Cariño, a veces quisiera
arrancarte la piel con mis dedos, apartar de tí
todo lo que te separa de mí.
Infiltrarme en tus huesos,
recorrerlos cual sangre
Vestirme con tus músculos desgarrados.
A veces quisiera coserme a tu lado.
Alguna especie de experimento macabro.
Quisiera respirarte como suicida al agua en el fondo del lago.
Cariño quisiera matarte.
Arrancar tu corazón también.
Que deje de latir estando en mis manos.
Cariño quisiera que dejáramos de ser humanos así no te ofenderías si te mando a la mierda porque sabrías que aun estando en la mierda te amo. Quisiera que tu cabeza estuviera tan enferma como la mía y así poder escapar, en un carro a toda velocidad o irnos dezcalsos al bosque. Podría poner un revolver en tu cabeza sin que sintieras miedo. Si dejaras de ser humano entenderías la forma en la que te quiero. Si aceptaras que estamos condenados, si bajaras conmigo a mi infierno te enseñaría el rinconcito amueblado donde planeo llenarte de besos. Cariño, tengo un cerebro enfermo, delirante. Cariño, quisiera estrangularte, ver como te asfixias sin quejarte. Nunca lo entenderías, eres demasiado cobarde y esta vez no pondré la pistola en tus manos, la última vez disparaste. Cariño, no tenemos perdón de Dios, basta de jugar a victimisarse. Bajo el humo de un cigarro empieso a disociarme, sé que si supieras la verdad no querrías quedarte. Te amo más de lo que puedo decir, más de lo que puedo soportar, más de lo que se puede amar a un simple y estúpido mortal. Cariño, es mío ese pedestal, baja de ahí ahora mismo. Un beso color carmín te llevará hacia el abismo y después no me culpes, idiota, sabes que para amarte tengo que estar loca. Sabes que el amor es como una droga, me está matando la sobredosis, me ves despoticando pero cariño, tan solo estoy convulsionando. Y cuando muera en la mañana no llores, no seas patético, no me dejes flores. No vengas a mi funeral contando mentiras, diles la verdad, fue mejor morir que seguir jodida, prefería estar sin vida que decirte la verdad: te amo, imbésil.