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13. 𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒍𝒐.

—Es mi culpa, yo les pedí que vinieran y... —La muchacha habla casi llorando. Suspiro y la detengo.

—Teresa, no creo que sea momento de ver quién es culpable... lo que hicimos o lo que no hicimos ya no importa... ¡mira esto!, ya nada importa

—Lo siento, lo intenté

—Te perdone, Teresa, de verdad lo hice —Cuando ella levanta la vista, asiento. No quería llorar y me estaba costando detener las lágrimas. Ya no tenía fuerzas para eso.

Thomas levanta la cabeza con sus últimas fuerzas y nos mira a ambas. Teresa se acerca y lo toma de las mejillas, junta sus frentes y el muchacho me toma de la mano, me acerco a ellos y junto mi cabeza con la de ellos, entonces los tres nos ponemos a llorar. Me separo un poco de ellos para secar mis lagrimas he intento ponerme de pie.

—Lo sé... te perdono —susurra Thomas y ambos se besan.

Sabía que ellos dos sentían cosas o que se traían algo raro. No sólo una amistad. No podía evitar pensar que Thomas la perdonó y ambos se dijeron lo que sentían, justo antes de que todo acabara. Suena muy pesimista de mi parte, pero tal y como están las cosas, este sería nuestro fin. El de los tres.

Me doy la vuelta, sin poder evitar pensar en el beso con Minho. No me había dado cuenta de que lo que sentía por él era algo más que una bonita y fuerte amistad. Ahora todo se estaba cayendo a pedazos y no podía evitar sentirme triste al pensar que ya nunca lo volveré a ver. No le dije que lo quería, no le dije que le correspondía. Ni siquiera había tenido tiempo de despedirme, sabiendo que podía venir al edificio de Cruel y ya jamás volver. Quizá fue por eso, precisamente, sabía que esto acabaría así pero no me despedí de nadie por que sabía que no lo soportaría, ni ellos. Quizá es mejor así. Decir adiós duele mucho algunas veces.

Suspiro y me giro hacia Thomas y Teresa, ellos siguen en el suelo. Ella esta arrodillada y tiene a Thomas sobre sus piernas, entre sus brazos. Acaricia su cabello y el chico cierra los ojos de vez en cuando, ya no soportando más.

Unas luces aparecen entre las llamas y el denso humo. La nave de Cruel se abre paso hasta el edificio.

—¡Teresa, son ellos! —Le grito a la muchacha y camino hacia ella.

La escotilla se abre y me agacho hasta Thomas. Lo levantamos entre las dos y casi sin poder caminar, arrastrando a mi hermano, avanzamos hacia la nave.

Veo a Vince y a Gally, ambos estiran la mano desde la altura mientras la nave baja o al menos lo intenta. El viento y el fuego no ayudan, mientras más nos acercamos, más difícil se vuelve el camino.

Llegamos a una distancia bastante buena de la escotilla y cruzo miradas con Teresa.

—¡Maia!

Le asiento entre lágrimas al grito de Teresa y ambas empujamos a Thomas hacia arriba, Vince lo toma de la mano justo a tiempo y con la ayuda de Gally lo suben a la nave la cuál se destabiliza y se aleja un poco.

Veo que Minho llega corriendo a la orilla de la escotilla, me mira muy asustado, tanto como yo lo estoy ahora mismo.

Gally y Vince se vuelven a estirar hacia nosotras. Minho parpadea rápidamente y se arrodilla, también estirando su mano.

—¡Salten! —Grita Vince.

Un misil se estrella contra el edificio de al lado, cae tan rápido que no me da tiempo a reaccionar. Teresa y yo caemos al suelo mientras este se rompe debajo de nosotras a una velocidad impresionante.

Me levanto del suelo con la ayuda de la muchacha. Miro hacia la nave, veo a Thomas tirado en el suelo, luego veo a Minho gritando que salte. Mi última mirada se la doy a Teresa que aún me sujeta del brazo.

La muchacha me mira y sonríe. No entiendo el por qué hasta que la escucho hablar.

—Cuida de Thomas por mi —Dice la muchacha entre la sonrisa.

Sin darme tiempo a hacer o a decir algo, la chica me toma con ambos brazos de la cintura y con un grito desgarrador me lanza hacia arriba mientras veo como el suelo desaparece. Levanto ambos brazos hasta que alguien me sujeta, veo a Minho allí, haciendo fuerza para subirme a la nave, solo le cuesta unos segundos.

Me acuesto en el suelo al lado de Thomas que me mira casi con los ojos cerrados, el muchacho se gira hacia abajo como puede y yo lo imito.

—¡No! —Grita Thomas.

El edificio se cae y Teresa también. Podría haber saltado pero solo se quedó allí, mirándonos mientras se pierde entre las llamas y el humo, al caer junto al edificio.

La nave se aleja rápidamente mientras algunas personas nos llevan hacia adentro. La escotilla se cierra. Veo a Thomas llorando a mi lado, alcanzo a tomarle de la mano antes de que se desmaye por completo y luego de eso, me desmayo yo.

Abro los ojos. Siento aire en mi rostro, más que eso, es viento. Veo que alguien me sujeta en brazos y camina bajo el cielo nocturno y estrellado. Escucho agua, cada vez más cerca. Dejo de ver las estrellas y paso a ver un techo celeste de metal, parece que me estaban metiendo en algún lugar.

Con miedo de que, de alguna forma, alguien de Cruel me hubiera atrapado, Miro hacia el rostro de la persona que me está cargando en brazos. Entrecierro los ojos y puedo ver a Minho. Sudando, con rostro preocupado he incluso miedo.

Apoyo mi cabeza en su pecho. Con el me sentía segura, en casa.

El chico se voltea al notar mi gesto pero su expresión de preocupación no cambia.

—Debes salir de esto, promételo —susurra hacia mi.

Mentalmente me sentía agotada, destruida y sin fuerzas para seguir. Físicamente es más de lo mismo. Estoy herida, cansada, destruida. Aún así, no iba a rendirme, mucho menos ahora.

—Lo prometo —susurro y mis ojos se vuelven a cerrar.

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora