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De alguna forma, Fourth podía sentirse fácilmente cohibido bajo la atenta mirada de su hermanito menor Satang, a pesar de actuar como un niño pequeño el noventa y nueve por ciento del tiempo, canturreando por la casa y viendo Bob Esponja todas las noches antes de que los mayores le mandasen a dormir, contaba con un enorme poder sobre el resto para hacerles sentir incómodos o con la sofocante necesidad de contarle qué era lo que rondaba por su cabeza, en caso de Fourth, era una mezcla de ambas.

El pelinegro no sabía si se debía a sus ojos brillantes cual cervatillo, o al modo en que sus labios se fruncían cuando Fourth apartaba la mirada, llamando su atención silenciosamente, que él simplemente no podía no devolverle la mirada.

Fuese cual fuese aquella incógnita, aún Fourth estaba siendo escrutado por su hermano menor.

Y bueno, se había cansado de sentirse extremadamente nervioso por eso.

"De acuerdo, ¿qué quieres o necesitas, Satang?"

El castaño se encogió de hombros. "Nada, ¿por qué lo preguntas?"

"Oh, vamos. Estás mirándome como si tratases de leer en el interior de mi cabeza. Te conozco, Satang. Tratas de preguntarme algo mediante tu mirada." Fourth suspiró, sentándose recto en la cama y observando al menor. "Así que, ahora que tienes mi atención, dime. ¿Qué quieres?"

Satang sopesó sus opciones antes de hablar.

"Actúas nervioso."

"Claro que lo hago, no paras de mirarme así."

"No nervioso por mí, nervioso por algo más, como si algo te hubiera pasado pero luchas por ocultarlo. Suspiras a cada segundos y juegas con tus manos. Eso no tiene nada que ver conmigo."

Fourth miró a Satang como si acabase de resolver un misterio terriblemente denso.

"Oye, qué eres ahora, ¿un psícologo?" Miró su reloj, bufando. "Son las diez ya, date prisa, va a empezar Bob Esponja."

"Ahora actúas a la defensiva." El castaño señaló. "Definitivamente estás ocultando algo."

"Bueno, sí. ¡Tal vez lo estoy haciendo! Pero ni siquiera pienses que voy a contártelo a ti."

Satang elevó las manos por delante de su cuerpo, encogiéndose de hombros. "Nunca pedí que lo hicieses."

Fourth suspiró, asintiendo, pero no pudo quedarse tranquilo, ya que los ojos de Satang seguían complemente fijos en él.

"Yah, ¿por qué sigues aquí mirándome de ese modo?"

"Espero a que dejes de pensar que no vas a contármelo." Mencionó suavemente y de forma relajada.

El pelinegro tomó una respiración honda. Satang era un muchachito inteligente detrás de esa máscara de chico infanil. Eso lo hacía sentir orgulloso, excepto por las veces que usaba esa desenfundación de máscara en su contra.

"Vale, sí... Pasó algo, pero yo no estoy realmente seguro de que tú quieras saberlo."

"Por algo estoy aquí, ¿no?"

Fourth tomó otra respiración profunda. "Gemini me besó."

"Ah..." murmuró, pero rápidamente sus ojos se hicieron más grandes de lo normal, su boca formando una o perfecta, y seguido de eso, un chillido escapó de sus labios. "¡¿Qué?!"

"¡Silencio!" siseó el pelinegro.

"¿P-pero cómo pasó?"

"¡Ni siquiera lo sé! Estábamos discutiendo en la cocina sobre su horrenda personalidad, porque la hermana del niño que golpeó a Ford en el parque pensó que éramos pareja, entonces yo le dije que era bastante ofensivo para mí que alguien pensase eso." explicó, relamiéndose los labios y recayendo en la dicha situación. Tal vez aquello que dijo en su momento no estuvo del todo bien (incluso para ser Gemini), probablemente se hubiese pasado bastante. "Mencioné que era un bastardo..."

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