tan posesivo e intenso que me hizo imposible seguir el ritmo de sus demandantes labios Amaro es demandante y fogoso, así es como me gustan que sean los hombres.

—Mi padre me enseñó a respetar y ser todo un caballero con las mujeres —murmuró sobre mis labios, dejándome desconcertada por un instante—. Y pese a que ahora mismo tengo muchas ganas de faltarte el respeto, así como estamos, no va a quedar nada bueno. Me tienes bien encendido desde la primera vez que te vi, mujer, pero quiero hacerte de todo estando sobrios. 

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora