Yo pensando que eran dos estrellas
y eran esos ojos.
Un suspiro en el silencio era lo que provocaban en mí.
Quisiera poder explicarlo pero no es así.
Ponerle demasiado amor a algo es peligroso.
Muchas veces también fue la causa de mis enojos.
Estábamos a cuatro pasos.
Yo di dos, él ninguno.
Y así escribí mi adiós.
Como no tengo pasado
no he amado a ninguno.
Era 50 y 50
siempre me quedé esperando
tal vez sí dió los dos pasos
pero yo ya había dado la vuelta,
cerrado la puerta y vuelto a empesar.
Querido destino,
no seas tan hijo de puta
como para dejarlo regresar.