Capítulo 21

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Su reclamo me desconcertó por un instante. ¿Quién se cree que es para venir a reclamarme algo? Un papel todavía nos sigue uniendo, pero nuestros cuerpos y nuestros corazones se encuentran dirigiéndose por diferentes caminos, uno cada vez más lejos del otro.

Amir no me dio tiempo de reaccionar ni de responderle, cuando abrió la puerta del auto y me sacó por el brazo, usando más fuerza de la que debería.

—Que bajes de ahí, Brianna. ¿Quién es él? ¿Qué buscas haciendo todo esto?

—¿Qué mierda te pasa a ti? —me solté de su agarre, saliendo de mi sorpresa—. Tú eres el menos indicado para venir a hacer reclamos. No te los hice yo, cuando te encontré bien enzarzado y virando los ojos como la del exorcista, para que formes tremendo espectáculo por un beso. Te recuerdo que entre tú y yo no hay nada más que un estúpido papel que dicta que somos marido y mujer, pero los dos sabemos que estamos muy lejos de serlo realmente. 

Su rostro se puso de mil colores, no sabía qué responderme mi cómo mirarme a los ojos, por lo que aproveché para persuadirlo una vez más. 

—Amir, no nos compliquemos la vida con esto. Firma el divorcio y déjame hacer mi vida con quien yo desee, así como tú, que ya tienes a otra persona con la cual eres muy feliz. A mí no me molesta ni me duele que tengas a alguien más, te lo puedo jurar por la amistad que una vez tuvimos. Quizás nos quisimos mucho, pero no estábamos destinados para estar juntos hasta la muerte. Tú mereces ser feliz y yo también, y a tu lado ya no lo soy. 

—Esta conversación es entre tú y yo, no en medio de la acera y frente a tu... amante.

Miré a Amaro a mi lado, viendo a Amir muy fijamente y con el entrecejo fruncido. No se veía para nada contento, más bien se notaba molesto y que estaba a punto de intervenir. No me di cuenta en el momento que bajó del auto. 

—Tienes razón, esto nos compete solo a los dos, pero hasta ahora tienes tiempo de venir a la casa, así que aprovecho para hablarte ya que has ignorado las llamadas del abogado. No quiero hacer más largo este cuento. 

—Despáchalo —zanjó, dándole una mirada de cuerpo entero a Amaro, que me incomodó y perturbó sin razón—. Te espero adentro para hablar, pero procura no besarlo ni darle otras muestras de afecto aquí, donde somos un blanco para los periodistas.

Solté un largo suspiro en cuanto lo vi entrar a la casa. Quisiera entender un poco más lo que está viviendo y pensando, pero si él no me dice nada, ¿cómo pretende que lo ayude? Que quiera el divorcio, no significa que deje de quererlo. Pasamos bonitos momentos antes y después de casarnos. Lo quiero muchísimo y para mí es alguien muy importante, pero es que entre los dos ya no queda nada que rescatar. Una cosa es amar con todas las fuerzas de tu ser y otra muy diferente es la estima que le tengo.

Amir no es un mal hombre, él ha sido buena persona, siempre queriendo ayudar a los demás. Es buen amigo y consejero, alguien con una inteligencia única y con grandes proyectos en mente. Creo conocerlo, aunque me haya ocultado sus verdaderos gustos. La política lo ha convertido en un hombre totalmente diferente, ha hecho de él alguien que no es. No sé si su padre lo está presionando, después de todo, desde que salieron a la luz varios escándalos de algunos candidatos, su partido empezó a ir en picada. Por eso se unió con mi padre, un político que tiene mucho pueblo que lo apoya.  

  —No sé si sea correcto dejarte a solas con él —Amaro rompió el silencio—. Si te bajó de esa manera del auto, no quiero ni pensar lo que sea capaz de hacerte estando a solas. 

—No creo que Amir sea capaz de hacerme daño, él no es ese tipo de hombre.  

—Creías conocerlo y terminó siendo una rosca. En fin, si sucede algo, no dudes en decirme —tomó mi mano y dejó un suave beso en el dorso de esta—. ¿Sigue en pie la invitación que me hiciste? 

—Por supuesto que sí. En la tarde te envío la hora y la dirección del lugar —di un paso más cerca de él, muriendo de ganas de probar sus labios una vez más—. Te estaré esperando. 

—Ahí estaré —se mordió los labios, sin apartar su mirada de mi boca—. Aunque desee comerte la boca ahora mismo, la rosquita tiene razón en algo, y es que aquí nos estamos poniendo en bandeja de plata. No me gustaría ver que tu nombre esté en boca de las personas, ya sabes, los medios lo tergiversan todo. Yo quiero seguir siendo un donnadie, así que mejor me quedo con las ganas.

—No eres un donnadie —lo miré de arriba abajo, sintiendo la sangre caliente—, Eres Amaro, un ardiente mecánico con manos prodigiosas h habilidades incomparables.

—No me provoques, mujer. No hagas que caiga en la tentación, que de por sí ya es muy difícil resistirme a esa boquita tan deliciosa que tienes. Más bien, cuando la rosquita esté fuera de la zona, nos desquitamos bien rico.

Solté una risita, acercando mis labios a su mejilla y dejando un suave beso que le sacó un suspiro. Este hombre me tiene mal en todos los aspectos, no solo de la cabeza.

—Tú te me provocas, así que espero verte más tarde —dejé un último beso en su mejilla y entré a la casa, saliendo de esa burbuja de ensueño que Amaro crea para enfrentarme a la realidad con Amir.

Entré a la casa, quitándome los zapatos y dejándolos en la entrada del zaguán. Tiré el bolso sobre uno de los sofás y me quité el moño revuelto que me había hecho antes de que Amaro me bañara. Saqué mi teléfono y llamé a Anita, pidiéndole el favor para que se hiciera cargo de la tienda mientras tanto.

Amir no me quitaba la mirada de encima, analizándome de pies a cabeza mientras fruncía el ceño y hacia muecas de disgusto.

Me senté enfrente de él y su silencio, más su escrutinio empezaron a molestarme. Tengo mucho trabajo que hacer, así como un compromiso que atender. ¿Por qué tiene que aparecer en este momento que nadie lo necesita?

—Es tan simple, ordinario y básico. Ni siquiera se viste bien —volvió a hacer una mueca de disgusto—. ¿Qué tiene de bueno?

—Si te digo lo que tiene de bueno, vas a empezar a desearlo y créeme que ahí sí sentiría celos. Todo eso simple, ordinario y básico no te cabría en la boca ni por...

—Me quedó bastante claro —bufó—. Te mereces más, algo más... como yo.

—¿Viniste a hablar sobre con quién merezco estar o sobre nuestro divorcio? Tú tienes tu cuento con Steven y yo no te estoy juzgando, después de todo, eres libre para involucrarte con el que desees. No quiero tener problemas ni mucho menos entrar en una discusión innecesaria, ambos estamos mirando para sentidos contrarios, así que no le demos más largas a este asunto y seamos libres.

—Para ti es más sencillo, porque no tienes que enfrentarte a los señalamientos de las personas.

—Es que tienes que vivir por y para ti, no por lo que otros digan y piensan de ti, Amir.

—No es buen momento para un divorcio, menos cuando estamos a poco de las votaciones. Dame un poco más de tiempo y te juro que firmo el divorcio en cuanto termine la campaña, pero tendrás que seguir cumpliendo con tu papel de esposa.

—¿Con qué fin estás haciendo todo esto, Amir? ¿Por qué te empeñas tanto en querer ganar unas estúpidas elecciones? A ti ni siquiera te gusta la política.

—Solo tendrás que fingir por un tiempo, Bri. Hazlo por mí, por la amistad que tuvimos. Nuestros padres están enojados porque solicitaste el divorcio. Si no desistes, pueden quitarme todo el apoyo y yo realmente quiero ganar

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora