Con una antorcha encendida bajo a alumbrar tu pecho.
No te preocupes,
somos a prueba de incendios.
Si vamos a hablar de luces
mejor te hablo de estrellas...
No, olvida eso.
Yo ya no soy aquella.
Tampoco quiero llegar a tu centro.
Paredes mohosas, gritos y estruendos.
Llévame a la salida.
Quiero escapar con vida
aunque esté muerta por dentro.
No me atrapes en una jaula
siempre me acabo pudriendo.
¿Has oído el grito de las flores marchitas?
Está arrancándome el alma.
Yo solo quiero calma
y tú, tú me traes flores hermosas
quítame ya el ramo de rosas
estoy tan condenada como esas flores.
Juras que no quieres que llore,
pero los dos sabemos
tú seguirás de largo
yo soy la flor arrancada.
Hoy me marchito y me muero.