Capítulo LIV -. Recuerdos

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Al terminar de desayunar, la familia ya se encontraba en la pastelería. Ambos bebés estaban asombrados con los múltiples colores y cosas que adornaban la pastelería, tanto que corrían de un lado al otro.

—¡Hey, vengan acá! —los perseguía Deidara molesto, pero sólo recibía risas y más velocidad.

De repente, los tres chocaron contra Itachi y este levantó a los bebés. —Mala suerte, siempre deben fijarse hacia dónde van. —sonrió.

—¡Hm! —se cruzaron de brazos al mismo tiempo los mellizos, recibiendo risas de los padres.

—¿Cuál les gustó? —los bajó aún tomándolos de sus brazos —. Vinimos a elegir un pastel, creo que sería lo mejor, ¿no?

—Chi pelo Hadu quedía expodal y vimos pateleds y vimos munchos bonitos dice quede uno de fesas pelo yo quedo uno de cocholate. —explicó Ryuu sin pausa alguna.

—¿Y qué les gustaría?

—Podemos tened abos y un patel de dos y así.

—Vi uno de fesas con cocholate, casi lo tido, ji, ji. —rio Haru.

—Ay, no, ten cuidado a la próxima. —dijo Itachi.

—¡Aquí está! —jaló del brazo a su padre y se lo llevó hacia el mencionado pastel, el cual Ryuu admiraba con felicidad.

Lo tomaron, pagaron y llevaron a casa. Deidara lo cuidaba en sus piernas durante el trayecto, pero Ryuu y Haru no podían apartar su vista del asiento tratando de ver el pastel.

—Gracias por ayudarme, era controlarlos o pagar el pastel. —le dijo Itachi con tranquilidad al doncel mientras conducía.

—No es nada, son muy inquietos.

—Sí, muchas veces es así. Tienen mucha energía.

—Puedo verlo, hm —rio y miró hacia ellos —. Mientras no causen problemas, está bien.

—Dicen que están en los terribles dos: cuando ya son más independientes, saben caminar, hablar, saltar, etcétera.

—En un salto arruinan un pastel de la pastelería.

—Puede ser —rio —. Lo mejor sería que no.

—¡No iba a tidad el patel! —chirrió Haru.

—A propósito no, pero dijiste que casi lo hacías. 

—Chi. —rio junto a todos.

En aquella carcajada compartida, Itachi tuvo un momento de lucidez, donde por el espejo retrovisor pudo ver con detalle las sonrisas amplias de sus mellizos, por algo tan simple... Como si estuviera todo en cámara lenta, pensó en montones de cosas al respecto en tan solo el segundo que desvió la vista del camino. Pasó a ver a Deidara y su expresión no era muy distinta a la de sus bebés, parecía que Ryuu y Haru eran calcas suyas.

Quedó hipnotizado viendo sus cabellos rubios paseándose por su rostro. Sintió sus mejillas enorrojecer, ¿siempre había sido tan atractivo? No lo sabía, pero esa sensación extraña en el pecho se mantenía. Estaba agradecido de que ahora sea parte de su familia, que todas las penurias que pasó el joven doncel lo hayan traído hacia él. Le quitó la mirada, pero a pesar de ello, en sus ojos estaba grabada esa imagen.

Estaba dudando, ¿acaso se volvía a enamorar? Justo cuando creyó que nunca volvería a pasar, Deidara se presentó ante sus ojos y capturó su corazón. ¿Cuánto tiempo llevaba "eso" guardado?

—¿A dónde vamos? —el mismo que lo llevó a aquella ensoñación lo había sacado.

—¿De qué...? —cuando volvió a prestar un poco más se atención a lo que hacía, se dio cuenta de que se había pasado algunas calles.

~ Destino ~ [ITADEI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora