Nunca te miré a los ojos,
y si pasó no fue por demasiado tiempo.
Creo que sabes que estoy huyendo.
Ojalá poder arrancar las páginas,
reescribir el cuento.
Llenar de glorias la historia.
O tal vez solo estar de vuelta,
frente a esos ojos,
ver como me miras,
y no asustarme tanto.
Tienes un par de ojos
capaz de ocacionarme
demasiados llantos.
Y si regreso a tu puerta,
¿Seguirá estando cerrada?
No quiero luchar,
la valentía no sirve de nada.
¿Si dejo de huir,
me alcanzas?
Ven, no importa cual sea la respuesta.
Vienes y me abrazas.
Mi puerta siempre estará abierta.