Me miento a mí misma,
para engañar a todos.
Oculto lo que siento,
siempre encuentro el modo.
Y es tan confuso.
Por no sufrir, por no llorar
he cambiado tantas veces
mi versión de la historia
que ya ni yo sé que pensar.
Ya ni yo entiendo mis memorias.
Nunca quise a nadie,
que no me quisiera.
Esa es la primera mentira.
¿Cuánto me dolieron
esos amores no correspondidos?
La respuesta a eso está perdida,
perdida, perdida como yo.
Y no soy una falsa, hipócrita, mentirosa.
Lo hacía para que nadie viera la sangre
en las espinas de las rosas.
A nadie le hablo del dolor,
a nadie le hablo de lo bello.
Y al ver que el sielencio no llegó,
en mis distintas versiones me piedo.
Ya no sé si lo amé, si me amó.
Ya no sé si se trate
de una historia de amor
o de un terrible disparate.
Antes de que el dolor me mate,
diré a todo que no.
No, nunca he amado.
Tal vez no sea cierto del todo
pero la verdad
es que no puedes amar bien
estando tan sumida en la soledad
como lo estaba yo.
No puedes saber si te amaron
si nunca quisiste ver,
nunca sabes si alguien
se quiso quedar
o porqué se fue.
Me siento sola,
esa es mi verdad.
El resto puede o no ser real,
pero sea como sea,
salga el sol por donde salga,
suba o baje la marea,
nunca nadie logró
que dejara ni por un segundo
de sentirme como una extraña,
en este, mi propio mundo.
