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13. 𝑴𝒐𝒓𝒅𝒊𝒅𝒂.

Otro grito nos alarma, proviene del hueco que hay a nuestro lado. Nos quedamos alumbrando allí y sale una rata. Brenda suspira a mi lado y sigue a la rata con la luz de la linterna hacia el pasillo de adelante.

Unos pasos más allá, una mano pálida se estira hasta tomar a la rata, parece una persona por su silueta pero es muy feo y asqueroso mirar esa cosa.

Su piel es gris y viscosa, no tiene cabello ni ropa, unas venas negras recorren su cuerpo, salen por su rostro y se adhieren a la pared. No le importa nada y se aparta de allí, rasgando su piel, con la rata en la mano, la muerde y le arranca la cabeza. Otro de ellos comienza a gritar en la pared del frente.

Iba a gritar pero Brenda me tapa la boca con su mano, ambas estamos temblando del miedo. De los agujeros de las paredes comienzan a salir cada vez más bichos a pelearse por la rata. Nos damos la vuelta para correr pero nos encontramos de cara con otro de ellos que camina hacia nosotras y nos acorrala en una de las paredes de pasillo.

—Hasta aquí llegamos —susurra Brenda.

Levanto el arma y le disparo en la cabeza. Salimos corriendo de allí sin pensarlo por que el sonido alertó a los demás.

—¡Nos están siguiendo! —Grita Brenda, un par de pasos más adelante.

—¡Tenemos que irnos, corre!

Adelanto a Brenda y me dirijo hacia el túnel que vi, donde había una luz al final. Escucho como esas cosas nos siguen de cerca, nos están alcanzando.

—¡Maia, ya vienen!

—¡Sigue corriendo, Brenda, no mires atrás!

Al llegar a la luz que pretendíamos, literalmente veo que se termina el túnel, estamos a más o menos veinte pisos hacia arriba y estoy al borde de caerme. Brenda sigue corriendo y no alcanzo a gritar que se detenga, sus pies dejan de tocar el suelo, estiro mi brazo y alcanzo a tomarla, ella queda colgando y yo a punto de caer.

—¡No me sueltes!

—¡Sube, Brenda, ya vienen!

Estiro hacia arriba con todas mis fuerzas y cuando ella se pone de pie, los monstruos están a sólo unos cuantos pasos de nosotras.

—¡Ven, sígueme! —Dice Brenda.

La muchacha estira de mi brazo, subimos por un edificio que se estaba cayendo pero no pudo hacerlo por que el edificio de en frente lo detuvo, quedó como un puente, bastante inclinado. Tuerzo mi tobillo al pisar mal unos escombros, el mismo de antes, pero aún así no me detengo por que escucho que aquellas cosas que nos siguen ya han salido al exterior del túnel.

Nos colamos por un agujero hacia el interior del edificio, doblamos hacia la izquierda y seguimos escalando. Me doy la vuelta y sólo nos siguen tres de los, más o menos, quince que eran en el principio.

—¡Cuidado!

Miro hacia arriba al escuchar a Brenda gritar y está cayendo algo enorme, parece una nevera o algo así. Me aparto de milagro, eso le da a uno de los bichos y rompe las ventanas que hay debajo de nosotros.

Seguimos subiendo a velocidad lenta, el edificio está muy empinado y casi no hay por donde subir o sujetarse.

Llegamos a otro hueco, lo traspasamos y seguimos subiendo, esta vez por unas rotas y oxidadas escaleras de caracol. Los bichos saltan y la distancia que les llevábamos, se reduce.

Uno intenta tomarme del pie, me aparto y Brenda le da una patada. Lo hace caer del edificio, pero hay otro que nos sigue, entonces nos apresuramos a seguir subiendo, cada vez más.

Llegamos al final del camino y Brenda se toma de una escalera para subir al siguiente piso. La escalera se rompe y Brenda cae hacia atrás, rompe la puerta y comienza a caer, pienso que al vacío pero al final se choca con una enorme ventana. Se forman unas grietas pero no se rompe del todo. La muchacha no se mueve.

—¡Brenda!... ¡¿estás bien?!

—Si —Dice casi en un susurro.

—¡No te muevas, podría romperse el cristal!... ¡buscaré la forma de bajar!

La chica intenta pararse pero el cristal se agrieta más.

—¡Brenda, no te muevas!

Me cuelgo de la puerta y con mi pie, intento alcanzar lo que más cerca tenga, para ir bajando. Me suelto y me deslizo hasta Brenda, pero antes de llegar a ella, me sostengo de algo para no tocar el vidrio. Me giro hacia ella y la veo parada, muy asustada. Me sujeto de un caño y le extiendo la mano.

—Brenda, tu mano

Se estira hacia mi, pero no llega. En la puerta de arriba aparece el bicho y se lanza hacia la ventana.

—¡Salta! —Le grito a la chica.

Brenda no alcanza a saltar y cae con el monstruo hacia la ventana. Le da una patada he intenta tomarme la mano pero no llega por que la toma de las piernas y la arrastra hacia él. Le vuelve a pegar una patada pero el bicho regresa a ella, le muerde la pierna y ella grita de dolor.

Me suelto un momento, la tomo del brazo y me paro sobre los bordes de la ventana. Con un trozo de pared rompo el cristal, el bicho cae y Brenda también, pero la tengo sujeta de la muñeca.

—Te tengo, Brenda, te tengo —susurro, haciendo fuerza para no caer ni soltarla.

La subo y salimos por unas ventanas del costado. Vemos unas escaleras exteriores y bajamos por allí hasta la calle.

Veo que ella camina lento y su cara es de dolor, la habían mordido, si no es inmune, le pasará lo mismo que a Winston.

Me siento con ella, se levanta el pantalón y envuelvo una tela al rededor de la herida, para que no se desangre o se le infecte.

—Estarás bien

—¡¿Estaré bien?!... ¡me mordieron, Maia!

Levanto la vista hacia Brenda, un poco enojada. Me paro, la tomo de los hombros y la miro a los ojos.

—Escúchame bien, Brenda, no me importa lo que tenga que hacer, tu vas a estar bien... no eres nada positiva así que déjame serlo por ambas, ahora vamos a buscar a los chicos y a Jorge

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora