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Fourth sabía que era horrible cuando a un bebé comenzaba salirle los dientes. Lo sabía, porque él también ha sido un bebé, y había sufrido ese mismo dolor durante ese tiempo. Es por eso que sólo pudo suspirar, mientras se levantaba con pies de plomo al escuchar el llanto incesante de Winny. Trató de ser lo más silencioso y rápido posible, sólo para que todos en la casa no se despertasen por lo fuerte que el bebé estaba llorando, pero la habitación de Winny no quedaba precisamente cerca de la que él compartía con Satang, y el sueño en su organismo tampoco favorecía la velocidad de sus pasos.

Llegó al lugar en el que Winny se encontraba, acostado en posición fetal en su pequeña cuna y sollozando mientras con sus manitas apretaba su peluche favorito.

Fourth lo tomó entre sus brazos, acunando el diminuto cuerpo mientras susurraba palabras tranquilizadoras, con la única intención de calmarle. Frotó su nariz contra la del bebé y lo meció un poco. Con esas simples acciones, Winny paró de llorar, dejando escapar suspiros y inhalaciones pesadas, balbuceando cosas sin sentido y aferrándose al mayor.

"Estoy aquí, tranquilo mi amor..." le habló suavemente, acariciando la pequeña espalda con la palma de su mano, sintiendo como se relajaba ante su tacto y los balbuceos se convertían en pequeños ruiditos. "Te estaba doliendo mucho, ¿verdad?" preguntó, a pesar de que sabía que era imposible obtener una respuesta por su parte.

El pelinegro saltó levemente, su cuerpo levantándose un par de pulgadas del suelo y tragándose el grito que intentó resurgir de su garganta por el susto que le causó el sentir unas manos rodeando su cintura.

"Hey... ¿qué pasó?" Era Gemini, que se encontraba detrás suya. Su voz se escuchaba ronca y somnolienta, y el pecho pegado a su espalda le dejaba muy claro que una vez más, el azabache no utilizaba nada más que unos pantalones de pijama para dormir, hiciese la temperatura que hiciese. "Le escuché llorar, ¿se encuentra bien?"

"Sí" Fourth asintió. "Sus dientes están creciendo, por lo que es bastante doloroso para él. Pero no te preocupes, logré tranquilizarlo, puedes volver a la cama."

"No... Tú te has quedado ya muchas noches cuidando de él, ve a dormir tu ésta vez, me encargo yo."

Con el ceño fruncido y la sorpresa pintando todo su rostro, el pelinegro se giró, a sabiendas de que, aún en la oscuridad de la habitación, iba a encontrar sus rostros muy cercas.

"¿Estás bromeando?"

Gemini negó, tallándose el ojo. "En lo más mínimo." Aclaró. "Vamos, ve a descansar. Te hace mucha falta dormir, de lo contrario te vuelves una masa de amargura insoportable."

El pelinegro chasqueó la lengua con fastidio. "Vaya... Gracias por el piropo, imbécil."

"No es nada, hermanito, ahora dame a-"

Gemini fue silenciado, al momento en el que el más mínimo movimiento fue realizado, y el bebé comenzó a lloriquear de nuevo.

"Oh, mierda..."

"Esa boca, Gemini."

"¿Sigues queriendo besarla?" Cuando Fourth miró hacia arriba y Gemini soltó aquella estúpida frase, el cálido aliento chocó contra su rostro, y su respiración se detuvo por unos instantes.

Fourth agradecía profundamente la oscuridad en la que ambos se encontraba, así el mayor no podría burlarse ni hacer comentarios a cerca del vergonzoso rojo en sus mejillas.

"No seas t-tonto... Ya te dije que vomitaría."

Escuchó la silenciosa risita del azabache, sin embargo éste no mencionó nada más en concreto a cerca del tema. "Vamos, pásame al bebé."

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