XLVIII: Resiste en la danza infernal

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El sol aún no aparecía por el horizonte, la noche continuaba sobre Ribëia, envolviendo a cada ciudadano con su manto invernal para que pudiera dormir en paz, sin embargo, siempre están los diferentes, los que, lamentablemente, tienen mala suerte. El olor espeso de algo que se quemaba despertó a Louis, lo asemejó con el mal olor del cuero y del carbón. Abrió los ojos, confundido, mientras una tos seca se escapaba de su boca y miraba a su alrededor ¿Qué hora era? No lo sabía. Había caído rendido en un sueño profundo después de hacer el amor con Harry.

Frunció el ceño, cuando, en su adormecimiento, pudo distinguir una nube gris flotar sobre ellos y gritos de mujeres en la lejanía. Buscó en el suelo por si una vela pudo darse vuelta, pero todo permanecía igual, la cera yacía esparcida en las viejas tablas. Al moverse, Harry se quejó y giró para continuar durmiendo. Louis lo ignoró, se puso en pie y caminó a la ventana con la esperanza de obtener la respuesta a lo que ocurría, cuando sus ojos, su cuerpo, quedó paralizado. Una extensa nube gris, la cual dejaba caer lo más similar a la nieve, rodeaba el castillo junto a unas enromes llamas que se alzaban hasta el cielo.

Retrocedió, absorto. El castillo se estaba quemando y posiblemente no había salida alguna para ellos al estar en la torre. La respiración le comenzó a fallar y por su mente, el nombre de Harry fue de un lado a otro constantemente. 

<<Reacciona>> <<Reacciona>> <<Reacciona>> 

El sabor a madera y tierra pronto se impregnó en su garganta, se le contrajo el estómago y la cabeza le dio vueltas. Louis cubrió su boca con la mano, incrédulo a lo que estaba contemplando. Debía sacar a Harry antes de que el humo denso comenzara a entrar por completo y los asfixiara.

<<¡Reacciona maldita sea!>>

Miró a su alrededor con desespero y sin pensar comenzó a coger su pantalón, zapatos y la camisa del suelo, la cual no pudo abotonar por el constante temblor en sus dedos. Escuchó que más personas comenzaban a gritar y ese fue el pie para que tomara una bocanada de aire y fuera a despertar a Harry, olvidándose por completo de todo lo demás.

Tragó con fuerza e intentó despertarlo con calma. No podía remecerlo y sumirlo al pánico, lo conocía bastante bien como para saber que se alteraría y el llanto no le permitiría escapar bien de ahí.  

— Harry, despierta, hay que irnos ya —besó su frente y movió un poco su hombro desnudo mientras abotonaba su camisa. — Harry emitió un quejido desaprobatorio de su boca. —Despierta, por favor.

—No. Todavía no.

— Harry.

Su garganta se oprimió, el pánico lo sentía detrás de su espalda, abrazándolo. Louis no le temía a muchas cosas, pero sería irracional no temerle al fuego, cuando este era capaz de arrebatar todo sin piedad. Miró a la ventana y movió más deprisa a Harry, pensando en qué pudo ocurrir mientras dormían, quien fue el causante de esta calamidad. Su lista no era extensa, por lo que solo un nombre estaba anotado ahí: Erik. 

—El castillo se está incendiando, levántate por favor.

Al pronunciar las palabras Harry abrió los ojos lentamente, bostezó y alargó el brazo para tocar la cara de Louis, pero al verlo tan afligido frunció el ceño. 

—¿ Louis? —se sentó y arrugó la nariz al sentir el olor, algo confundido buscó la causa de aquello y al ver a la ventana su rostro se desfiguró —¿Humo?... Louis ... ¿qué ocurre?

—Shh, no hay tiempo para preguntas, debes vestirte ahora — Louis recogió su ropa y lo ayudó a vestirse. Un pequeño chillido salió de la boca de Harry cuando sus piernas adoloridas comenzaron a moverse. 

Crsálida (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora