~ Destino ~ [ITADEI]

Capítulo XIX -. Cumpleaños (Parte II)

—¿Itachi? —se acercó a él. Sasuke no era tan cercano, pero aún así tenía curiosidad de lo que había pasado, ¿no se suponía que su hermano tenía la vida perfecta?

—¿Sasuke? —se volteó a verlo. Estaba completamente estático, hacía varios años que no sabía sobre él.

—Hola.

—Te he extrañado mucho, hermano —le sonrió con amabilidad —. ¿Qué has estado haciendo? ¿Dónde estabas? —lo abrazó con fuerza.

—Me la he pasado bien, siento mucho haberme desaparecido tanto tiempo. ¿Cómo es eso de que tienes hijos con Izumi ya?

—Son adoptivos, pero sí, tenemos hijos. Aunque bueno... nos divorciamos hace poco. —susurró.

—¿De veras? —preguntó sorprendido. Siempre había pensado que Itachi tenía una vida perfecta, superando por mucho a la suya. Un divorcio no estaba en esa definición.

—Sí, pero no se lo digas a nadie aún. Yo lo haré cuando sea necesario. Mientras tanto, disfruta la fiesta. Quiero presentarte a mis bebés.

—Sería un gusto. —lo acompañó hacia donde estaban los niños: jugando en le arenero con la vigilancia de Mikoto.

—Son ellos, el pelirrojo se llama Ryuu, y el rubio se llama Haru.

—Son muy adorables —puso una media sonrisa y se hincó a verlos —. Hola, soy el tío Sasuke.

—¿Hm? —lo miraron confundidos.

—No te conocen aún. —rió Itachi.

—Entonces supongo que los visitaré más seguido.

—Hola, tío Sake. —le saludó Ryuu, seguido por Haru con la misma frase.

—Hola, Ryuu; hola, Haru. —les respondió —. ¿Cuántos años cumplen?

—¡Dos! —Haru le levantó dos de sus dedos.

—Qué bueno. Les traje un regalo.

—Gacias. —le sonrió.

Sasuke les devolvió la expresión. —Bueno, iré a ver al resto de la familia. He estado lejos mucho tiempo.

—Okii.

—Gracias por invitarme, Itachi. —se levantó, dirigiéndole la mirada a su hermano.

—Es todo un placer, te extrañaba.

—Lo mismo digo.

Fue una larga espera, pero después de algunos minutos, Izumi llegó a aquella fiesta, siendo recibida por Itachi.

—¡Oh, qué bueno que llegas! —abrazó con emoción a su –ahora ex– esposa.

—Sólo vine a verlos. Apártate.

—... Sí, lo siento —se separó apenado —. La fiesta es en el patio trasero.

—¿Sólo entrar y salir o me quedo?

—Lo que tú quieras, aunque preferiría que te quedaras.

—Mejor me voy pronto, no quisiera que se acostumbraran.

—Bien... —dijo desilusionado. La acompañó hacia el lugar, donde los bebés la recibieron con emoción.

—¡Mami! —dijo Haru.

—Feliz cumpleaños —les sonrió —. ¿Qué hacen?

—Jugamos con arena. —le lanzó un pequeño puño de arena mientras sonreía.

—Ah... qué bueno. —dijo molesta mientras se sacudía la arena del zapato.

—¿Quere jugar?

—No, gracias. Sólo vine un rato.