Aquel primer día buscando incansablemente a sus bebés era el mismo en el que Itachi saltaría a la fama al haber encontrado la verdadera identidad de Tobi.
Éste no mostró ni un poco de interés en el tema, fue Shisui quien le comentó con alegría lo que pasó. —Itachi, ¿ya sabes de las nuevas noticias? —se le acercó con orgullo cuando vio que llegaba de nuevo a la comisaría ya por la tarde.
—No, no he visto nada. —le respondió con seriedad, pasándolo de largo para ir a ver su tablero de pistas y sospechas en su oficina.
—Se suponía que éste sería un gran día. —le dijo con un tono de voz neutro, no quería meterse en cómo se sentía.
Había esperado durante años poder resolver ese caso, pero al tener la cabeza tan metida en encontrar a sus hijos no sentía nada en lo absoluto. —Lo sé, también pasé mucho esperándolo, pero ya no me importa. Si alguien pregunta, dile que no quiero ir a ninguna otra entrevista y mucho menos tener más interacción con nadie, ¿sí?
—Era justo lo que iba a decirte. —dijo sorprendido.
—Pues ya sabes mi respuesta.
—Itachi... Lo siento mucho...
—Está bien, no necesito tus condolencias. En cuanto encuentre a mis bebés con gusto voy, mientras tanto, no quiero que ni siquiera sepan quien soy.
—Desde ayer ya está publicado, ya no sólo por el noticiero en el que trabaja la entrevistadora que te tocó, sino que por muchos otros que en cuanto se enteraron de la noticia se movieron.
—Fantásico... —soltó un suspiro —. Me adelanté con la escolta personal hace poco, pero aún necesita que la aprueben. No sé si a Obito se le ocurrirá hacer algo peor o es todo, pero no quiero correr más riesgos.
—¿Dónde está Deidara? —preguntó al notar su ausencia.
—Me espera en el auto, le dije que seria rápido. Sólo vine a comprobar unas cosas aquí y ya... —miró con detenimiento aquella pizarra que contenía toda la información que tenía, buscando algo que pudiera ayudarle.
—Ya veo. Me sorprende que no haya querido venir.
—Oh, claro que quiso —sonrió —. Pero lo convencí para que se quedara. No es nada en especial, es sólo que necesito pensar con tranquilidad un momento.
—Entiendo, entonces lo mejor será que me vaya. Nos vemos, y mucha suerte con tu fama.
—Gracias.
Shisui salió de la habitación, dejando por fin solo a Itachi.
Se quedó pensando, pero Deidara estaba por todas partes. ¿Qué tan seguro era realmente que él estuviese ahí afuera, solo y sin ningún tipo de protección teniendo a Obito por las calles? Corrió hacia el lugar y Deidara lo miró algo sorprendido de su reacción, ¿había pasado algo importante?—¿Está todo bien? —le preguntó cuando abrió la puerta.
—Yo... sí, ven conmigo, me di cuenta de que no debería dejarte solo.
—Qué bueno. —le sonrió y se levantó. Ciertamente, se sentía halagado al tener la protección de Itachi.
Volvieron a entrar al lugar, pero la preocupación no disminuía. No había nada que pudiera ayudarles. Como siempre, volvieron a aquella casa en ruinas a buscar algo más, pero siguió igual.
Itachi y Deidara habían descubierto una nueva percepción del tiempo, ya que poco a poco iban pasando algunos días desde que Izumi entregó a sus hijos. Iba tan rápido pero tan lento a la vez...
Una semana y no tenían ni siquiera una pista de dónde o cómo estaban. Poco a poco, la desesperación iba creciendo por segundo. Cada día se había centrado en cierta rutina de búsqueda que empezaba a las 6:00 a. m. y acababa a las 11:00 p. m., cosa que no dejaba contento a ninguno. Incluso si dedicaban el 90% del día en eso, no había nada a su alrededor.
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~ Destino ~ [ITADEI]
FanfictionUn embarazo no planeado es lo que inicia esta historia, más específicamente, en el vientre de Deidara Kamiruzu, quien espera con ansias a contarle a su marido. Lo que no sabe son las consecuencias y preocupaciones que ésto le provocará a su amado...