Y ya está, nos mató el suspenso.
Ya se acabó el prural
apenas en el primer verso.
Siempre lo supe, mi adorado.
Un día iba a matarme el silencio.
Hasta los secretos más hermosos
al ser sepultados,
poco a poco se van pudriendo.
¿Lo mejor de todo?
No sabes que estamos muertos.
Nisiquiera viste la vida y,
si la viste, te hiciste el ciego.
Ya somos libres,
ya no te quiero.
Amor, ya no importa el frio.
Ya estamos muertos.