Capítulo 32

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Ya solo faltan 10 capítulos para el final!!! Como verán ya están saliendo muchas cosas a la luz. Agárrense que esto viene fuerteeee

—¿Estás lista, Ara? El público ya está allá afuera —me dijo el rubio.

Ya era miércoles, 3:00 de la tarde para ser exacta. Estábamos en el Teatro Falls. El piano se encontraba reposando en el escenario. Vlad y yo nos hallábamos detrás del telón rojo. Él me miraba, notó que estaba nerviosa.

—Todo saldrá bien, ya verás —aseguró colocando una de sus manos sobre mi hombro.

—Gracias por el apoyo, Vlad.

—No me agradezcas, confío en ti —comentó y me dedicó una sonrisa. Retiró su mano de mi hombro—. Por cierto, ha sido muy original lo de la máscara del fantasma de la ópera y los guantes blancos.

Lo sé, fue mi idea.

—Gracias otra vez —sonreí.

Nos quedamos un rato en silencio. Me crucé de brazos a esperar mi señal para salir. Cédrick era el presentador de la función.

Aparté el telón con nerviosismo y miré hacia afuera: el público. No había ni siquiera un asiento vacío. El Teatro estaba repleto de personas. Sofía estaba ahí y había traído a un niño de unos cinco años aproximadamente, yo la había invitado pero no tenía la menor idea de quién era ese pequeño.

Localicé a Axel y puse una mueca de desagrado. Julia estaba a su lado, entreteniendo al niño que Sophie llevaba en brazos. Invité a Julia, en cambio a Axel no.

Sin embargo, no era eso lo que me preocupaba en realidad. El chico me daba igual. Todo el público era lo que me aterraba. Debía salir y tocar frente a toda esa gente con el riesgo de equivocarme y si lo hacía, se burlarían de mí.

Me dió un ataque de pánico de sólo pensarlo. Mi respiración se tornó entrecortada. El rubio se dió cuenta de esto y volvió a colocar su mano en mi hombro. Como es obvio, esto no me relajó.

—¡Señores y señoras, señoritas y señoritos, niños y niñas del magnífico Teatro Falls, una nueva y joven pianista estará presentándose hoy aquí, ahora mismo! ¡Y con ustedes, Ara Montez! —la enérgica voz de Cédrick resonó por todo el Teatro gracias al micrófono que sostenía.

Esa es mi señal.

—Tú sólo respira profundo e imagina que no hay nadie. Sólo tú —me aconsejó Vlad.

Le dediqué una mirada de agradecimiento acompañada por una sonrisa sincera.

Me abrí paso y me encaminé al espacio donde se ubica el piano. Miré hacia atrás y el rubio me dedicó una mirada de apoyo, además, extendió sus brazos, cerró los puños y levantó los pulgares.

Su hermano el castaño me miró y asintió a la misma vez que una sonrisa se dibujaba en sus labios a modo de apoyo.

Los hermanos Ilianov en cuatro días se habían ganado mi aprecio y mi admiración.

Tan jóvenes y tanto dinero que manejan a diaria con cautela. Eso es digno de admiración.

Si fuera yo, la familia estuviera en bancarrota.

Por eso eres pobre, Ara. Por derrochadora.

Me senté en el taburete frente al piano. Dejé reposar mis manos sobre las teclas mientras el telón se alzaba y me mostraba al público. Unos susurros se hicieron presentes. Otra vez esa sensación de pánico.

Nervios.

Tragué saliva en seco. Comencé a tocar una suave melodía aunque antes de adentrarme más en la pieza, cambié el tono a uno más rápido y movido.

Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora