Por fin había perdido la virginidad. Debo admitir que tuve un poco de miedo al principio. Luego se fue volviendo mejor y debo decir que estuvo mejor de lo que imaginaba.
Sí, sí, sí, ya sabemos que estuvo genial, inolvidable y todo eso, corta el rollo.
Pero...
Pero nada, fue tu momento y lo disfrutaste. No queremos traumar a los pobres niños.
Bueno, es cierto. De todos modos ya está amaneciendo y...
No pudiste pegar ojo en lo que restaba de noche cuando Axel salió de tu habitación, se sabe y a nadie le importa eso.
¡¿Me dejarías narrar de una buena vez?!
Ay, no te enojes.
Me levanté de mi cama y abrí las cortinas para que entrara más luz a la habitación. Dirigí mi vista al horizonte por unos minutos. Jamás me cansaría de contemplar el paisaje. Me tomé un momento para dejar mi mente en blanco.
Suspiré y me alejé de la ventana luego de sentir una suave brisa.
Decidí darme un baño para empezar bien la mañana. Luego de cambiarme y peinarme salí de mi habitación con una sonrisa en mi cara.
—¡Buenos días! —saludé a todos, quiénes estaban reunidos abajo.
—Hola, Ara —me saludó Sofía con una radiante sonrisa.
—¿Dormiste bien? —preguntó Andreik, dirigiéndose a mí.
—Dormí bien, gracias, Tigre Traumado —le respondí.
—¿Tigre Traumado? —repitió Dreik y pestañeó con incredulidad.
—Es tu apodo de mi parte —reí un poco—. "Tigre" por tu tatuaje en el brazo y "Traumado" porque no creas que se me olvidó el día del incidente en el parque de atracciones.
—Eso no lo uses en mi contra —me señaló con el dedo índice y entrecerró los ojos en mi dirección—. ¡Casi morimos ese día!
El chico hizo un exagerado movimiento con los brazos. Los presentes reímos por su actitud aunque me resultó extraño que Axel no hubiera dicho nada.
Un rato después desayunamos. En la tarde cenamos. Lo malo es que el Máster Chef me ignoró absolutamente todo el día. No me miró ni me habló.
Y así pasaron los días. Él me ignoraba y yo me estaba poniendo mal. No quería sentirme así, no con el único chico que me ha tocado en la vida. Quizás no le gusté. Quizás hice algo mal.
O quizás no es tan perfecto y genial como parece. No puede ser un príncipe azul solo por ser el hijo de Cheryl Smith y Liam Noah LeBern.
Tal vez. Tienes razón.
***
Axel salió. No pude evitar seguirlo. Todos en la casa se quedaron algo confusos con mi repentina salida. Luego de un rato siguiéndole el ritmo —ambos caminando— decidí llamarlo a gritos aunque todos los de la calle me miraban con cara rara. Él no me escuchaba, o tal vez sí y me ignoraba.
—Mierda —murmuré para mí misma y aceleré el paso—. ¡AXEL!
No sé cómo logré alcanzarlo; había mucha gente en la calle hoy. Cuando estaba a unos centímetros de él, tropecé con una piedra en el camino, chocando con él. Me reincorporé y Axel volteó a verme.
—¿Se puede saber por qué carajos me ignoras? —pregunté, lanzando una mirada de reproche.
—¿Acaso no puedo hacerlo? ¿Me lo impedirás? Esa noche no impediste que explorara tu cuerpo, Ara —soltó el chico.
—Dejé que lo hicieras porque pensé que te gustaba —admití yo.
—¿En serio, Ara? ¿De verdad creíste que una chica como tú me gustaría a mí?
Él se rió un poco.
Esas palabras se clavaron como una estaca en mi corazón. Sentí el fuerte impacto que eso causó en mí. En el fondo lo sabía, yo no soy nada para gustarle a él.
—Además, sólo me acosté contigo por una apuesta. La cosa era que si lograba enredar a la chica nueva y pobre, tendría pase VIP a una fiesta para la clase alta. Tú no lo entenderías —mencionó Axel.
Eso sí dolió. Para él sólo soy una simple apuesta. Y yo que creía que de verdad podría llegar a gustarle a alguien así. Realmente nunca dejó de existir la imagen que tenía de él como un príncipe. Pero ahora esa imagen se derrumbó y me di cuenta de quién es en realidad.
Es un maldito malparido que sólo por ser rico cree que puede hacer lo que le dé la gana con las personas. Sólo se aprovecha de la gente como yo. No sé cómo no pude verlo antes. Fui una estúpida.
El tiempo se detuvo para mí. Las personas a mi alrededor continuaban pasando. El chico ladeó la cabeza, dió media vuelta y se marchó.
Yo me regresé a la casa de Andreik con el corazón partido en más de mil pedazos. Jamás pensé que un chico sería capaz de herirme de tal manera.
Cuando puse un pié dentro de la mansión, el ambiente se hizo pesado y los presentes —Sofía, Dreik, Miley, Julia y Lizt— me miraron extrañados. Uno de ellos me dijo algo pero yo no le presté atención y tampoco entendí lo que decía.
Seguidamente subí las escaleras. Llegué a mi habitación y me encerré. Me lancé de cabeza a la cama. Metí mi cara contra una almohada y me quedé en esa posición —sin respirar— por un corto rato.
Ahogué un grito contra la almohada.
No te hagas esto, Ara.
Me lo merezco por ser tan estúpida.
No eres estúpida, solo buena persona.
Escuché que llamaron a mi puerta. No tenía ganas de abrir. Unos suaves toques volvieron a resonar.
—Ara, ábreme. Por favor.
La voz del Tigre Traumado me llegó.
—¿Ocurre algo? —inquirió él.
Yo no dije nada. Me senté en la cama.
—Sabes que puedes hablar conmigo si pasa algo —afirmó Dreik.
Suspiré. Me levanté y abrí la puerta. Le hice una seña al chico para que entrara a la habitación.
Él me miró atentamente.
En silencio ambos nos sentamos en la cama. Volví a suspirar, esta vez pesadamente. Me preparaba para hablar.
—Yo... —dudé un segundo—. Axel y yo...
No sabía cómo decirlo.
—¿Sabías lo de la apuesta? —cuestioné.
Su rostro ensombreció en un santiamén. Eso indicaba que lo sabía.
—Entonces hice el papel de estúpida todo este tiempo —mencioné más para mi misma que para él.
—No podía advertirte de la apuesta, Axel es mi mejor amigo y sería como traicionarlo —habló el chico.
Eso se entiende, querida Ara.
—Fuera de aquí —ordené, con la cabeza baja.
Andreik hizo lo que le dije y se marchó.
¿Por qué todo lo malo tiene que pasarme a mí? Quizás estoy pagando el karma de otra vida o de mi árbol genealógico completo. No merezco esto y soy consciente de que la vida ha sido muy injusta conmigo. No he hecho nada malo, sólo existir. Y pago mi existencia a un precio bastante alto.
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Billonaire [Parte 1 y 2] (Editando)
RomanceUna prestigiosa Universidad para ricos. Un chico y sus cuatro hermanas populares. Una chica ordinaria, sin dinero. Una fiesta de bienvenida y dos amores por venir. Ara Montez, becada en la mejor Universidad de Arte del país, una matrícula que no pu...