Capítulo XXIX -. Mamá cactus

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Itachi.

Ésto no puede ser posible... Se supone que es lo correcto, pero me siento tan culpable que desearía jamás haberme metido en ésto, ni ser yo quien tuviera que decir todo.
Temo por Deidara, no quisiera que le pasara nada, pero debe suceder.

Sasuke tenía razón, técnicamente, Deidara cometió un delito al no haber denunciado correctamente a Obito. Pero... dentro de mí, siento la necesidad de justificarlo lo más posible, de hacer que todo lo que vaya a pasarle sea menor que lo que pasaría si no fuera él. ¿Está mal que tenga esta preferencia por él?

Deidara sólo estaba asustado y amenazado, siendo buscado por la mafia, fue difícil encontrar la forma de hacerlo, pero sé que sólo eso no bastará.
Ahora estoy aquí, en mi auto ya dirigiéndome a casa. Hablé con los del refugio, con el consentimiento de Deidara podrá quedarse en mi casa, nada difícil.

Siento que mi teléfono suena y lo saco de mi bolsillo, es Izumi.

—¿Qué pasa? —le pregunto con desgano. Estoy demasiado cansado como para lidiar con llorar por ella, ya no quiero rogarle...

—¿Ya te conseguiste a otro?

—¿Qué? —pregunto descolocado. ¿A qué se refiere? No entiendo nada.

—Hay un hombre aquí en tu casa, dice no estás y que no me dejará ver a sus hijos.

—¿Por qué?

—Le dije que soy tu ex esposa y que necesitaba hablar contigo. ¿Qué le dijiste para que me odiara tanto? ¿Por qué dice que son sus hijos? ¿Tan rápido me cambiaste?

—No, claro que no. A lo que se refiere es que son sus hijos biológicos, pero no tenemos nada.

—¿Y qué hace en tu casa?

—Le permití vivir conmigo, no tiene casa y los bebés son suyos. Él los tuvo.

—¿Por qué dejaste que cualquier hombre viva en tu casa? Por un momento pensé que me engañabas con él, no tiene sentido lo rápido que salió.

—¿Por qué te importaría que estuviera con alguien más? —pregunto ya al borde del llanto. No quiero pensar en ella, no quiero saber nada, no quiero llorar. Sé que me ama, por eso me duele más que diga que me lo diga. Sé que es por eso...

—Acabamos de terminar, pero aun si fui yo quien quiso irse... Yo también me siento terrible... Aunque no estemos juntos, estarías traicionándome.

—Lo siento... De verdad no tengo nada con él, sólo es el padre de mis hijos. Izumi, espérame. Quiero volver contigo, y si es por mis hijos solamente significa que tengo esperanza.

—Me dijiste que íbamos a hablarle sobre eso a los niños hoy sobre el divorcio a esta hora, ¿dónde estás?

—Voy de camino, hoy fue un día difícil.

—Te esperaré afuera.

—Gracias, te veo allá.

—Bien. —cuelga.

Sé que dije que no le rogaría, pero mi corazón aún es suyo, todo de mí lo es. No quise perderla...
Llego a casa y la veo justo donde dijo que estaría. Estaciono el auto y me bajo. Ella se ve igual de hermosa como cuando me dejó... Pensar en ella me revuelve el estómago, pero no puedo hacer nada, sólo extrañarla.

—Buenas tardes, Izumi. —le saludo con voz neutra. No quiero mostrarle nada, sólo quiero irme a dormir y alejarme de todo el mundo. No quiero que vea mi tristeza, mi estrés, mi cansancio. A ella no le interesa nada de eso, además, me veré demasiado débil.

~ Destino ~ [ITADEI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora