XLI: Mariposa blanca

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La situación de en el castillo poco a poco empeoró. Se sentía como una historia de terror. Gritos y demasiadas preguntas rondaban de un lado a otro, como espectros carcomiendo lánguidamente la tranquilidad y felicidad vivida en la fiesta pasada.

Al otro lado de las paredes, gimoteos y lamentos provenientes de los sirvientes, hacían que la piel de Louis y Harry se erizara mientras caminaban por el pasadizo de vuelta a la habitación. El príncipe no evitó acercarse a Louis cuando doblaron por uno de los pasajes, se sentía mareado y fatigado. Quería alejarse, enfurecerse, pero las pocas fuerzas que aun poseía se lo impedían. Se abrazó a sí mismo para no abrazarlo a él, cuando el estruendo de un plato siendo lanzado contra la pared hizo a ambos dar un brinco. Harry respiró hondo, el aire condensado enfrió sus pulmones.

—Esto me hace querer vomitar —gimoteó, limpiando sus ojos a pesar de no tener nada en ellos. Louis entrelazó su mano con la suya y volvió a caminar.

—Debes ser fuerte. No tienes la culpa de nada.

—No, porque tú la tienes —susurró, negando para sí mismo con notoria decepción —. No logro entender cómo es que aceptaste jugar en esto, aceptar usar a Teresa como carnada para el plan — Louis apretó la mandíbula, pensó en no darle más vuelta al tema, pero Harry necesitaba una aclaración sobre todo el asunto. No detuvo el caminar, pero si apretó la mano del príncipe para calmarse y comenzar a explicar.

—No conoces a Sebastian del todo, no conoces la insistencia que guarda dentro de él — Harry frunció el ceño y dejó de caminar para rodearlo, sintiendo el pecho oprimido. Louis quitó la mirada de sus ojos cuando lo tuvo frente a él, avergonzado —. Me insistió para hacer esto a pesar de que me reusara, me amenazó... dijo que no volverías a ser el mismo cuando yo muriese si era encontrado por los guardias en el laberinto, es lo único que puedo decirte —bajó la mirada al suelo, pasando saliva. Harry aligeró su semblante al ver que, por primera vez, no había engaños en el rostro de Louis, la falta de brillo y astucia en sus ojos le confirmó que se arrepentía y que en verdad fue víctima de los juegos de Sebastian otra vez. Ladeó la cabeza y estrechó sus ojos en dolor, sintiéndolos llorosos. Quería ceder, perdonarlo, pero Louis debía comprender de alguna forma que sus actos nunca lo llevarían a una victoria sin dañar a alguien inocente. 

—Está muerta —volvió a decir, soltando su mano. Louis cerró los ojos al percibir el frio envolver sus dedos, podía soportar aquella confirmación por parte de cualquiera, pero que Harry se lo refregara en el rostro, se sentía como miles de cuchillas atravesando su piel hasta perforar su corazón para rasgarlo en miles de tiras. Se sintió acorralado, estúpido, egoísta —. Tu y Sebastian la mataron. 

Louis calló unos segundos, asimilando las frías palabras de quien él había empezado a querer de mala gana. Del príncipe al que todos lastimaron y que, aun así, se mantuvo en pie sin desearle la muerte a nadie. A su pesar, tenía razón. Había sido egoísta y no pensó en nadie más que en sí mismo cuando Sebastian le propuso llevar a Teresa al laberinto. Dejó a un lado a Harry, cuando él lo había dado todo para salvarlo a él. Alzó la mirada, de repente, dándose cuenta de todo.

«¿Qué hice?»

—No, no la maté —susurró, con la voz áspera —Harry ...

—Lo hiciste Louis. La mataste. 

Hizo una mueca y tiró la cabeza hacia atrás. De ser otros tiempos hubiera huido de ahí, de aquella oscuridad del pasadizo en donde ahora estaba a solas con Harry, siendo el objeto de su cruel escrutinio, pero no podía, sus pies le impedirían irse si se lo proponía. ¿Qué hacer ahora? ¿Aceptar que tuvo la culpa? ¿Qué fue cruel e insensato? Miró a Harry una vez más, desconociendo su postura, la manera en que sus manos estaban empuñadas. Estaba molesto. Dio un paso al frente, notando como una carga que había llevado encima por mucho tiempo se desprendía de él mientras saboreaba en la lengua el amargor de reconocer su error. Al ver que Harry no se alejaba, apoyó su mejilla en su hombro y suspiró.

Crsálida (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora