Capítulo 22

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Feliz año nuevo para todxs mis niñxs. Bueno, me voy a poner sentimental. Exactamente en febrero de 2023, empecé a escribir y a descubrir este maravilloso mundo que es Wattpad —y no me arrepiento de nada—, en esos tiempos nadie podría haberme dicho que llegaría a este punto. Realmente estoy muy feliz por tener a mis lectores que siempre me apoyan. Gracias <333 A leerrr

Me encontraba muy triste, rota. Estoy en esa sala donde se hallan los instrumentos musicales —acompañada por mis gatos—, tocando una funesta melodía en el piano, que, honestamente, me ponía en un estado aún más deprimente.

Nuestra vida es deprimente.

Exacto.

Y tú no la haces mejor hundiéndote en una absurda depresión.

Pues, la verdad es que no.

Así que, levanta el culo del taburete y por lo menos abre el restaurante.

Cierto, el AMBERY'S PLACE hace mucho tiempo no abre. Voy a perder clientes si continúa cerrado.

Decidí que sería buena opción ir y atender el lugar así que me cambié de ropa, me arreglé el cabello y salí de mi habitación. Perdí de vista a mis gatos cuando me marché de la sala musical. Lizt, Julia y Sofía estaban en la sala atendiendo a sus celulares.

—Buenos días, chicas —saludé yo.

—Buen día —emitieron las tres chicas al unísono.

—Iré al restaurante, si me necesitan estoy allí —informé, mirando a mi alrededor, buscando a mis gatos con la mirada.

Al parecer los llamé por telepatía porque vinieron todos a mi posición.

—¿Necesitas una mano de ayuda? —inquirió la bipolar mayor.

Hoy ella se veía de buen humor.

—Mejor que sean dos —habló Lizt, sonriendo.

—O tres —proclamó Julia.

—Pues, ¡perfecto! ¡Vengan las tres conmigo! —enuncié, emocionada.

Nosotras nos fuimos y abandonamos a los gatos allí.

Cuando llegamos al restaurante, había un problema. Solo tenía tres uniformes y somos cuatro chicas. Uno sería para mí —obviamente— y los restantes para otras dos chicas.

Una debería quedarse fuera, recibir a los clientes y llevarlos a su mesa. Esta no llevaría uniforme. Otra, uniformada tomaría los pedidos, además llevaría estos a cada mesa y dos —yo y la restante— deberían cocinar.

Al final, Sophie se quedó sin uniforme, Julia tomó cada pedido y los repartió y Lizt me ayudó a cocinar. Todas hicimos un excelente trabajo en el restaurante.

***

Hoy fue un buen día en realidad. Las chicas y yo nos regresamos a casa, agotadas. Acordamos que podríamos hacer esto más a menudo. Sentía que tal vez si nos estábamos haciendo amigas.

Al día siguiente me tocó hacer las compras y —en contra de mi voluntad—, el Tigre Traumado me acompañó al supermercado. Dizque porque es peligroso estar sola.

O porque quiere estar contigo para que lo perdones.

Pero no lo voy a perdonar. Lo entiendo y lo siento, pero no lo voy a perdonar.

—Ara, háblame —pidió él mientras yo miraba que comprar.

Empujaba el carrito de compras vacío.

Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora