Entre las nubes cargadas de agua la luna pudo verse, solitaria y alejada. El viento sacudía las copas de los árboles sin cesar, y la chimenea que mantenía una llama baja proporcionaba una luz tan ligera que apenas dibujaba siluetas en el suelo. El escritorio lleno de hojas, libros y velas lucía abandonado.Harry había despertado alrededor de las dos de la madrugada, sobresaltado y asustado por una pesadilla en la cual caía por un agujero oscuro de forma lenta e infinita, escuchando cómo la risa de Erik resonaba en sus oídos. Miró fijamente a la ventana después de dar un horrible brinco, su pecho se expandía y contraía por cada inhalación que daba. No recordaba haber llegado a su cama, pero ahí estaba, entre la seda y el sudor, con el recuerdo del armario y uno completamente diferente al que había obtenido después de que sus hermanos lo abandonasen. Cerró los ojos y llevó sus manos a su rostro, sin evitarlo, revivió la pesadilla que le hizo vivir Erik, como si no supiera el suplicio que fue estar en ese lugar nauseabundo donde su padre los castigaba cada vez que tenía oportunidad.
Empezó a sollozar en su cama de un momento a otro, justo cuando una nube cubría la luna plateada, dejándolo a oscuras. Su espalda dolía, la cabeza y su piel, al igual que el corazón, pero no de manera física a su pesar. Secó uno de sus ojos con el dorso de su mano y la llevó a sus hombros, donde se percató de los débiles vendajes que cubrían su omoplato, hechos por algún sirviente probablemente. Recordó el dolor grácil que lo enmudeció por un segundo cuando su espalda se estrelló con la pared del mueble y lo arañó como colmillos de lobo con los clavos. La estrechez de ahí dentro, asfixiante, tan seco por el polvo que se había condensado por los años que el armario estuvo cerrado.
Se hizo un ovillo bajo las sábanas y abrazó sus piernas, mantuvo la mirada en la ventana para intentar buscar consuelo allá afuera en el oscuro paisaje. Sin embargo, su silencioso llanto fue cortado abruptamente por los débiles golpes en la pared. Harry
volvió a quedar estático, la bilis de su estómago escaló por su garganta lentamente, arrancándole los tejidos. No podía estar pasando, él no pudo haber vuelto ahora, no después de tanto dolor que le provocó. Elevó la cabeza y miró hacia el espejo con sus ojos aun llorosos; de haber tenido poderes, hubiera deseado que su vista fuera más aguda.
Los golpes volvieron a sonar, suaves, demasiados tranquilos. Harry no respondió, simplemente quedó viendo la vibración estallar contra el espejo, asumiendo desde ya el destino fatal que lo acompañaba: La muerte. Tragó con dificultad y secó sus mejillas. Rendido.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, su voz sonó quebradiza y gangosa por el llanto. No hubo respuesta por un largo tiempo, hasta que esta llegó bajo un susurro.
—Vine a verte.
Sin entender como o por qué, su piel se erizó. La vibración de la voz se deslizó por las paredes, hospedándose cruelmente en sus oídos a modo de consuelo. No se había escuchado como los susurros de los días anteriores, tan diabólicos y fríos, este fue tranquilo, casi preocupado. Harry suspiró, sus manos sudaban debajo de sus mantas.
—¿Vienes a acabar conmigo finalmente, ahora que estoy vulnerable?
La persona al otro lado de su pared rio.
Es muy sensible y dramático príncipe, ¿lo sabía? —cerró los ojos y respiró profundo para no enfadarse. No estaba de ánimos para bromas como las de Erik. —Pero respondiendo a su pregunta... no, por hoy no.
"Por hoy no" repitió Harry mentalmente, al menos tenía la confirmación de que sí moriría en algún momento. No le tomó demasiada importancia y se acomodó de costado en la cama. Imaginó al hombre al otro lado, oscuro como la noche. No debería, pero algo en la tranquilidad que se creó en la habitación lo calmó. No había un aura pesada, el aire no se sentía denso como antes. Harry relamió sus labios, sus ojos se habían fijado otra vez en el cielo nocturno.
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Crsálida (LS)
FanfictionCuando el príncipe Harry queda sin herencia gracias a su padre, su vida se torna solitaria dentro del castillo, pero no es hasta que una noche se da cuenta que alguien vive detrás de las paredes de su hogar, que su vida amarga y silenciosa da un gir...