Capítulo IV -. Secreto

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—Volverá pronto... yo lo sé... —murmuraba Deidara mientras caía dormido al suelo. Ya era de madrugada y no había nadie a su alrededor. El frío lo mantenía despierto gran parte del tiempo, pero el sueño era tal vez más fuerte. Se rindió y quedó dormido.

Deidara.

Despierto, pero ¿¡dónde se supone que estoy!? Es algún lugar desconocido... Sé que es una habitación, pero no sé dónde está esta habitación. Cuando abrí los ojos, desperté recostado en una cama con sábanas y cobijas notablemente limpias.

Me levanto rápidamente y miro a mi alrededor con temor. Sigo sin saber nada, ¿ésto es un lugar seguro o no? ¿Estoy en peligro? ¿Me secuestraron? 

La puerta que está al frente se abre y Obito asoma por ésta. Entra y se acerca a mí. —¡Qué bueno que despiertas!

—¿Qué fue lo qué pasó? —casi juraba que me mantuve despierto, pero ¿por qué estoy aquí? Quizá Obito me trajo.

—Volví, pero cuando te encontré estabas dormido en el suelo así que te traje a casa. —sí, eso pasó.  

—Uh... sí —digo aún confundido —. Bueno, gracias. —le sonrío.

—Date un baño y bajas a desayunar, estás en mi casa. En el baño de aquí al lado te dejé un cambio que te quedará hermoso. —se va del cuarto y me deja solo. Al menos sé que es Obito, nunca me haría daño.

Ahora que lo pienso, nunca había estado dentro de su casa, y mucho menos en su habitación. En fin, me levanto y cuando salgo encuentro a un muchacho alto y de cabellos plateados. ¿Vive con Obito? No lo sé, tal vez sé menos de lo que creo.

—Buenos días, Deidara.

—¿Cómo sabe mi nombre...? —retrocedo un poco y lo miro desconfiado.

—No se preocupe, él me cuenta mucho sobre ti. Mi nombre es Kakashi, soy el sirviente de Obito. —¿desde cuándo es que Obito tiene sirvientes en su casa? Todo ésto es muy extraño. Le preguntaré mientras desayunamos.

—Está bien. Buenos días, Kakashi. —le saludo y me voy, pero no sé adónde, sólo estoy dando vueltas por el pasillo.

Escucho cómo Kakahi ríe y se pone frente a mí. —Puedo ayudarle a encontrar el baño si así gusta.

—Está bien. —digo rendido. Él me indica y yo lo sigo ahí. Se despide de mí y cierro la puerta. Tengo algo de curiosidad por la ropa que eligió Obito, así que la miro y no está nada mal, incluso me gusta.

Procedo a desprenderme de aquellas ropas sucias, bañarme y después cambiarme. Bajo con Obito y veo que él prepara el desayuno.

—Hola, Obito. —me le acerco.

—Hola, Dei —se voltea y me dedica una sonrisa —. ¿Te gustan los Hot Cakes? Lo siento, no soy muy bueno cocinando. —ríe nervioso.

—No hay problema. Hacía mucho que no comía nada muy apetitoso. —suspiro y me siento en el comedor.

—Bueno, entonces me encargaré de que sean deliciosos. —sigue con lo suyo.

—Cuando fui a bañarme encontré a uno de tus sirvientes: Kakashi. No me habías dicho que tenías.

—Ah, eso. Lo siento, son detalles tan pequeños que se pasan. Está a tu disposición, pídele lo que quieras. —dice mientras me sirve un plato de lo que cocinaba.

—Está bien —le digo para después empezar a comer. Siendo sincero, sí sabe a gloria. Es lo más delicioso que he probado en todo este tiempo... mi mejillas se ponen rojas y no me resisto a comer más —. No sé si sea por el hambre que tenía, ¡pero es genial!

~ Destino ~ [ITADEI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora