La mano de Harry tembló al sentir el filo hundirse en la tela del chaleco de Louis, la suavidad de la piel cediendo débilmente a la punta en busca de alivio. Aún no apartaba sus ojos de los de él, tan empapados como los techos agrietados del pueblo cuando las tormentas se desataban y amenazaban con correrlos. Veía en ellos la crueldad de la vida, las heridas de un niño que no entendía que pasaba a su alrededor. Su noble espíritu le hizo entreabrir los labios y dejó ir un agonizante sollozo.Harry comenzó a negar con frenesí. Una respuesta instintiva de su cuerpo. Sin embargo, una vocecilla dentro de su cabeza le dijo que enterrara el cuchillo hasta dejar de escuchar el llanto ajeno. Louis merecía la muerte tanto como un ladrón por todo el daño que le provocó, pero a su vez, otra voz reprendía la juzgadora, preguntándole suavemente: ¿Qué culpa tuvo él de haber elegido tan inhumano destino? Louis sólo había sido un niño cuando su padre, el gran rey Alastor, lo destruyó. Cerró los ojos, tomó una gran bocanada de aire y miró su mano, temblorosa. Pudo visualizar como sería hundir la cuchilla y la sangre emerger de las profundidades. Volvió a escuchar los gorgojeos de aquella noche en una de las salas del té, el hombre perdiendo la vida por manos del chico que ahora le pedía la muerte y que le sacó la venda de los ojos.
Louis aferró su mano en su muñeca con firmeza, obligándole a tomar una decisión ahora ya. Harry ahogó un grito.
—Sé que quieres —Le susurró, ahogado en su propia respiración y sin apartar su mirada de la suya —. Si me matas podrás olvidar todo. Tu vida volverá a ser la de antes.
Antes. El mentón de Harry tembló aún más. Su vida se resumía a golpes, amenazas, burlas, gritos que no tenían otro propósito de acabar con su poca autoestima. Era el hazmerreír de su padre, de su familia, la vergüenza, el bastardo menor. Por sus padres, Harry podría morir y sería causa de celebración. Y si mataba a Louis, su vida no regresaría a la normalidad ni en sueños.
Relamió sus labios, Louis era lo único real que tenía ahora.
—¿Qué te hace pensar que si entierro este cuchillo mi vida será normal? Nunca lo fue —Cuestionó —¿Qué te hace pensar que quiero asesinarte?
—Harry ... tienes la oportunidad de...
—No quiero hacerlo. No soy tu —dijo con temblor en su voz —. Y no es justo que tú dejes de respirar, de sentir, de vivir por culpa de mi padre —soltó el mástil del cuchillo como si le quemara y rodeó las mejillas de Louis cuando el arma se deslizó por el suelo, hasta llegar a una distancia que no les haría daño. Él lo miró con gran sorpresa y miedo —. No quiero matarte, n-no puedo.
Louis tardó en asimilar las palabras, sus ojos observaban al chico ante él con incertidumbre. Escuchaba el compás de su acelerado corazón en sus tímpanos, los que a su vez le hicieron regresar a la realidad. Harry lo había perdonado. Volvió a llorar cuando supo que era real, esta vez con más dolor. Sus hipidos y sollozos terminaron por romperle el corazón.
Harry no dijo nada, pero fue sorprendido cuando Louis se acomodó en el piso del baño y lo arrastró a él por la cintura. Harry respiró hondo cuando el rostro de Louis se escondió en su pecho y sus manos atenazaron la piel de su espalda con ferocidad. Quedo quieto, y permitió que Louis se desahogara ahí; donde sus latidos frenéticos se combinaron con su respiración. Pasó saliva y deslizó sus dedos con premura por su cabello en un intento de consuelo. Las hebras castañas de Louis estaban pegajosas por la transpiración, sangre y mugre que obtuvo en la mazmorra. Mantuvo sus ojos fijos en el chico entre sus brazos y pensó en todo.
¿Sería capaz de matar a su padre? No. Harry nunca sería capaz de matar a nadie, era una verdad que todo aquel que lo conocía asumía. Tenía mucho corazón como para romper otro, menos de quien lo trajo a la vida, porque sabía que, si bien su padre lo trataba mal, en el fondo todavía lo quería. Cerró los ojos mientras poco a poco Louis se calmaba. Mañana sería un día horrible, lo podía presentir: gritos y más gritos reinarían en el castillo. Ver en el rostro de Erik el de Louis, ver en el de su padre la destrucción. En el de su madre la arrogancia y envidia. Era obvio que la muerte de Céline no fue solo por amor no correspondido, nadie era tan loco como para degollar a alguien ante esa causa, ¿o sí?
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Crsálida (LS)
FanfictionCuando el príncipe Harry queda sin herencia gracias a su padre, su vida se torna solitaria dentro del castillo, pero no es hasta que una noche se da cuenta que alguien vive detrás de las paredes de su hogar, que su vida amarga y silenciosa da un gir...