Capítulo 10

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Al día siguiente volvimos a la escuela como si nada hubiera pasado. Obviamente fue extraño que llegamos en el mismo auto y además que aparecimos cuando se terminaron las clases del día. De cualquier modo, todos me lanzaron miradas juzgantes y de celos. Los ignoré a todos —por pura costumbre— y seguí mi camino.

Axel habló con el director y gracias a esto ninguno de los dos tuvo consecuencias por saltarnos un día de clases. Ese mismo día mi tía me envió un teléfono nuevo con una nota que decía: "Sé que no es una ocasión especial, pero te lo mereces por todos tus esfuerzos y lograr entrar a esa Universidad de Artes" y la verdad, el celular me vino muy bien después de que el otro muriera gracias a cierto señorito.

Ese día pasó rápido y a la mañana próxima luego de una clase de Literatura, me vi obligada a ir al laboratorio por la próxima asignatura. La cual se suponía que debía ser Historia del Arte.

Más tarde, después de dar todos los turnos del día me dirigí a mi habitación, agotada. Me quité el uniforme y me puse algo más cómodo. Me lancé a mi cama, quedando mi cara pegada al suave colchón.

Y adivinen qué pasó luego.

Sí, llamaron a la puerta.

Me encanta tu suerte.

Solté un bufido y me levanté. Abrí la puerta para encontrarme con un gran ramo de flores. Eran muchas flores. Me agaché para recogerlas. Había algunas rosas, claveles, girasoles, margaritas, tulipanes y lirios. Predominaban muchos colores en el ramo. Aunque, había algo. Una nota.

"No sabía con exactitud cuáles son tus flores favoritas, así que te regalo de varios tipos,

Tu admirador no tan secreto.

PD: Te ves bien en bikini"

Eso estaba escrito con bolígrafo en un pequeño trozo de cartón blanco adornado con líneas doradas en los bordes y formando el clásico dibujito de una florecilla. Este pequeño cartón tenía un agujero en la esquina superior izquierda y por ahí fue atado al ramo con una cinta roja —haciendo un perfecto y bonito lazo— que aseguraba el fino papel que cubría las flores.

Sonreí un poco al leer la nota. El único chico que me ha visto en bikini es nada más y nada menos que Axel LeBern Smith. Olisqueé las flores. El dulce aroma invadió y purificó toda mi ridícula existencia. Olían muy bien. Sentí una enorme paz y hasta me relajé.

Luego cerré la puerta. No sé de dónde saqué un jarrón, sin embargo, ahí mismo coloqué el ramo con esas hermosas flores.

Me senté en la cama. Unos segundos más tarde, la puerta se abrió nuevamente. Mi compañera de cuarto entró.

—¡Wao, ¿y esas flores?! —preguntó al entrar, acercándose a la mesita entre las dos camas, lugar donde coloqué el florero—. ¡Tienes un admirador!

Se notó demasiado emocionada.

—Bueno, no es... —Intenté decir yo.

—¡Reconozco la letra! —afirmó Miley, con alegría e interrumpiéndome.

—Sé que... —balbuceé nuevamente.

—¡Es de Axel! —Me interrumpió otra vez.

—¡Miley!

—Perdón. —Sonrió con nerviosismo.

—Está bien, tranquila —murmuré suavemente.

***

Agosto se fue volando. Últimamente me parecía que el tiempo pasaba demasiado rápido. Mi cumpleaños se acercaba, aunque nadie lo sabía, era mi verdadero cumpleaños número diecinueve y cuando este día se hizo presente, lo celebré con mi tía y mi prima en casa.

Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora