Capítulo 34

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Una semana después de la función en el Teatro Falls, me encontraba en un evento con personas adineradas. Últimamente mi vida se veía así: fiestas, elogios, dinero. En mi mano derecha sostenía una copa de champán. Nunca la había probado.

Te falta cultura, Ara.

No me insultes, conciencia.

Un hombre que rondaba o ya se había pasado de los cuarenta años pero no llegaba a cincuenta se acercó a mí con una copa de vino en su mano. Vestía elegante y pulcro. Generaba confianza de solo verlo. Mantenía una sonrisa de labios pegados, intensificando unas pequeñas patas de gallina a los lados de sus ojos.

—Me parece sorprendente que una chica tan joven como tú toque tan bien el piano —murmuró el hombre—. Esta generación de jóvenes no tiene interés por la música clásica, aunque en mis tiempos de juventud tampoco se usaba mucho.

Al parecer me mostré desconcertada ante su repentina aparición.

—Me presento, soy Patrick Ilianov, padre de Vladymir y Cédrick —aclaró el señor.

—Oh, mucho gusto, soy... —extendí mi mano.

—La fantástica Ara Montez, lo sé —habló el hombre y estrechamos nuestras manos.

—Exagera, no soy tan fantástica como dicen —mencioné.

—No te rebajes, eres muy talentosa. ¡Y no seas tan modesta, anda! —exclamó.

Vlad apareció de la nada y colocó una mano en el hombre de su papá.

—Padre, te estaba buscando —comentó el rubio y dirigió su atención hacia mí—. Veo que ya conociste a Ara en persona. Mejor aún.

El chico hizo una pausa.

—Ara, ¿estarías de acuerdo en que te ofreciéramos un patrocinio o algo así para impulsar tu carrera como pianista? —inquirió Vlad.

—Por supuesto que sí —disimulé mi felicidad.

Ha llegado tu momento de hacerte millonaria, Ara.

—Padre, ¿estás dispuesto a que tus hijos patrocinen y sean los mánagers de esta futura estrella? —añadió el rubio.

—Veo todo un radiante futuro en esta dulce joven —planteó el señor Patrick—. Así que sí, estoy de acuerdo.

—Pues, querida Ara, prepara tus cosas porque dentro de cinco días nos vamos de viaje por Europa —proclamó Cédrick, apareciendo de la nada.

—¡¿Qué?! ¿Tan pronto? ¿Cuándo planearon esto? —pregunté, atónita.

—Hace una hora —el castaño sonrió como un angelito.

—Yo mejor los dejo solos —diciendo esto, el padre de los hermanos Ilianov se marchó.

Estuvimos hablando por un buen rato hasta que llegó la hora que todos estaban esperando. La fiesta era principalmente para que yo tocara el piano para todos. Me puse mi máscara y los guantes blancos y comencé a tocar el piano.

Tan artística como siempre.

***

—¡¿Se puede saber cuál es tu maldita manía por lanzar mis celulares al agua?!

Le grité a Axel. Nos encontramos en la parte trasera de la casa donde se lleva a cabo el evento. En esta parte hay una inmensa piscina llena de agua. No hay iluminación, lo único iluminado es el interior de la piscina. Estamos nosotros solos aquí.

Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora