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Tal y como Gemini predijo el día anterior, Fourth se levantó con su cabeza zumbando terriblemente y una presión horrible creciendo. Sentía todo su cuerpo caliente, además de sus cuerdas vocales inútiles y pobres. Era bastante obvio el mencionar que tenía fiebre o que su cuerpo se sentía como la mierda, pero era cierto, de todos modos. Se sentía como tal. Con su garganta siendo desgarrada por cada vez que tosía y su pecho emitiendo un horrible ruido en el momento que decidía respirar.

Estaba en la mierda.

Ni siquiera era capaz de moverse sin sentir que sus huesos iban a quebrarse uno a uno. Y esa fue la razón por la que no salió de su habitación en la mañana, también por la que tuvo al azabache aporreando su puerta.

Cuando Gemini se cansó finalmente de azotar la madera de su puerta y vio una opción más asequible el abrirla directamente, Fourth lo tuvo a un lado de él, junto a su cama, inspeccionándolo con su ojo crítico y analizador.

"Demonios, ¿te encuentras bien siquiera?" cuestionó el pelinegro.

Fourth no tuvo la fuerza para usar su tono de ironía con él, lo único que pudo hacer fue forzar su garganta a decir las palabras. "¿Luzco como tal?"

"No, definitivamente no..." Gemini masticó su propio labio inferior, llevando una mano a la frente del pelinegro para comprobar si su temperatura era tan alta como parecía. Jodidamente sí. "Mierda, Fourth, estás ardiendo."

"Me siento de ese modo..." arrastró las palabras como si éstas pesasen una barbaridad. Pero el sólo esfuerzo de obligar a sus cuerdas vocales a emitirlas, causaba una terrible quemazón en su garganta.

"Te dije..." Gemini suspiró hondo, antes de volver a decir. "Te dije que tomases un baño deprisa una vez llegaras a casa todo mojado por la lluvia. Pero te comportaste como un rebelde y no me hiciste caso. Es por eso que ahora estás así."

Fourth se quejó en una voz muy, muy baja. "¿Realmente no voy a librarme de tu estupidez humana ni siquiera estando enfermo?" siseó, haciendo una mueca de dolor al tragar saliva. "De todas formas, tampoco es como si tú deberías preocuparte o algo de ese estilo por mí. Sé cuidarme sólo."

"Sí, claro. Permíteme dudarlo en éstas condiciones." El pelinegro abrió la boca para decir algo más, pero Gemini simplemente le chistó. "No digas nada, va a ser mejor que no sigas forzándote."

"No creas que-"

"Silencio, Fourth. Dije silencio."

"Tú no me mandas, Gemi-"

Poniendo un dedo en mitad de sus labios, entrecerró los ojos hacia él. "De todas formas, ¿cuándo he dicho yo que no esté preocupado por ti?"

Fourth tosió antes de responder, de forma estoica. "Ya lo dije en varias ocasiones. Hechos significan más que palabras, tus hechos demuestran todo lo que no eres capaz de decir."

Gemini se relamió el labio inferior, dando pasos en reversa hacia atrás para salir de la habitación. Él no iba a tener de nuevo esta conversación. Definitivamente no iba a hacerlo.

"Hey, ¿a dónde vas?"

"Voy a llamar al padre de Prom para que me diga qué es lo que debo hacer"

Sin decir nada más (o dejarle decir al otro), Gemini salió de la habitación. El pelinegro permaneció con el ceño fruncido hasta que unos minutos después, su hermano mayor volvió a entrar, con una toalla húmeda en su mano.

"¿Qué es eso?"

"Ramen" ironizó el azabache. Cuando Fourth lo fulminó con la mirada, rió. "El señor mencionó que para bajar la temperatura es conveniente usar paños húmedos en tu cabeza. Así que eso voy a hacer."

Se acercó un poco más, apartando el cabello pelinegro de la frente adversa y colocando cuidadosamente la toalla allí. Fourth se quejó levemente por la sensación de la tela fría en su piel, pero no dijo nada.

"¿Has visto a Ford?" Preguntó el menor suavemente, barriendo sus ojos cansados por todo Gemini.

"Lo suficiente como para saber que no se encuentra igual que tú." dijo, acariciando suavemente el cuero cabelludo de Fourth. "Tranquilo, él está bien. Fuíste rápido cuando se trató de Ford..."

El pelinegro rió somnoliento, y bostezó.

"Siempre lo soy..."

"Sin embargo, cuando se trata de ti..." dejó caer el azabache, entonces Fourth lo miró directamente.

"Cuando se trata de mí no es importante en realidad." Murmuró, sus ojos apenas cerrándose por las caricias en su cabeza.

"Tú... Verdaderamente eres un gran hermano."

El pelinegro batió sus pestañas lentamente. "¿Eso es un cumplido?"

"¿Sonó así?" Fourth asintió. "Entonces lo fue"

"Gracias, supongo..." Se relamió los labios, acomodando un poco más su espalda en el mullido colchón.

Gemini asintió. "No es nada."

Pero la conversación no terminó allí. "Hago todo lo que puedo para conseguirlo. Sé que puede sonar cliché... Pero ésta familia es lo único que yo tengo. No hay nada más detrás de ustedes... E incluso si no tengo la misma sangre que Satang, Winny, o que Neo... yo daría mi vida por ellos. Porque son lo único que me importa."

El azabache cabeceó, su cabeza moviéndose de alante hacia atrás, señal de que lo estaba entendiendo.

"También son lo único que tengo... Y bueno, creo que también podría dar mi vida por ellos. Por cualquiera, en realidad."

Fourth rió suavemente. "¿Por cualquiera?"

"Ahá. Así es."

"Entonces... ¿también darías tu vida por mí?" cuestionó, con los pesados ojos luchando contra el intento de quedarse despierto un poco más. Al menos lo suficiente como para poder escuchar la respuesta de Gemini.

Sin embargo, sus molidos huesos, su garganta adolorida y la presión en su cabeza lo envolvió de nuevo en ese agujero negro.

Gemini ni siquiera hizo un esfuerzo por ocultar la sonrisa, reconociendo la respiración pesada de Fourth en el momento en que se durmió. Acarició su mejilla con total delicadeza y suspiró.

¿También darías tu vida por mí?

Esa pregunta había sonado tan inocente... Que pareciera como si fuese Ford el que la realizó. Pero no. Había sido Fourth. Mirándolo por sobre sus pestañas, con sus ojitos cansados y pesados. El mismo Fourth que constantemente se decepcionaba de él, luciendo vulnerable y pequeño, como si cualquier cosa pudiera hacerle daño.

"Serías el primero por el que daría mi vida, hermanito..." suspiró, alzando la manta un poco más hasta su cuello.

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