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3. 𝑵𝒊 𝒖𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐.

Winston asiente hacia mi mientras sonríe y Sartén da varias palmadas en mi hombro. Cuando me siento, al lado de Newt, este pone su mano sobre la mía y luego susurra.

—No sabes cuanto me alegra que estés viva

Sonrío al rubio, quito mi mano de abajo de la suya y la pongo arriba, dándole palmaditas en su mano.

Miro a mi alrededor y en la mesa del fondo, hay un muchacho, con la capucha puesta, mirando de manera sospechosa, apartado de todos. Como si no confiara en nadie.

—¿Qué le pasa? —Le susurro a Newt.

—No lo sé, los demás dicen que es muy raro y que lleva aquí casi una semana

Me levanto de la silla y un moreno me detiene, no sé quien es.

—Ni te molestes, no hablará contigo —Me dice, sin más.

A pesar de sus advertencias o consejos, camino hasta el muchacho y me siento frente a él, me mira confuso y sin decir nada, aparta su mirada.

—Hola, me llamo Maia —El no contesta. —, llegué hoy aquí y no pude evitar notar que... pareces no confiar en... esto... tu mirada se ve...

—No harás que cambie de opinión —susurra y vuelve a mirarme.

—No quiero eso, sólo era para avisarte que yo tampoco... ni un poco

Me levanto de la silla y vuelvo a la mesa de los chicos. Chuck sigue contándole a los demás como es que salimos del laberinto y Thomas también cuenta su versión de los hechos.

—Gally intentó pararnos, no quería que saliéramos pero luego nos dimos cuenta que lo habían picado

—¿Qué?, ¿Gally no salió? —Pregunto, metiéndome en la conversación.

—Lo siento, pero era él o yo... —Contesta Thomas. —el estaba delirando y tenía un arma, me iba a matar, dijo que yo tenía la culpa de todo y que...

—¿Qué? —Vuelvo a preguntar, esta vez en susurros. Sin poder evitar pensar en todos aquellos que no pudieron salir y los que murieron intentándolo, después de todo, casi fuí una de esas personas.

—El dijo que... ninguno saldríamos, jamás

—Thomas, yo... sobre este sitio... —La puerta se abre y entra Janson. —luego tenemos que hablar, es muy importante

—Buenas noches caballeros, señoritas, ya saben como es esto, si escuchan su nombre levántense de forma ordenada y únanse a mis colegas quienes los llevaran al ala éste con gusto, sus nuevas vidas están por comenzar... Connor, Evelyn, Justin, Peter, Alison, Squiwi, Franklin y... Abigail... no se desanimen, si pudiera llevarme más, lo haría con gusto, tal vez mañana llegará su momento, ahora coman

—¿A dónde van? —Pregunta Minho a los muchachos de otro laberinto.

—Muy lejos de aquí, que afortunados —Le contesta un moreno.

—A una granja, está protegida, no pueden llevarse a tantos de aquí —Termina de decir un pelinegro.

—¿Una granja?, ¿en medio del desierto? —Thomas me da un codazo por mis palabras. —, quiero decir, deben tener mucha tecnología para haber creado un lugar así, ¿no?

Miro a Thomas, tiene la mirada perdida detrás de mi, me doy la vuelta y veo a Teresa seguir a una mujer de bata blanca, por el pasillo de fuera.

—Teresa —Thomas se levanta de la silla y camina hacia la puerta. —, hey, Teresa... ¡Teresa!

Los guardias lo detienen y luego de intercambiar algunas palabras, que no escucho, el pelinegro vuelve a la mesa y comemos.

—Por favor, los nuevos síganme, los llevaré a sus habitaciones —Dice Janson.

Voy con Chuck detrás de los demás. El muchacho no había querido despegarse de mi y para mi eso no era ningún problema.

—Esta es su habitación, Chuck y Maia, a pesar de salir en diferentes momentos, estuvieron en el laberinto con ustedes, por lo tanto se quedarán aquí también

Todos entramos a la habitación y escogemos cama. Me siento en la de abajo y Chuck en la de arriba. Miro a Thomas y cuando la puerta se cierra, suspiro para comenzar a hablar.

—Thomas, tenemos que hablar, sobre Teresa —suspiro luego de hablar.

—¿Qué ocurre con ella? —Pregunta el pelinegro y nos ponemos bajo la atenta mirada de todos los demás.

—No recuerdo todo, pero lo que si recuerdo es que... ella estaba a favor de los experimentos, Teresa fue la que le pidió a Ava que me enviaran al laberinto, Thomas

—¿Qué?, no, eso no es posible, Maia, ella no... no, Teresa no sería capaz de hacerte eso, en mis recuerdos ella me dijo que te encerraron por agredirla y luego ya no supe más nada de ti

—¿Agredirla?, ¿yo?, ¿de verdad, Thomas?

—Eso me dijo ella, luego de dos años sin saber de ti, me dijo que te habían enviado al laberinto y que ella no pudo evitarlo, me enojé con Cruel y sé que hice algo en contra de ellos, no recuerdo el qué, pero por eso me mandaron a mi al laberinto

—Las cosas no pasaron así, Thomas, yo supe el plan del laberinto y no quise forma parte de eso, intenté avisarte, debíamos escapar de allí, pero Teresa hizo que me encerraran

—Pero ella no es así, no haría eso, tiene que haber una explicación para esto

Suspiro y me acuesto en la cama, mirando hacia la de arriba. Minho apaga las luces y todos intentan dormir. Parece que yo y Thomas somos los únicos que no podemos. El está en la litera de en frente, mirando hacia la nada. Un sonido metálico me saca de mis pensamientos y luego se oye un susurro.

—Tss, Maia

Thomas se sienta en la cama al mismo tiempo que yo, miro lentamente debajo de mi cama y veo al muchacho del comedor.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto y mi hermano también se agacha al escucharme.

—Shh, síganme

Me meto debajo de la cama y Thomas me sigue. Nos movemos agachados por dentro de un conducto de ventilación, doblo a la derecha y allí está el chico, esperándonos.

—¿A dónde se supone que vamos? —susurro.

—Nos lo vamos a perder

Al doblar a la izquierda, el nos espera, observando una rejilla en el suelo del conducto. Me acerco y miro.

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora