Capítulo 38

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—¿Qué significa todo esto, Steven? ¿Por qué Brianna tiene bajo su poder todo esto? Espero tengas una razón válida y sólida, porque no me voy a tragar cualquier cuento barato y lleno de mierda que me eches. 

Muy pocas veces he visto a Amir enojado, y no es que sea violento y se vaya a los golpes, pero el tono de su voz se vuelve más gruesa y brusca. Pierde el pacifismo y la amabilidad.  

—Yo no le di eso a ella, sabes bien que te prometí que jamás lo haría. No tengo ni la menor idea de dónde sacó esas fotografías —se atrevió a decir, luciendo una expresión bastante afligida—. Todo eso lo tenía en mi computadora... 

—¿Qué coño estás insinuando? —reviré, perdiendo la paciencia—. Qué descarado y mentiroso saliste, cabrón. ¿Ya se te olvidó que fuiste a mi tienda y me pediste que no me divorciara de Amir hasta que no ganara las elecciones? Fue allí donde me entregaste la caja sin decirme qué era y para qué me la entregabas a mí. ¿Qué querías que hiciera con todas esas fotos y ese video? ¿Acaso querías que las llevara a la prensa o qué carajos? 

—Ella está mintiendo, Amir. Mi rostro también sale en esas fotos y en ese video. ¿Cómo pretendes que me voy a lanzar al agua yo mismo? 

Me dieron unas inmensas ganas de golpearlo, pero Amaro me detuvo. El maricón, como suele decirle, salió muy falso, hipócrita y mentiroso. ¿Cómo se atreve a negar que me entregó esa cajita en mi propia cara? Es un caradura cínico.

—¿Cómo tienes careta para mentir en mi propia cara, maldito cínico? Podrás tener los huevos de adorno, pero ten los pantalones bien puestos y di la maldita verdad —exploté, sacando de mi interior toda la rabia que había acumulado hasta el momento—. Me entregaste todo eso y no entendía por qué lo habías hecho, si yo misma los había pillado en pleno acto. Ahora, sabiendo la clase de malnacido y cínico que eres, entendí que me diste todas esas pruebas para que las usara en contra de Amir, ¿no es así? Pero la jugada te salió mal, maricón, ¿sabes por qué? Porque yo no soy una persona falsa ni deshonesta. Jamás le haría daño a una persona que quiero y aprecio tanto. Que mi matrimonio no haya funcionado, no quiere decir que voy a tirar a destruir a Amir, si es que no funcionamos porque la llama, el gusto y el amor murió.

—¿Vas a creer más en ella o en mí? Yo he puesto mis manos en el fuego por ti y he estado para ti cuando más apoyo necesitabas. ¿En dónde estuvo ella? Siempre te dio la espalda, no se preocupó por ti ni por tus necesidades...

—¡Cállate! —gritó Amir, transpirando furia—. Si hay alguien en esta vida que sea de fiar a ojos cerrados, esa es Brianna. No he conocido ninguna otra persona en el mundo que sea la mitad de lo que ella es. Conozco a Brianna desde que éramos unos niños, crecí de su mano y vi día a día como su corazón se hacía cada vez más bondadoso y puro. Eso fue lo que me enamoró de ella, que era transparente, sincera y con un corazón tan grande que estaba dispuesto a ayudar al que fuese —aunque lucía enojado, su voz salía llena de dolor—. No me vengas a decir todo lo contrario de ella, porque siempre ha sido una buena mujer y persona —lo miró con una fijeza que hacía tragar grueso—. Te voy a dar una última oportunidad para que digas la verdad, Steven. Piénsalo bien si vas a mentirme.

Un corto silencio se prolongó entre los presentes, pero no podía dejar de ver esa molestia e ira en la mirada de Steven.

—Eres tan estúpida —en lugar de responderle a Amir, me encaró a mí—. Tenías una mina de oro en tus manos y no supiste usarla a tu favor. ¿No tienes ni un poco de cerebro, mujer? De ti, hubiera aprovechado para hundir al hombre que no solo me fue infiel por años, sino que no me supo complacer como debía. Aparte de eso, descubrir que batea para el mismo equipo. Realmente pensé que tenías un poco de inteligencia e ibas a usar todas esas pruebas a tu favor, pero eres una pobre estúpida que se guía por el bien. Aprende a tener un poco de maldad en tu corazón.

No hubo necesidad de mirar a Amir para saber que la respuesta de Steven le había dolido, pues no podía quitarle la mirada de encima a semejante desvergonzado.

¿Cómo se atreve a decirme eso, cuando acaba de negar haberme dado esas fotos y vídeos?

De la misma rabia e ira que sentí fluyendo en mi ser, me solté del agarre de Amaro y le di una cachetada tan fuerte a Steven que mi mano ardió con intensidad.

Estaba muy dispuesta a darle otra, pero Amir me detuvo, sacudiendo la cabeza sin decir palabra alguna. Jamás me había atrevido a golpear a alguien y debo confesar que se siente tan bien, más cuando la frustración y la impotencia han estado retenidas en mi interior.

—¿Por qué? —inquirió Amir, ahora sí demostrando cuánto le dolía lo que había dicho y hecho—. Dime por qué lo hiciste.

—Porque me cansé de estar al pendiente de ti, de apoyarte en todo y no recibir el lugar que merezco. Me cansé de que todo debía ser a escondidas. No podía siquiera tomarte de la mano en un lugar público o darte un abrazo cuando más lo necesitaba, y todo porque tienes miedo de que tus padres se enteren de la verdad, de una verdad que has tratado de ocultar desde hace muchísimos años. Me cansé de quererte y no recibir el mismo amor de tu parte, porque debes compartir tu corazón con una mujer que ni siquiera te ha importado. Le diste el gusto a tus padres de casarte con tu mejor amiga, dejando en el olvido lo que en realidad deseabas. Siempre haces lo que tú padre te diga, eres su títere y no te quieres dar cuenta de ello. Me cansé de amarte a escondidas, Amir. Y, sobre todo, me cansé de esperar a que te divorcies de esta. Yo merezco más que sexo y promesas.

—Excusas de mierda —vociferó—. Cuando uno ama realmente a una persona, sería incapaz de fallarle. Te pedí que me dieras tiempo y entendieras que me encontraba en una posición difícil, y por más que me dijiste que siempre estarías para mí, solo pensabas en ti y en lo que deseabas. Si me dejé fotografiar fue por darte el gusto y era algo que solo nos pertenecía a los dos. De haber sabido que ibas a usar algo nuestro en mi contra, jamás lo hubiese permitido. Me fallaste y nunca podré perdonarte.

—Amir...

—No vuelvas a buscarme ni a llamarme, porque esta vez no voy a caer en tus malditos juegos. Eres un manipulador que ha sabido usarme a su antojo, pero con esto terminé de abrir los ojos y me di cuenta de la clase de basura que eres —Amir no esperó respuesta y se marchó de la casa, haciéndose el fuerte para no quebrarse delante nuestro.

Steven salió tras él, en un intento de detener a Amir.

Todo quedó en silencio y pensé con más calma y detalle lo que acababa de suceder. He de confesar que dudé de Amir, que hubo un instante donde pensé que él estaba detrás de todo lo que había sucedido y que solo era una estrategia para hacerse de más votos, pero ese dolor que había en su mirada no era fingido. Se notaba lo decepcionado y triste que se encontraba.

—Supongo que ya no iremos al juzgado, ¿verdad? —la voz de Amaro me sacó de mis pensamientos.

—Supongo que no.

—Bueno, tendremos que esperar a que se le pase la tusa a tu marido —su comentario me hizo reír, pero su reconfortante abrazo me sacó un suspiro—. Eres muy brava, pero déjame decirte que te ves endemonidamente sexi cuando sacas las uñas, mi diosa. Me ericé al escucharte decir todas esas malas palabras. No conocía esa fiera ardiente que habita dentro de ti.

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora