Déjame ser tu muñeca,
imágen sumisa,
callada muchacha.
Quieta, tendida en la cama,
estirada como serpiente,
a tu cuerpo enrollada.
Movimientos con la lengua,
pon tus manos donde quieras,
destilo anhelos y confianza.
Quédate el tiempo que quieras,
rie conmigo, juega conmigo.
Puedo ser, si lo quieres,
tu juguete favorito.
Ven, yo te muestro el recorrido
hasta las partes que debes romper.
Quiero que lleves el ritmo
hasta no poderme contener.
Y si te muerdo, y si te araño
y si extiendo en el lienzo de tu espalda
rastros salvajes de mi instinto animal,
es para que vengas a pedir más.
Ten esta dosis de lujuria.
Déjame sin poder respirar.