6. 𝑬𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒍𝒐𝒄𝒂.
Después de casi una hora, logramos atar a Alby a una liana y subirlo hasta casi la mitad de la pared.
El chico queda escondido entre las hojas y siendo de noche es casi invisible si se queda allí. Solo no tenía que despertarse.
Mientras tanto...
—Newt, ¿sabes por qué lo hizo?, ella no debería haber... —Newt interrumpe a Thomas.
—Escuchen, no sé por qué lo hizo, tengo una idea pero... no importa —Contesta el rubio, a Thomas, Chuck y Gally.
Mientras tanto...
Una pared, al final del pasillo, se mueve. Parece que se está abriendo. Minho empieza a hiperventilar y a tirarse hacia atrás en pasos lentos y pequeños. Supe que aquello era el laberinto cambiando, por el sonido, pero por el rostro del muchacho me doy cuenta de que es algo más que eso.
Me doy la vuelta y, en la lejanía, veo a un monstruo enorme, brillante, parece una araña o un escorpión.
—Hay que irnos, hay que irnos ahora —susurra Minho, me toma de la mano y salimos corriendo.
Corremos por un par de pasillos más allá y me suelta, doblamos a la izquierda, luego a la derecha. El monstruo nos sigue de cerca y siento que en un par de segundos nos alcanzaría.
—Minho, corre —Le digo al chico.
—¿Qué?
Me desvío de su camino, haciendo que el Penitente me siga sólo a mi. Doy unas vueltas a unos pasillos cortos y me encuentro con otra pared como la de antes, donde dejamos a Alby.
El bicho está por dar la vuelta al pasillo, entonces se me ocurre la idea de esconderme entre las plantas y enredaderas de la pared. Me tiro al suelo y ruedo hacia las plantas, ocultándome entre las raíces.
Las puntiagudas patas del Penitente llegan a mi y pasan justo por en frente. Contengo la respiración para que el monstruo no me escuche.
Cuando siento que ya se alejó lo suficiente de mi, salgo del escondite, miro a ambos lados y corro hacia donde creo que está Minho.
Escucho sonidos detrás de mi, el Penitente estaba volviendo justo hacia mi.
—Maldita sea, ¿por qué? —susurro y me cubro con una pared que hay en medio del pasillo.
El Penitente se queda unos segundos allí, parado al principio del pasillo, y luego se va. Miro despacio y camino hacia atrás, sin dejar de mirar el lugar donde el bicho se encontraba.
Otro quejido se oye en la lejanía, eso me hace salir del shock y me doy la vuelta para correr, pero cuando hago eso, piso algo raro y blandito. Levanto el pie y veo una sustancia viscosa, pegajosa y elástica, de un color verde agua casi transparente.
—Que asco —susurro.
Algo cae en mi hombro, me toco el lugar y compruebo que es más de aquél moco o baba asquerosa. Miro hacia arriba y doy un grito que me hace doler la garganta. Un Penitente baja hacia mi, aferrándose a las paredes, abriendo la boca para devorarme.
Corro y corro, sin saber por donde voy o hacia donde estoy yendo. Con el bicho pisándome los talones.
Una pared se cierra al final del pasillo, dejándome en un callejón sin salida. Suspiro y observo el lugar, mi única opción es intentar subir por las enredaderas que hay en las paredes.
Cuando me acerco allí, el Penitente da vuelta a la esquina y lentamente se acerca a mi, como un predador acechando a su presa.
Subo por las enredaderas y corro por la parte superior de las paredes que forman el laberinto, podía quedarme allí o seguir subiendo. Elegí correr por que el Penitente ya estaba casi sobre mi.
Llego al final del camino y el monstruo está detrás de mi, tenía que bajar pero no podía volver hacia atrás. Tomo carrera y salto hacia la pared de en frente, sujetándome de las enredaderas.
El Penitente cae justo encima de mi y el miedo hace que me suelte de las ramas. Empiezo a caer, intento sujetarme otra vez pero es inútil, sólo alcanzaba a agarrar hojas que se rompían al instante.
Caigo al suelo, acostada y golpeándome un poco la cabeza. El Penitente queda enredado en las lianas, aprovecho eso para levantarme y alejarme, sin dejar de mirarlo.
Siento que alguien me toma por el hombro y me giro dando un pequeño grito, del susto. Veo a Minho.
—Soy yo... tranquila
—Minho
—Estás loca, ¿sabías?... vamos
Ambos corremos cuando el Penitente parece que está a punto de liberarse. El laberinto empieza a moverse, a cambiar otra vez y el pelinegro apresura el paso.
—¡Esta sección se cierra, por aquí lo perderemos! —Me grita y señala el final del pasillo.
Veo que la puerta del final del pasillo se está cerrando, pero el Penitente dobla la esquina y corre hacia nosotros.
Minho sigue corriendo pero yo me quedo plantada en el lugar hasta que el monstruo se acerca mucho a mi, entonces corro hacia el pelinegro.
—¡Corre, Maia, no voltees! —Me grita Minho. —, ¡corre! —La pared se está cerrando delante y empiezo a dudar de si llegaré o no. —¡corre, novata, corre!... ¡Maia!
Paso entre las paredes, Minho me toma del brazo y me estira, es tanta la fuerza que hace que caigo sobre él, la pared está cerrada detrás de nosotros, con el Penitente a medio salir, aplastado.
Me pongo nerviosa al tener al muchacho tan cerca, me levanto rápidamente, intentando recuperar el aliento después de esa carrera.
Me apoyo en una de las paredes, acomodando mi cabello hacia atrás, tenía calor y estaba sudando. Minho me mira con miedo.
—¿Te picó?, ¿qué tienes? —Se acerca a mi, señalando mi pecho y cuello.
—No, no fue el Penitente, esto lo tengo desde antes de entrar al laberinto
—¿Por qué tendrías eso?, ¿Newt te envió a trabajar con los constructores?
—No, solo... bien, alguien del área me lastimó
—¿Qué?, ¿cómo fue que... —Minho suspira. —¿quién fue?
—No importa, ya pasó
—Maia... ¡¿quién?!
—Evan, un pelirrojo
Minho da un gruñido y le pega un puñetazo a la pared. Después me mira y niega lentamente.
—Bien, vamos hacia la entrada, llegaremos para cuando las puertas se abran, esta sección está cerrada, no deberían haber más Penitente por aquí
—Debemos ir a por Alby
—Cierto, bueno, vamos por él y después salimos del maldito laberinto
Mientras tanto...
Las puertas se abren y algunos Clarianos se amontonan en la entrada, esperando ver a Alby, Minho o a Maia. Ninguno de ellos está ahí.
—Te lo dije, Chuck, no volverán —Menciona Newt y todos se empiezan a retirar del lugar.
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El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|
FanfictionFanfic de la trilogía 'El corredor del laberinto'.