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9. 𝑻𝒆𝒓𝒆𝒔𝒂.

Salgo corriendo de la sala, alcanzo a Minho después de unos segundos. Casi entrando al bosque.

—Minho —Le digo al detenerlo del brazo. —, ¿qué pasó?, te vi en...

—Nada —susurra tristemente. —, debemos hablar del laberinto... ¡Thomas! —Miro detrás de mi y el pelinegro se acerca corriendo hacia nosotros. —, síganme —Dice Minho, cuando el otro chico llega a mi lado.

Caminamos por el bosque por varios minutos, en silencio hasta que Thomas decide romperlo.

—Oye, ¿a dónde vamos?

—Ya verán —Contesta el pelinegro, casi sin ganas de hablar.

Un par de minutos más tarde, una cabaña hecha de palitos aparece frente a nosotros. Minho entra el primero, luego Thomas y por último yo.

La estancia es circular, un poco oscura, sólo iluminada por los rayos de sol que se cuelan entre los palitos. Una sabana blanca, enorme, cubre una especie de mesa circular en el centro de la sala. Hay carteles de madera con cosas escritas, números más que nada.

—¿Qué es esto? —Pregunto en susurros.

Minho se acerca a la sábana, sin decir nada. La toma con ambas manos y de un tirón, la quita. Debajo de aquél manto blanco aparece un enorme círculo, hecho de palitos. Pasillos de diferente tamaño. Sé lo que es.

—El laberinto —Contesta Minho. —, completo

—¿Cómo que completo? —Pregunto sin dejar de ver lo que hay en la mesa.

—Si, Newt dijo que seguían haciendo mapas —Dice Thomas, apoyando sus dos manos sobre la mesa.

—No hay más mapas que hacer, yo mismo he recorrido cada centímetro, cada ciclo, cada patrón... si hubiera salida, ya la hubiéramos encontrado

—¿Por qué nadie sabe esto? —susurro.

—Alby lo decidió —Contesta Minho, después de suspirar. —, los demás necesitaban creer que había esperanzas de salir —Mira el cilindro de metal. —, pero tal vez ahora si hay esperanza. —Me da el objeto y lo tomo sin dudar. —Echen un vistazo —Pide el pelinegro, apoyando sus manos en la mesa, como Thomas. —, hace como un año, empezamos explorando estas secciones exteriores —Señala los pasillos más anchos y grandes. —, encontramos estos números, impresos en los muros, de la sección uno a la ocho, la forma en que funcionan es que cada noche, cuando el laberinto se altera, se abre una nueva sección, así que hoy la sección seis estaba abierta, mañana será la cuatro, la ocho y la tres, el patrón siempre es idéntico

Miro el cilindro y aún veo el número siete, en rojo. Suspiro y busco por el mapa del laberinto. Más allá encuentro una roca con el numero siete escrito en blanco.

—¿Qué hay de la sección siete? —Pregunto.

—No sé —Contesta el asiático. —, pero anoche cuando mataste al Penitente, la sección siete estaba abierta, así que debe ser de donde vino, mañana nosotros tres echaremos un vistazo

Clint y Jeff aparecen corriendo, la puerta está abierta entonces se asoman.

—¡Hey!, saben que no pueden entrar —Reclama Minho.

—Lo siento, es que... —Dice el moreno, agotado después de correr.

—Es la chica —El otro completa la frase.

—¿Ya despertó? —Pregunta Thomas.

—Si, algo así

Entonces todos salimos corriendo, después de que Minho cerrara la puerta de la cabaña. Hay varios chicos, por no decir casi todos, al rededor de la alta torre, en el centro del área.

—Chuck, ¿qué ocurre? —Pregunta Thomas, al llegar al niño.

El de rizos se está riendo, mirando hacia los chicos, mirando hacia la torre.

—Es increíble —Pronuncia entre las carcajadas.

Arriba de la torre, veo a la muchacha. Gritando desesperadamente y muy enojada, pidiendo que se alejen y la dejen en paz. Los chicos gritan y se cubren la cabeza con maderas, ollas o incluso sus propias manos. Me basta observar un par de segundos más para darme cuenta que la muchacha les está lanzando piedras desde arriba.

Me acerco a la torre, Minho me detiene, tomándome de la muñeca.

—¿A dónde crees que vas? —Pregunta en susurros, aún así, los demás se percatan de la situación y voltean a mirarnos.

—Soy la única chica aquí, aparte de ella, creo que prefiere hablar conmigo que con ustedes

El pelinegro suspira y me suelta. Camino hacia la torre y subo lentamente.

—No sigas subiendo, aléjate ahora que tienes oportunidad —Dice la muchacha.

—No te preocupes, soy una chica —Se queda en silencio entonces asomo la cabeza. Tiene un enorme cuchillo. —, wow, alto, de verdad que no te haré daño

Baja el cuchillo y me mira, de manera dura y sería. También noto que está asustada.

—¿Quién eres?, ¿dónde estoy?

—Soy Maia, esto es el área

—¡¿Por qué no me acuerdo de nada?!

—Es normal aquí, ninguno de nosotros recuerda nada, excepto un nombre —Me acerco a ella y lentamente tomo el cuchillo. —, ¿sabes cuál es tu nombre?

—Teresa

—Bien, bueno... te prometo que nada malo te pasará, hay buenas personas aquí y no eres la única chica, yo estoy aquí

Teresa asiente, más calmada y se acerca a mi para susurrar.

—¿Qué se supone que es este...

—¡Oigan!, ¡¿qué pasa allí arriba?! —Grita Gally desde abajo de la torre.

La pelinegra suspira y toma un par de rocas para lanzarlas. Sonrío al escuchar los gritos de los de abajo, tenía que admitir que es un poco divertido.

—¡Aléjense de nosotras! —Grita a mi lado, sin dejar de lanzar rocas.

—¡Oye, no, no!... ¡oye, soy Thomas!... ¡soy Thomas!

Teresa se queda quieta, deja caer la piedra al suelo de la torre y suspira. Se acerca un poco para mirar hacia abajo pero después vuelve a mi lado.

—¡Ahora voy a subir!, ¡¿okey?! —Grita el pelinegro.

—¿Puedo confiar en él? —Me susurra la chica.

—Si, puedes confiar en él

Teresa se sienta en una de las esquinas de la torre y mira el suelo. Bajo las escaleras, encontrándome con Thomas al pie, queriendo subir.

—¿Qué pasó?, ¿dijo algo? —Pregunta Gally.

—Se llama Teresa, creo que está asustada por que hay solo chicos

Esperamos por unos minutos pero no baja Teresa ni Thomas.

—¡¿Qué pasa allá arriba?! —Grita Gally, con los brazos cruzados.

—¡¿Va a bajar?! —Ahora pregunta Newt, cuando Thomas se asoma.

—¡Oigan, sólo unos segundos!, ¡¿si?! —Contesta el pelinegro.

—Okey, vámonos —Dice Newt y la gente se empieza a alejar del lugar.

—¿Todas están así de locas? —Pregunta Sartén.

—¡Oye! —Grito y golpeo su brazo.

—Bien, bien... —Da un par de golpecitos en mi cabeza. —tu eres la excepción

El Hilo Rojo: Maze Runner |Minho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora