Capítulo 18

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JULIA

Mi hermana Sophie estaba en el sofá con una tina de helado y una enorme cuchara en sus manos, ella llevaba un pijama negro con unos ojos de gato verdes dibujados en el centro de la blusa del pijama. Sofía tenía unas horribles ojeras que no se molestó en ocultar. Al parecer hoy no es su día y su cara de culo lo dice todo.

Mi hermana se hallaba sentada en el sofá de la sala viendo una película de antaño, romántica y trágica: Romeo y Julieta. Si soy sincera, esa película no me gusta para nada.

Es demasiado dramática.

Exacto, conciencia.

Esa fue la primera imagen que vi mientras bajaba las escaleras. La segunda imagen fue esa chica, Ara, alimentando a sus gatos.

Traía su cabello negro atado en una cebolla alta que se mantenía firme gracias a un pequeño accesorio para el cabello. La muchacha traía puesto un vestido largo y de color azul oscuro con líneas blancas, que llegaba a un poco más arriba de sus tobillos que mostraba sin inseguridad alguna. Sus zapatos eran unas sandalias de plataforma de color azul con algunas líneas de los bordes en un azul más oscuro.

Cuando la chica de los gatos se dió cuenta de mi presencia me saludó amablemente. Ella me caía bien aunque no éramos muy amigas. La contemplé un rato mientras subía las escaleras para dirigirse a algún punto de la mansión.

Respiré profundamente y opté por tomar una cuchara gigante y sentarme en el sofá junto a mi hermana. En la tina quedaba poco helado pero igual metí la cuchara dentro y tomé bastante.

¡Vamos a molestarrr!

Sofía me miró con mala cara aunque no me importó y continué tomando su helado.

***

Eran cerca de las 3:00 de la tarde. Había quedado con mi prima favorita en una cafetería en el centro de la ciudad. Mi prima es hija de la tía Sara y el tío Leo. Lana, mi prima, es boxeadora como lo era mi padre cuando conoció a mamá.

El corpulento cuerpo de la reina del boxeo femenino atravesó el umbral y caminó hasta la mesa en la cual me encontraba yo. Ella mostró una sonrisa. Para nada era femenina —todo lo contrario a su hermana— aunque de igual forma se vestía genial.

Su cabello oscuro estaba atado en una coleta alta y de accesorio traía puesto una pañoleta negra con figuras blancas. No se maquilló pero sus ojos azules resaltaban. Esta vez ella llevaba un abrigo grande de color naranja con un letrero que decía: "Sunrise" en letras negras. Lucía uno de esos pantalones anchos muy a la moda y un par de tenis Adidas.

Admiro a la boxeadora. Ella es tan cool.

Concuerdo totalmente.

Lana por fin se sentó frente a mí e hicimos nuestro clásico saludo. Ella me lleva a mí —creo— unos trece años, más o menos.

—¿Y bien? ¿Qué tal todo? —inquirió la mujer, colocando los codos encima de la mesa.

A ella le decíamos Lana "la Rana" o simplemente "Rana" desde que todos éramos niños. Lo hacíamos para molestarla aunque con el tiempo —y no lo puede negar—, llegó a gustarle el apodo.

—Pues, me gusta alguien —admití un poco apenada.

En realidad estás enamorada, cosa que no es lo mismo.

Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora