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Fourth no podía aguantar aquellas saladas lágrimas deslizándose por sus mejillas. Por mucho que lo hubiese tratado, por muy fuerte que quisiera haberse mostrado frente a Kapook, el enfado, la tristeza y la impotencia lo habían consumido hasta el punto en que ahora sólo podía dejar que sus mejillas se mojasen con sus lágrimas amargas, mientras observaba el horizonte frente a él.

La gente a su alrededor bailaba, se lo pasaba bien, reían y comían. Pero él lloraba. Porque no podía actuar como que aquello que fue obligado a escuchar no le había afectado en absoluto. Lo había hecho, por supuesto que lo hizo. Él era más que consciente de su situación familiar. Estaba allí después de todo cuando sus padres lo abandonaron en un orfanato, con la promesa de que ellos volverían, pero que al final, nunca lo hicieron.

Podía lamentarse y decir que los extrañaba, que extrañaba a su familia. Pero su familia estaba justo allí. Lo que le había dicho a Kapook era cierto, la sangre no importaba. Al menos, no a él.

Sintió un cuerpo situándose justo al lado del suyo, y sorbiendo las lágrimas para mirar de quién se trataba, terminó por toparse con los ojos de su hermano mayor.

"Al fin te encuentro." Gemini mencionó, mirando al frente con las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir. No lo miraba. No hacía falta para saber el estado en que el pelinegro se encontraba.

Fourth clavó sus ojos en el horizonte. "¿Me buscabas?"

Gemini tardó un poco en responder, formando una mueca con sus labios y balanceándose en sus pies.

"Sí." Respondió luego de segundos que parecieron infinitos. Tomó una profunda respiración, finalmente observándolo. "Así que... ¿Llorando por una estúpida que no sabe lo que dice?"

El pelinegro rió amargamente. "Podrá no tener ni remota idea sobre lo que está diciendo, pero definitivamente sabe cómo hacer daño."

"¿Y por qué la dejas?" cuestionó, sus cejas alzándose.

"¿Huh?" Fourth lo miró. "No lo sé, ¿por qué la dejo? es absurdo. Pero simplemente no puedo evitar que me afecte."

"Deberías evitarlo. Eres el único que, a fin de cuentas, puede hacerlo."

No recordaba que su hermano mayor fuese así de inteligente. Hablando con las palabras malditamente correctas.

"Es difícil."

"Has hecho cosas mil veces más difíciles que ignorar a una niña estúpida que lo único que quiere es esto mismo," lo señaló. "herirte."

"Pues lo ha conseguido."

"No dejes que lo haga." Gemini musitó. "Ambos lo sabemos, tú eres mucho más fuerte que esto. ¿Qué dijo ésta vez? ¿Que éramos una familia rara?"

Fourth se encogió de hombros, apoyando sus codos sobre el barandal y entrelazando sus propias manos. "Algo así." Se relamió los labios. "Dijo que no éramos una familia real. Que no éramos verdaderos Vachirawit, no teníamos la misma sangre, y que debía de ser demasiado raro llamar 'mamá' a una persona que no te tuvo en su viente."

"¿Qué es esa mierda de «verdaderos Vachirawit»? ¿Se piensa que somos de la realeza o algo?"

"Quizás."

"¿Y eso es lo que te afecta?" Fourth asintió, sin mirarlo. "Por favor, Fourth. ¡Es absurdo! Somos una familia, lo sabes. Independientemente de nuestra sangre o nuestros apellidos. No... No importa que Win no nos tuviese en su vientre, porque nos amó, nos ama y nos amará como si fuese así." La voz de Gemini se suavizó en las últimas líneas

A pesar de que lo que su hermano decía era justamente lo que él pensaba, Fourth se mantuvo en silencio, no encontrando las palabras exactas para explicarse.

"No dejes que su mente cerrada te consuma, Fourth. Abre los ojos. Un padre no tiene por que ser necesariamente la persona que te da a luz. Un padre es aquel que se preocupa por ti, que te cuida, que te ama, que está ahí para ti en todo momento, viendo tus caídas y ayudándote en tus levantamientos. «Papá» Es sólo un término que muchas personas pueden atribuirse, pero al final, no todos llevan a cabo esa función."

"Lo sé..." La voz de Fourth sonó temblorosa y rota. "Es s-sólo que..."

El azabache suspiró, colocando una de sus manos en los hombros temblorosos del pelinegro. "Da igual si no tienes la misma sangre que cada uno de nosotros, después de todo, no eres el único. Pero eso no significa que no seamos familia."

Cada segundo que pasaba, y Gemini mencionaba más y más palabras, Fourth no podía dejar de sorprenderse. Usualmente, Gemini tenía la sensibilidad de un pepino y el cerebro de una lenteja, pero en ocasiones como ésta, demostraba que su pequeña neurona en crecimiento podía funcionar perfectamente si él mismo se lo proponía.

El pelinegro se giró hacia él cuando terminó de hablar, y contuvo la respiración, observándolo por un largo rato en el que simplemente sus ojos conectaron y no pudieron desenredarse.

Parecía que Gemini iba a decir más para romper ese silencio tan extraño (sin embargo, no incómodo, lo cual era bastante sorprendente) que se había formado entre ambos, pero Fourth se lanzó sobre él, rodeándolo con sus brazos y escondiendo su cabeza en el cuello del mayor.

Gemini pudo oler de cerca el exquisito perfume que su hermano solía usar únicamente en eventos importantes, además de sentir aquel cálido cuerpo amoldarse al suyo en perfectas condiciones.

Después de unos segundos en los que ambos no podían evitar sentirse extraños (pero correctos, de algún modo u otro, eso era desconcertante. Ya que, después de mucho tiempo podían estar cerca el uno del otro sin matarse), Fourth se separó lentamente y lo miró, una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro.

"¿Sabes? Tal vez ya no me parezcas tan odioso."

Gemini dejó escapar una risita, todavia con sus brazos en la espalda baja del menor.

"¿Es eso cierto?"

"Lo es,"

"Wow..." El azabache silbó, asombrado. "Primero apoyas mis ideas y ahora me dices que no me odias tanto. Un gran paso para un gran hombre. Me siento orgulloso."

Fourth soltó una carcajada. "Idiota... Nunca cambiarás."

"Ahí te equivocas, hermanito. Lo que he dicho también se aplica en mí. Ustedes son mi familia, por muy malo que haya sido, y son importantes para mí. Bright y Win son mis padres, incluso aunque no tenga su sangre. Neo, los gemelos, Satang, Winny y Ford han sido, son y serán -siempre- mis hermanos."

El pelinegro entrecerró los ojos, golpeando con su mano el brazo del azabache. "¡Hey! Gracias por incluirme también, estúpido." lo fulminó con la mirada, el humito saliendo de sus oídos cuando escuchó su risa. "Retiro lo dicho; eres muy odioso."

Gemini rió más, tomándolo de los hombros para detenerlo en cuanto vio sus planes de marcharse.

"FotFot, no te enfades... También eres importante para mí, y formas parte de mi familia. Pero yo hablaba en serio cuando creí ser demasiado obvio."

"Uh, ¿qué quieres decir?"

Gemini rodó los ojos. "Nada, olvídalo."

"¿De nuevo?" Fourth musitó.

"Si no te enteras de ninguna forma, ¿qué más puedo hacer?"

"Explicarme."

El azabache tomó una profunda respiración.

"Es imposible para mí verte como un hermano, Fourth. ¿Lo entiendes ahora?"

"¿Y por-"

Alguien lo interrumpió. Bueno, más bien, tres personitas lo hicieron. Pequeñas vocecitas que se acercaban a ellos correteando con pies chiquititos y enormes sonrisas.

"¡FotFot!"

"¡F-otFot!"

"¡Phi!"

Gemini bufó exasperado, soltando su agarre en la cintura del pelinegro y dando un paso hacia detrás mientras veía a sus primos pequeños llegar hasta ellos.

No importaba cuanto lo intentase. Jamás podría decirle lo que sentía a Fourth si seguía así, con él siendo demasiado distraído como para darse cuenta y con personas interrumpiéndoles a cada rato.

LionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora