Apiádate de mi alma,
porque estoy enamorada
hasta la médula, de tí,
con cada célula de mí.
Y es como ver pasar
el universo en un isntante,
frente a mis ojos.
Apiádate de mi alma
porque quiere aferrarse
a cada estrella,
a los atardeceres y a cada cosa bella
que podamos tener.
Apiádate de mí,
que me he dormido en el jardín
soñando que florecían las rosas
que cosecharía para tí.
Que te llevaría miel
y sal por si alguna herida,
te fuese causada por alguna espina.
Apiádate de mí,
porque son tus ojos
mi óbrita, mi espacio;
porque de nada sirve
tener labios
si no puedo besarte despacio,
si no puedo decirte lo que hoy callo.
Apiádate de mí, porque me abruma
el sentimiento creciente de ternura,
la forma en que quiero tocarte.
Eres la más hermosa pieza de arte
que creó la deidad que corona
nuestras cabezas.