—No debió entrometerse —opinó Sebastian, con voz llena de enojo.
Estaba frente a Harry ayudándolo a ponerse su camisón para dormir. Apenas el sol se había ocultado, y un fino color anaranjado ya teñía el cielo. Se encogió de hombros, mientras Sebastian le untaba una crema con olor desagradable en las heridas de la mejilla. Sus ojos estaban hinchados y dos surcos grisáceos pintaban debajo.
—Ya me conoce, escuché la pelea y no pude dejarlo así.
—Si, su alma es demasiado noble. Una maldición en esta familia — Harry puso los labios en una línea. Sebastian siguió untando en la frente —. Todo empezó por que Philip le comentó a su hermano lo feliz que estaba la señorita Donna por su cumpleaños y por la fiesta que su padre se dignó a hacer a pesar de lo complicado que está todo — Harry escuchó atento, fijando la mirada en la ventana detrás de Sebastian. —. Su padre está loco, pero ya dio la orden a los guardias a descansar un poco. Por favor... —Lo condujo hasta la cama y lo ayudó sentarse.
—Creí que Erik golpeó a Philip porque temía estar solo. De ser así, no sería el único en esta familia.
—Su hermano es celoso, y si, su enojo por dinero va más allá. Teme a que Philip se vaya y que él se quede solo rondando por estos pasillos. Sus padres no dejarán de empaparlo en comentarios desagradables.
—Puede ser. Pero Erik sabe que esta familia tiene responsabilidades, yo también lo tengo ahora.
—Su hermano debería buscar una mujer ... —Sebastian tomó aire, casi rendido. — ... pero me gustaría que se acercara a usted más que una chica que pueda salir lastimada. Sin embargo, todos sabemos cómo terminaría eso. Tiene miedo a ser adulto.
—En un desastre —susurró para sí, a la vez que entrelazaba sus manos sobre su regazo. Sebastian asintió para sí mismo y giró sobre sus talones para abrir la cortina.
El sol ya no estaba y las nubes nevadas dejaron de verse por la oscuridad.
—Lo sé, estaré al tanto de la situación. Lo lamento mucho príncipe por este castigo, pero es mejor obedecer a su padre — Harry negó mientras miraba al ventanal —. Con su permiso.
—Gracias Sebastian.
Escuchó la puerta abrirse y luego la llave que le indicaba que la puerta estaba cerrada por fuera. Era definitivo, no podría salir ni en sueños. Pasó las manos por su rostro y luego por el cabello. Sin percatarse de que mientras pensaba y se ahogaba en su tristeza, Louis abría la puerta de la pared y entraba despacio a su cuarto.
Cuando sintió el frio acariciar su espalda giró la cabeza, encontrándose con aquella mirada penetrante sobre él. El ceño de Louis estaba fruncido y las manos yacían empuñadas debajo de la capa. Cerró la puerta un poco para que el frio no se adentrara y caminó hacia él, se sentó a su lado en la cama, posicionando su mano sobre su rodilla posesivamente. No le importó pedir permiso a tocarlo, en su mente solo veía la imagen de Harry tirado en el suelo.
—Te golpearon —dijo con voz ronca, un leve deje de rabia se percibió entremedio —. Te escuché gritar y gimotear... mira cómo ese malnacido te dejó —Los dedos de Louis le apretaron aún más la rodilla. Harry tensó los labios e intentó apartarlo, pero al hacerlo, el agarre se acentuó. Abrió la boca para decirle que no estaba de ánimos para una discusión, pero quedó en silencio cuando la mano contraria de él lo tomó por la mandíbula con cuidado. Clavó su mirada en la de él, llevándose la desagradable sorpresa de que Louis observaba su maltratado rostro. Ante la inminente sensación humillante, un puchero comenzó a aparecer sin su consentimiento. Fue rápido el momento en que sus verdes ojos se cristalizaron, los cuales cerró para no llorar. Estaba apenado, triste, avergonzado. Sintió la mano en su rodilla aflojarse y los dedos en su rostro dejar suaves caricias. Se apartó apenas tuvo oportunidad.
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Crsálida (LS)
FanfictionCuando el príncipe Harry queda sin herencia gracias a su padre, su vida se torna solitaria dentro del castillo, pero no es hasta que una noche se da cuenta que alguien vive detrás de las paredes de su hogar, que su vida amarga y silenciosa da un gir...