Cuando encontraste esa vieja canción,
estaba tan llena de polvo en un rincón.
También lo estaba yo,
en el olvido quedó
esa parte de mí.
Y en un viaje al pasado
me encontraste ahí.
Demasiados años tarde te vi.
O, tal vez, llegué justo a tiempo.
Cuando tu mano toca mi rostro,
juro que siento que muero.
Y así moriría feliz,
sabiendo que algo
invisible nos une.
Así moriría feliz,
siendo mi último recuerdo
el olor de tu perfume.
Y así, así morí.
Era una tarde de verano,
ese día lo decidí.
Todo lo que quedaba de mí,
se fue.
Creo que renuncié
a quererte así.
Creo que nunca me iré
porque nunca estuve ahí.
Guarda tus lágrimas hoy,
nadie ha perdido nada.
Que no te vea llorar la almohada,
sabes que yo nunca estoy.
Sabes que nada soy,
sabes que nunca fuí.