Dos semanas habían transcurrido, Deidara se sentía prisionero de aquel hombre que decía amarlo. Quizá era porque no lo dejaba salir. Volvió a vivir otro infierno, pero esta vez en los brazos de lo que ahora era su ex mejor amigo.
Pasaban días en los que simplemente se olvidaba de él, en los que nisiquiera llegaba a casa. A pesar de ser su maltratador, no podía quedarse así. A veces sentía que prefería quedarse solo antes que estar con él, pero cuando pasaba lo único que quería era ver al menos la presencia de alguien más.
La soledad parecía más oscura cuando pasaba por ella.
Había perdido ya las ganas de llorar, al igual que su rostro había perdido el brillo que alguna vez tuvo. Se sentía desgastado, muchas veces no quería hacer nada por sentir un enorme vacío en él.
De nuevo lo perdió todo. Todo lo que se supone que había construido desde que fue derribado: una amistad con Iruka y Konan, la oportunidad de estar cerca de sus bebés, vivir una vida mejor... De nuevo fue Obito quien le arrebató hasta la libertad.
Estaba enfadado, pero poco o nada era lo que podía hacer. Curiosamente, cuando él estaba cerca, no era grosero ni lo trataba mal por haberlo arruinado; quién sabía lo que le haría si fuera malo con él, Obito era capaz de muchas cosas. Sus pensamientos anteriores decían que en cuanto lo viera lo mataría por haberse ido o lo golpearía, sin embargo, lo trataba con cariño, era consentidor y a veces romántico.
Aquel rubio asustado no podía aceptar todo eso, pero tampoco rechazarlo. Ese día, Obito llegó a él con un enorme ramo de rosas del rojo más vivo que había visto antes.
—Ya volví, mi Dei. —le sonrió.
—Hola.
—Te traje éstas, ¿te gustan?
—Son muy lindas. —acarició el pétalo de una.
—Tómalas, son tuyas. —se acercó a él.
—Gracias. —las tomó con timidez.
—Necesito tu ayuda.
—¿Para qué?
—¿Qué puedo regalarle a mis nietos-sobrinos?
—Eh... no lo sé, no he tenido mucho contacto con niños. ¿Dijiste que eran dos años, no?
—Sí, ¿por qué?
—Con algún juguete pequeño estará bien, o pañales si es que aún necesitan. Dicen que se ocupan bastantes y son caros.
—Seguro los hará muy felices, muchas gracias.
—De nada —le sonrió —. Oye... ¿puedo ir? Es en mañana y presiento que debo estar ahí, podrían ser mis bebés.
—No lo son, déjalo ya. No eres el único que tiene bebés.
—... Bien... —bajó la cabeza.
—No hace falta que hagas todo ésto, algún día los verás.
—Ellos cumplen años justo ese día y... no quiero pasar su primer cumpleaños lejos de ellos.
—Es el segundo, ¿de qué hablas?
—Estuve con ellos antes de que terminara el proceso de adopción, les di de mi leche y los cuidé antes de que me los quitaran... Pasé su primer cumpleaños con ellos y poco después fue cuando...
—Ya veo —lo abrazó —. Yo te ayudaré con todo ésto, no te preocupes.
—Gracias. —dijo sin creer por completo en sus palabras. Sabía que que debía confiar en él, no quería hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
~ Destino ~ [ITADEI]
FanfictionUn embarazo no planeado es lo que inicia esta historia, más específicamente, en el vientre de Deidara Kamiruzu, quien espera con ansias a contarle a su marido. Lo que no sabe son las consecuencias y preocupaciones que ésto le provocará a su amado...