Cada vez falta menosss...
SOFÍA
—Debes decirlo a tus padres, Sophie —me dijo Blossom por enésima vez, alterada.
—No pienso hacer eso. ¿Qué dirán de mí? No, ni hablar —me negué también por enésima vez.
Ella me había estado siguiendo y se había enterado de que tenía un hijo. Y ahora quería obligarme a decirle a mis padres y a mis hermanos. No iba a hacer eso.
Es hora de que lo digas. ¿Hasta cuándo piensas ocultar un niño de cinco años? ¿Hasta que tenga cincuenta años?
Es una buena posibilidad.
No, Sofía. Lo harás hoy y punto.
¿También te vas a poner en mi contra?
Sabes que Blossom tiene razón. Es el momento.
—¿Cómo se llama tu pequeño? —inquirió ella con un tono más suave y relajado.
—Será mejor que vayamos a otra parte. No quiero que ningún buitre se entere de esto —mencioné.
Estábamos en medio de un pasillo de la escuela. Al parecer no había nadie a nuestro alrededor pero es mejor prevenir que lamentar.
Por suerte para nosotras, ya era más de mediodía y las clases de hoy habían terminado. Salimos al campus y nos alejamos lo suficiente de las zonas que podrían estar habitadas.
La pelirroja me miraba con sus fugaces ojos grises con unas mini manchas verdes casi imposibles de ver. El viento sacudió sus rizos rojizos. Ella cruzó los brazos y apoyó la espalda en un árbol detrás de ella.
—Se llama Samuel, tiene cinco años —respondí a su última pregunta.
—Escogiste un hermoso nombre. Samuel es un nombre de origen hébreo que significa "escuchado por Dios" —murmuró la chica.
—Vaya, no lo sabía —admití.
***
Sostenía a mi hijo entre mis brazos. Al final me dejé convencer. Estaba frente a la casa de mis padres, decidida a tocar el timbre, esperar a que abrieran y echar a correr acobardada.
No harás eso.
Me muero por hacerlo.
Mi pequeño Samuel miraba hacia todas partes, asombrado.
—Esto es enorme, mamá —articuló el niño, alargando exageradamente la O de "enorme".
—Lo es.
—Y, ¿qué hacemos aquí, mamá?
—Hoy vas a conocer a dos personas muy importantes para mí —aclaré con dulzura.
Le di un beso en la frente y lo bajé. Tomé su mano y toqué el timbre. Unos minutos después, mis padres estaban abriendo la puerta con una gran sonrisa cálida.
Ellos me dieron la bienvenida y me abrazaron. Mi hijo mantenía su mirada en mis padres.
—¿Quién es este pequeño tan tierno? ¿Cómo te llamas? —inquirió mi madre, agachándose frente a él y agarrando uno de sus cachetes.
—Mi nombre es Samuel —respondió sonriente.
Tragué en seco. Había llegado el momento de soltar la verdad.
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Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando)
RomanceUna prestigiosa Universidad para ricos. Un chico y sus cuatro hermanas populares. Una chica ordinaria, sin dinero. Una fiesta de bienvenida y dos amores por venir. Ara Montez, becada en la mejor Universidad de Arte del país, una matrícula que no pu...