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Al día siguiente (luego de todo el drama de Ford corriendo fuera del salón porque su horriblemente malo hermano mayor lo estaba prácticamente obligando a perdonar al niño que lo golpeó), Fourth se encontraba ya descansado, unas buenas horas de sueño le habían sentado de maravilla, sin Winny llorando a media noche porque sus dientes le molestaban.

Preparaba el desayuno en la cocina alegremente, tarareando una canción que recientemente había escuchado en la radio, mientras lavaba los platos que habían usado todos en la noche anterior y ponía leche a hervir, sacando algunas naranjas para hacer zumo natural.

Sintió a alguien pasar detrás suyo, y en menos de un segundo tenía una respiración caliente en su nuca.

"Buenos días, hermanito." La voz ronca de Gemini sonó a sus espaldas, soplando en algunos cabellos de su nuca. Era irónica, y se notaba que había despertado hacía más bien poco. Fourth no respondió. "¿Cómo has dormido?"

Gemini tomó una taza que yacía sobre el estante encima de la cabeza de Fourth, pasando el brazo por encima del cuerpo de su hermano para poder alcanzarlo. Pero el pelinegro siguió sin emitir palabra, al parecer demasiado concentrado en lavar los trastos.

"¿Un gato se tragó tu lengua, hermanito?"

Más silencio, el azabache bufó. Rodando los ojos, Gemini dio un paso hacia atrás, soltando la taza junto a Fourth y tomando las caderas del menor entre sus manos, en un rápido movimiento volteándolo hasta que ambos quedaron frente a frente.

"¿Vas a permanecer callado como un cobarde toda la vida?" siseó, viendo como Fourth arrugaba la nariz.

Soltando un fuerte suspiro, el pelinegro finalmente habló. "¿Qué?"

"Eso digo yo, ¿no tenías suficiente con mencionar lo repulsivo que te parecía y el asco que me tenías, si no que luego de eso me dejaste en evidencia frente a Jane, que ahora me ignoras?" Cuestionó, su ceño frunciéndose y sus ojos entrecerrándose, al mismo tiempo que apretaba el agarre en las caderas de su hermano.

A Fourth le pareció demasiado graciosa la situación, porque no pudo evitar reír. "Ese es tu problema, Gemini, sólo te preocupas por ti y por tu imagen, ¿pero acaso pensaste en cómo iba a sentirse Ford cuando lo obligaste prácticamente a enfrentar a ese niño?"

"Ford no es el tema del que estámos hablando."

"En realidad, Ford o alguno de nuestros hermanos sería el único tema del que hablaría contigo, Gemini." mencionó Fourth. "Me demuestras día tras día que para ti existen cosas mil veces más importante que el modo en que tus hermanos se sientan. No estoy hablando de mí, pero no querrías ni siquiera saber cómo Ford se siente a cerca de ti luego de lo que le hiciste pasar."

Gemini ladeó una sonrisa sarcástica. "Apuesto que le comiste la cabeza a Ford para que me odiase, ¿no es así?"

Fourth soltó otra carcajada. No podía creer que pensase así de él.

"El simple hecho de que pienses eso de mí, demuestra lo poquísimo que me conoces. No tiene absolutamente nada que ver mi evidente negación a ti con eso, es además, todo lo contrario. Intento que no influya en ellos, porque no son yo, y claramente tú no los has tratado como a mí."

"Obviamente que no. No quiero repetir aquello que te hice con ninguno de ellos. Estuvo demasiado mal como para hacerlo de nuevo."

"No sabes cuánto me alegra oír eso." Replicó, falsamente. "Es gratificante ser el primero y el último al que arruines la vida para que tengas claro que no debes hacer exactamente eso." murmuró el pelinegro, revoloteando los ojos de forma cansada.

Gemini suspiró. "Lo siento, ¿de acuerdo? Sé que eso era lo que llevas años queriendo escuchar, y bueno, es obvio. Lo siento, Fourth."

Fourth casi vuelve a reír, ahogando la risa en mitad de su garganta.

"Realmente aprecio tus disculpas, pero después de tantos años como bien has dicho, no me sirven de nada. Te lo dije hace un par de días y te lo digo ahora. Para mí las palabras no sirven, quiero hechos."

Gemini chasqueó la lengua. "¿Y qué se supone que tengo que hacer para que me perdones de una vez?"

El pelinegro se encogió de hombros. "No es algo que yo deba decirte, siendo honestos."

"¿Entonces?"

"Tú verás lo que eres capaz de hacer con tal de obtener mi perdón."

Gemini asintió finalmente. "De acuerdo, me parece correcto..." hizo un mohín con sus labios, sonriendo mínimamente. "Te sorprenderé, hermanito."

La sonrisa de Fourth apareció en bastante poco tiempo, logrando así desconcertar al mayor, que admiró la hermosa curva en el rostro de Fourth, brillante y con dientes perfectos. Adorable.

"Espero que sea para bien."

"Por supuesto." El azabache concordó.

Fourth cabeceó, poniendo sus manos en los hombros del mayor y agrandando su sonrisa. Gemini lo miró más confundido que nunca, hasta que el pelinegro alzó su rodilla y golpeó contra la entrepierna de Gemini. Fourth notó como era soltado, escuchando su gruñido de dolor, y viéndolo llevar sus manos a la parte golpeada.

"¿Pero qué demonios, Fourth?" el azabache preguntó, con el rostro contraído por el dolor.

"Eso es para la próxima vez que se te ocurra besarme, hermanito." respondió, guiñándole un ojo y saliendo de la cocina para despertar al resto de sus hermanos.

[...]

Sentándose junto a Ford, Fourth suspiró. Había un enorme plato de tortitas en el centro de la mesa, una jarra de leche, galletas, cereales, huevos revueltos y tostadas.

"Al parecer, Gemini hizo de nuevo el desayuno" canturreó Satang, dándole un codazo amistoso en las costillas. El pelinegro bufó, rodando los ojos y tomando un tenedor.

El azabache salió del almacén pequeño en el que la comida se guarda, cojeando con una mueca de dolor surcando su rostro. Evitando la risa que luchaba por salir de su garganta, Fourth se mordió el labio, escondiendo la pequeña sonrisa.

"¿Por qué estás andando así, Gemini?" JJ preguntó, su ceño frunciéndose y mirando al azabache con confusión.

Gemini colocó las galletas de chocolate y la leche en polvo sobre la mesa, carraspeando y mirando por el rabillo de su ojo al sonriente pelinegro. Bufó, masticando su labio inferior antes de decir con voz rasposa: "Me golpeé la pierna con la mesa." masculló, poniendo un vaso y una jarra de zumo de naranja en la mesa.

"Ouch..."

Dejando el resto de cosas que faltaban en la mesa, Gemini finalmente pudo sentarse en la mesa, justamente frente el pelinegro. Fourth se aclaró la garganta, tragándose la sonrisa impertinente que amenazaba por escaparse. Se llevó un trozo de su desayuno a la boca, siendo rápidamente observado por el azabache.

"¿Te gustan los huevos?" Gemini preguntó, alzando ambos de sus cejas.

Tragando la comida en su boca, el pelinegro mostró todos sus dientes. "¿Y a ti?"

Gemini se atragantó.

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