💌 𝟐𝟑 💌

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Regina








— hola— hablo miko una vez Ari salió de la habitación.

—hola— le dije, y después de eso el silencio adornó el ambiente, era muy incómoda la situación, pues yo no sabía que decir y miko quería hablar pero las palabras no salían de su boca—¿cómo estás?— fui yo la que decidió cortar el incómodo silencio.

— bien... me asuste mucho, Regina— se asincero— pensé tantas cosas que te juro que en todo el vuelo solo me dormí para no sobrepensar.

— lo se, todos se asustaron, y lo siento solo.. no se que me pasó— mentira si sabía, pero no lo dire, no ahora.

— Regina, si es por lo qué pasó solo...

— no, victoria, mi ataque de ansiedad no fue por ti, fue por otra situación, se me junto todo y no lo hablé con nadie, y cuando menos lo pensé ya estaba en el suelo sin poder respirar.

— se que no es buen momento para hablar de lo sucedido entre tú y yo pero...

— eso no lo hablaremos aquí ni ahora.

— entiendo, solo quiero decirte que... todo lo que dije aquella vez era mentira, todo lo que tenga que ver contigo me importa, solo que los celos se apoderaron de mi y mi mente se nublo, actué de una manera inmadura y me arrepiento tanto.

— si, las dos— recalque la última palabra— actuamos mal, no quiero que te quedes con la culpa, pues ambas dijimos cosas que no queríamos— le sonreí y ella imitó mi gesto— ven aquí, dame un abrazo.

— te voy a lastimar.

— ¿eso es una excusa?

— claro que no, me encanta abrazarte pero...

— sin peros, María Victoria, deja de hacerte la del rogar— negó divertida y con mucha sutileza y cuidado se sentó en la camilla y me abrazo, pasando sus manos por atrás de mi cintura, mientras yo ponía las mías en sus hombros. Mentiría si dijera que no extrañe sus abrazos, en general a ella.

— te extrañe mucho, kiki.

— extrañaba que me dijeras así, por favor nunca dejes de decirlo.

— QUÉ ONDA PENDEJA... ay siempre arruino los momentos felices, una disculpa— mi mejor amiga apareció por la puerta, haciendo que Miko se alejara de mi un poco tímida y yo la viera divertida.

— no arruinas nada samy, bueno a veces si pero equis.

—¿así pendeja? a ver quien te cuida cuando salgas de aquí.

— miko.

—¿que?

— ¿que?

las dos hablaron al mismo tiempo, con caras sorprendidas por mis palabras anteriores. Ya hay que hacer que las cosas vayan volviendo a la normalidad.

—¿no me cuidarías si te lo pidiera?— vi a miko directamente a los ojos.

— claro que si baby, y si no me lo pides también.

— ey cabronas, sigo aquí, si quieren me voy.

— si vete.

— ¡REGINA!

— TU DIJISTE.

— mejor me salgo, más tarde vengo a verte de nuevo, chula, ¿okey?— asentí mientras ella le daba un beso en la frente. Fue en la frente pero yo lo sentí en otra parte.

en el corazón, cochinos puercos marranos, fue un gesto tan bonito que hizo que se me alterara todo mi sistema.

— eres una pendeja, sabes que pusiste habérmelo contado.

—¿el que?

— no te hagas la inocente, sé perfectamente porque te dio el ataque de ansiedad más feo de toda tu vida. ¿Ya se lo dijiste a Juan?

— no, y no se lo dire, lo preocupare más.

— sabes que tienes que hacer algo al respeto.

— no Samantha, esto lo tengo que arreglar yo sola, tengo que superarlo ya han pasado años.


































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𝐒𝐓𝐑𝐄𝐀𝐌 ʸᵒᵘⁿᵍ ᵐⁱᵏᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora