ÁNGELA
—¿Qué hacéis sentados ahí? Tenemos que buscar ese diario.
—¿De qué estás hablando Julia? —Pregunta el pelirrojo.
—Pues el diario de Katherine.
—Empiezo a pensar que no somos familia. —Añade Liam.
—No seáis aguafiestas, ya sabemos que ese diario está enterrado bajo el tronco más alto de la cascada.
Cuando pudimos quedarnos a solas, Julia y yo estuvimos hablando de que podríamos ir a buscar ese diario ya que teníamos cuatro ojos y manos más. No se lo contamos a los chicos porque sabíamos que se iban a negar así que hemos estado esperando hasta el último momento para decírselo.
—¡Oh, venga ya! La cascada queda muy lejos. —Se queja Liam.
—Cállate, solo queda a unos cinco minutos a pie. —Julia está totalmente convencida de que esos dos van a ir y estoy segura de que hará lo que sea por hacerlo.
Al final lo consigue y acaban levantándose de las sillas, aunque van todo el camino quejándose, sobre todo Liam.
Llegamos a La cascada de las Mil y Una perlas Blancas y nos quedamos observando el lugar. Cada pequeño rincón, cada árbol grande.
—¿Cómo cojones vamos a encontrar el árbol si todos han crecido? —Ese es Liam que sigue quejándose.
—Buena pregunta, primo. Eso es una muy buena pregunta.
—¿La anciana os dijo si el árbol tenía alguna marca o algo? —Dice Lucas. No nos mira a nosotras sino a un árbol es específico.
—No, ¿por qué? —Pregunta mi amiga. A mí me da que Lucas ha encontrado el árbol.
—Porque aquí hay una «A» dibujada en el tronco.
Julia corre hacia ese árbol y aparta a su novio de un empujón. Observa detenidamente ese tronco y le hace un par de fotos, ¿para qué? ni idea.
—A cavar, muchachos. —Todos nos reímos ante semejante ocurrencia, pero paramos y nos ponemos a cavar cuando vemos la mirada asesina que nos lanza la rubia. Julia saca de su mochila varias palas pequeñas de colores y nos las ofrece para poder cavar mejor.
Estamos a punto de rendirnos cuando toco algo con la mini pala de color rojo, ha sonado a metal y lo han oído todos.
—¿Por qué te paras? Sigue cavando, Ángela. —Me dice Julia bastante emocionada.
Sigo cavando hasta dejar a la vista una urna de metal, o eso parece porque está bastante enrobinada por todos estos años enterrada bajo tierra. Julia me la quita de las manos y la abre con mucho cuidado. Está muy emocionada, por fin va a descubrir toda la verdad y muchas más cosas sobre esa leyenda que tanto le gusta.
Lo primero que saca es un collar de perlas blancas, aunque ya de blanco no tenga nada, las cuenta y nos dice que son diez, no mil como decía la leyenda. Luego saca la carta.
—No me lo puedo creer. —Dice.
—¿Qué? —Joder, hasta yo quiero saberlo.
—¡No puede leerse! Por culpa de la lluvia la tinta ha acabado desapareciendo.
Me siento mal por ella, estaba muy ilusionada con descubrir que era lo que Anna escribió allí y al final todo ha sido en vano.
—Lo siento mucho. —Dice su novio abrazándola.
—No importa, he conocido a la famosa Katherine, aunque no se llame así y he visto su collar, me basta con eso. Algunas cosas hay que mantenerlas en secreto.
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La magia de nuestros latidos ||YA EN AMAZON||
RomanceLa vida de Ángela da un vuelco cuando se ve obligada a mudarse con el nuevo marido de su madre y su hijo, quien parece odiarla. Ella, que odia los cambios no está de acuerdo, pero todo cambia cuando pisa White Moon, un pueblo perdido entre las monta...