Capítulo 27

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Amaro

Miré a mis hermanos y a mi madre, mientras Will jugaba con la pequeña Salomé y mi padre leía por enésima vez la nota que salió de titular en el periódico. Debo estar cargado por un mono, no puedo tener tan mala suerte en la vida. Yo queriendo no salir untado y en un mínimo descuido, terminé en primera plana.

—William, lleva a Salomé al parque.

—Sí, abuelo.

En cuanto los más pequeños de la familia salieron, mi padre se quitó sus anteojos y clavó su mirada en la mía. No está contento y no es para menos, si es que su hijo mayor salió en primera plana y en una situación bastante bochornosa.

—Ustedes pueden hacer de su culo una coladera si así lo desean, pero jamás les di un mal ejemplo. Jamás me metí en sus vidas y dejé que fueran libres de tomar sus decisiones, así fueran buenas o malas, pero ¿entre tantas mujeres que hay en este mundo, no pudiste fijarte en una que fuese soltera? ¡Y para más inri está casada con un puto político! Acabas de joderte tú solito, Amaro. ¿En qué diablos estabas pensando cuando te involucraste con ella? ¿Acaso no les he dicho que lo ajeno se respeta y no se mira? A ti —señaló a mi hermano con la cabeza—, ¿te gustaría que se metieran con tu esposa?

—No.

—Y tú, aunque no tengas marido, ¿te gustaría que el pelmazo que tienes por novio se fijara en otra mujer?

—No, papá.

—¿Ves, Amaro? Hasta tu hermana lo tiene claro, pero parece que tú no —suspiró—. Querías reconocimiento por tu trabajo como mecánico, ¿no es así? Lo conseguiste, pero metiendo mano a una máquina que está ocupada.

 —¿Podrías callarte? —mi madre le cortó el rollo, rodando los ojos—. Cuéntanos, ¿quién es esa mujer? Nosotros no estamos aquí para echarle más ácido al limón, solo queremos saber lo que pasó y estar contigo dándote nuestro apoyo.

—¿Qué crees que pasó, mujer? Pues que aquí nuestro hijo metió el pajarito en la jaula equivocada.

Mis hermanos soltaron una risita que se apagó en cuanto mi padre los acribilló con la mirada.

Solté un largo suspiro, dándole una breve mirada al deportivo rojo que seguía en el taller y me recordaba un poco más de ser posible a esa mujer que no he podido sacar de mi mente ni de cada rincón de este lugar. A donde sea que mire, la veo a ella, desnuda, con la piel encendida, apretándome a más no poder y los labios entreabiertos, recibiéndome con total frenesí y locura.

—¿Ya terminaste con tus comparaciones extrañas, papá? —inquirí e hizo un gesto de fastidio—. En esa nota pueden cantar hasta misa, pero ella y yo sabemos cómo son las cosas realmente.

—¿Y cómo son? Tenemos bastante tiempo para escucharte, hijo.

—De eso me doy cuenta, porque hasta Will perdió clases.

—Por tu culpa y tu pajarito travieso —dijo mi hermana y reí, negando con la cabeza.

Todos estaban a la expectativa y curiosos por conocer algo sobre esa mujer que logró romper los buenos principios y valores que mis padres me inculcaron, por lo que no tuve más opción que volver a suspirar y contarles desde el primer día que la vi y quedé prendado de ella.

♡♡♡♡

—Los veo dormidos en los laureles. Con esas fotos y vídeos, hace tiempo ese man se hubiera quemado. Bri tiene la llave en sus manos y no se ha dado cuenta de eso.

¿Bri? Vaya, que rápido cambiaron las cosas. Pero mi hermana tiene razón en lo que dice, solo que a mí no me interesa lo que ella haga con esa cajita que me dio el amante de su esposo.

—Eso es algo que solo le compete a ella. Además, si Brianna realmente tuviera malicia, ya hubiera usado esas pruebas a su favor.

—O quizás es que no se quiere separar del hombre. Quizás todavía lo ama y tú solo fuiste quién le dio abrigo —agregó mi padre, como siempre siendo tan sincero y directo en decir lo que piensa.

—Bueno, como sea el caso, eso a mí no me importa. Entre ella y yo no existe absolutamente nada, es más, no pasó nada. La pasamos bien y hasta ahí quedó todo.

—Sí, y yo todavía me chupo el dedo. ¿No te das cuenta hasta dónde llegó el "no pasó nada", Amaro? Estás en la primera página del periódico, comiéndole la boca a la esposa de un candidato político mientras le pegas severa manoseada, aparte de eso, estás más tragado que mi media, porque conozco esa mirada en ti. Puede que las cosas no sean como las pintaron en el periódico, pero eso no quiere decir que lo hicieron bien. Debiste esperar a que ella fuera una mujer libre para enamorarla. Y ella debió separarse hace mucho, porque ese roscón lo único que está haciendo es usándola para ganar.

—Buenas tardes —oí una voz femenina y giramos el rostro hacia ella—. Vengo por el auto de la Sra. Brianna.

—¿Y Brianna?

—No lo sé, ella me pidió que viniera por el auto.

Todas las miradas cayeron en mí, mientras mi mente se quedaba en blanco. ¿Por qué no vino ella misma por su auto? ¿Por qué tuvo que enviar a Anita? Estaba muy dispuesto a solucionar las cosas con ella cuando viniera, además de eso, tenía muchas ganas de verla y de probar sus ricos labios una vez más.

Saqué mi teléfono y busqué su número, pero me arrepentí de último momento y volví a guardarlo en mi bolsillo, sobre todo al ver que mi familia no me quitaba la mirada de encima.

Anita fue hasta el auto de Brianna y la seguí, deseando preguntar por ella.

—¿Cómo está? —no pude contenerme por mucho tiempo.

La mujer subió al auto y se mantuvo un largo rato en silencio, antes de mirarme con fijeza y mantener una expresión seria en su rostro.

—Siendo completamente honesta, no se encuentra nada bien. Conozco a la Sra. Brianna desde hace muchos años,  aprendí a conocer sus estados de ánimos o cuando está ocultando algo importante. Desde que apareció en su vida, ella empezó a sonreír de verdad y no por obligación.

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora