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Fourth no pensó que alguien podía odiarle tanto con esa edad como ella lo hacía. Es decir, había vivido en carne propia y diariamente su relación con Gemini, pero eso ni siquiera podía asemejarse al modo en que Kapook lo miraba. La forma en la que, con el paso de los años, ella especulaba cosas sobre él, rumores absurdos que no tenían sentido. En resumen, Fourth no había tenido bastantes enemigos en la escuela, como para que en su propia familia también se hallasen.

Es por eso que el pelinegro no se encontraba ni siquiera un poco emocionado por el evento que estaban efectuando. No lo malinterpreten, él ama a su familia, pero ella es la excepción absoluta. Kapook es la única persona en todo el mundo a la que Fourth podría odiar con todo su corazón. Y tristemente, iba a estar ahí también.

Cuando ellos llegaron a Japón, tuvo una suerte increíble, porque en ningún momento de la ceremonia se encontró con Kapook, lo cual era bastante extraño porque la novia era su propia madre.

En el momento en que él vio una cabellera rubia aparecer de entre las personas, se tensó horriblemente, su cara probablemente demostrando la incomodidad en su interior, porque JJ lo miró bastante preocupado.

"Hey, ¿estás bien, Fourth?" le preguntó, frunciendo el ceño al notar en él un rostro demasiado pálido.

Al ver que el mayor no contestaba, dirigió sus ojos hacia donde miraban los del pelinegro, tan fijamente que daba miedo. Entonces, dio con la razón.

"Ah... Es por ella, ¿cierto?"

Fourth carraspeó. "Yo... y-yo estoy bien. Descuida."

"Es difícil creer que estás bien cuando tienes esa cara de cadaver." JJ hizo una mueca.

"Sólo déjalo, por favor."

"De acuerdo," aceptó. "pero voy a usar en ti uno de tus propios consejos, ¿te parece bien?"

Hizo un ademán con su mano, indicándole que prosiguiese con ello. "Adelante."

"Yo sé que es complicado, pero no dejes que te haga afecte lo que diga."

"¿Por qué asumes que me afecta?"

"Puedo recordarlo." señaló. "Cuando éramos más pequeños y ella te decía cosas horribles, siempre terminabas llorando. No era ni siquiera similar a como reaccionabas con Gemini."

Fourth lo miró, suspirando. "Lo acabas de decir, cuando era más pequeño. Ahora soy grande, ¿Ves? Sé cuidarme por sí mismo. Lo que ella me diga me entrará por un oído y me saldrá por el otro."

Eso era una cruel mentira. Demasiado cruel, incluso para él. Pero Fourth se había armado en ese modo a sí mismo; no pretendiendo que nadie pudiera ver sus debilidades o puntos flacos.

"Eso espero." Admitió el peliazul. "De cualquier modo, ella va a hacerte daño hasta donde tú se lo permitas, ¿lo sabes, cierto?"

"Claro que sí." se relamió los labios, soltando una respiración honda.

"Perfecto, porque se está acercando." El cuerpo del pelinegro se tensó aún más (si es que eso era siquiera posible, claro). "¿Estarás bien si me voy?"

"Sí, sí." inhaló, exhaló. "Tranquilo."

"¿Seguro?"

"Por supuesto, puedes marcharte, JJ." le regaló la sonrisa más segura y confiada que podía. "Gracias por preocuparte."

"No es nada. Para eso estamos."

Cuando JJ se disponía a marcharse, ella ya había llegado hasta ellos.

"Hola, JJ" saludó, mostrando una enorme sonrisa brillante. Que sería hermosa de no ser por toda la basura cruel y maquiavélica que escondía detrás.

"Hey." Asintió hacia ella con la cabeza, luego dio un paso hacia atrás.

"¡Fourth! Mi primo favorito" exclamó, rodeándolo con ambos de sus delgados brazos.

El pelinegro se prohibió a sí mismo rodar los ojos.

"Yo ya me voy. Nos vemos dentro, Fourth." Avisó JJ con una mueca. "Adiós, Kapook."

"Bye."

En el momento en que se encontraron realmente solos, se pudo escuchar el suspiro de Fourth.

"Ya no hace falta que sigas fingiendo. Puedes soltarme, se ha ido."

Kapook se separó de él como si le fuese a contagiar de lepra. "Al fin."

"Tampoco es como si todo ese estúpido teatro fuese necesario. Él sabe como eres realmente." La muchacha sonrió con evidente sarcasmo.

"Por supuesto que lo sabe. Tú te has encargado personalmente de hacérselo saber, ¿verdad, querido primito?"

Ese detalle de los diminutivos le recordaba jodidamente a alguien más.

"¿Yo?" Fourth se señaló a sí mismo. "De eso nada. Es mediante tus actos que se ha dado cuenta. Deberías de ser más discreta."

Kapook rió. Una risa amarga y llena de cinismo. "¿Debería hacerte caso a ti, primito? Un chico estúpido que después de diecisiete años sigue creyendo que su familia es real?

"Es real, de hecho."

Ella siempre lo atacaba del mismo modo. Tal vez porque le divertían sus reacciones o porque simplemente se quedaba sin razones para hacerlo sentir mal. Porque el único punto –realmente- débil de Fourth todos lo tenían muy a mano. Su familia.

"Por supuesto, lleno de niños de diferentes familias y con diferentes apellidos. Eso es una familia de verdad para ti, ¿cierto?"

Fourth la miró de frente.

"Eres consciente de que estás hablando de tu propia familia también, ¿cierto?" cuestionó con una de sus cejas alzadas, y la rubia rodó los ojos, aparentemente cansada.

"Tú no eres mi familia, Fourth" ella acarició su mejilla lentamente, su tacto quemando en la piel sensible del pelinegro, quien se apartó nada más sentirlo. "No llevas mi misma sangre. Nunca vas a llevarla."

"No todo es acerca de la sangre, Kapook." Susurró.

Kapook sonrió. Dulce por fuera, amarga por dentro. "Claro que lo es. La sangre, los genes, el vínculo... Los apellidos. Rasgos faciales. ¿Tienes algo de eso en común con cualquiera de tus hermanos?"

La respuesta era demasiado obvia.

"No."

"Debes sentirte realmente extraño cuando llamas a Win mamá. Porque él no es realmente tu mamá. No te tuvo en su vientre, no te vio ser un feo bebé cabezón. No eres un Vachirawit de verdad. Careces de nuestra sangre."

El pelinegro se prohibió a sí mismo derramar las lágrimas que picaban en sus ojos. Porque eso significaría demostrar que le estaba afectando.

"No es necesario que Win me tuviese en su vientre para saber que es mi mamá. La sangre no significa nada." Su voz se quebró un poco, pero continuó. "Él ha cuidado de mí desde que soy un niño, me ha dado un hogar, comida, seguridad. Me ha dado cariño. ¿No es eso lo que hace una madre?"

Kapook le dio una falsa mirada enternecida. "Oh, ¿he tocado una fibra sensible, primito?"

La primera lágrima se deslizó. "Quizás lo hiciste. Pero no me importa, ¿sabes por qué?" sorbió por la nariz y la miró fijamente a los ojos. "Porque yo tengo una familia que puede quitarme las lágrimas luego, alguien que me consuele. Incluso aunque no tengamos la misma jodida sangre. Ellos están ahí para mí, yo para ellos. Los tengo, pero, ¿qué es lo que tienes tú?"

Los ojos de la rubia centellearon con rabia, los de Fourth se iluminaron con aquello.

"¿Toqué una fibra sensible, primita?" masculló con ironía. "Tal vez tú sí tengas la sangre de los Vachirawit, pero estoy seguro de que no obtienes el mismo cariño que yo. Porque yo amo a mi familia. Tú sólo te amas a ti misma, Kapook. Eso es mil veces más triste que ser adoptado."

Dándole una última mirada filosa, Fourth abandonó el lugar. 

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