LIAM
Sí, al final sí que me han echado del equipo, pero, con ayuda de las chicas vamos a conseguir pruebas que demuestren mi «inocencia». Esto no se va a quedar así, como le he prometido a Ángela, voy a luchar por mis sueños y lo haré con la cabeza bien alta. Tengo que trabajar muy duro para poder conseguir todo lo que quiero, pero de eso trata la vida. Para mí, una vida sin obstáculos es aburrida y un simulacro absurdo. Es que incluso en las películas los personajes tienen obstáculos para poder cumplir sus sueños y eso no se lo impide.
Ahora estamos en el restaurante de mi abuelo. Me costó la vida convencer a mi prima de venir, pues ella sabe que ese lugar está prohibidísimo, pero al final, la idea de molestar un poco a mi padre le ha gustado y lo de la tarta de manzana, eso ha sido lo definitivo para que aceptara.
Nos sentamos en uno de los sillones que hay junto a la chimenea a esperas de que mi abuelo venga a servirnos. Estando aquí, rodeado de las personas que más quiero en mi vida, me siento feliz.
—¿Hogar? —Pregunté.
Mi abuela asintió.
—Sí, hogar no se refiere únicamente a cuatro paredes, hijo mío, hogar también son las personas que te rodean, esas que te quieren. Son esas personas que te quieren de una manera especial.
—¿Crees que algún día encontraré un hogar?
—Oh, hijo mío, tú ya tienes tu hogar, pero creo que en su momento llegará alguien que será el hogar donde más feliz eres.
Mi abuela y yo estábamos sentados en aquellos sillones de color rojo oscuro, junto a la chimenea del restaurante. Detrás teníamos el sonido del jazz y, en la mesa teníamos una porción de tarta de manzana y un bote de helado de menta. A mí me daba igual que hiciese frío, el helado de menta con chocolate era y es mi perdición.
Las charlas con mi abuela junto a la chimenea eran las mejores, porque se hacían más especiales, no sé. Es como si estuvieses dentro de tu propia historia, me gustaba.
—Liam. —La voz de mi prima consigue sacarme de esos pensamientos. En parte lo agradezco porque las pocas veces que no he conseguido salir de los pensamientos a tiempo he acabado llorando y no deseo hacerlo delante de esta gente que quiero más que a mí. Pero, por otra parte, me molesta porque siempre me gusta recordar a mi abuela y sus consejos y las charlas que siempre teníamos. Todo lo que sé de la vida, y todo lo que soy ahora se lo debo a mi abuela.
—¿Qué? Perdona, no estaba escuchando.
—Te decía que Alba ha subido a su cuenta de Instagram una historia llamando a todos los que han estado en el partido para que le manden los videos que tengan de la pelea...
—Y ya tengo cinco vídeos desde diferentes perspectivas. —Interrumpe Alba. Esta chica es una máquina en esto de ser influencer. Es ingeniosa e inteligente, es capaz de persuadir a alguien para conseguir lo que quiere, menos a su exnovio, pero eso no viene al caso.
Mi abuelo nos trae un montón de porciones de tarta de manzana y de zanahoria para Ava. Mi abuela solía hacer las tartas de zanahoria más buenas de todo White Moon, desde que ella no está mi abuelo no suele hacerlas, porque le traen demasiados recuerdos, pero por Ava siempre se esfuerza por hacerlas.
Recuerdo la primera vez que ella llegó al pueblo, estaba bastante perdida y echaba mucho de menos a su familia. Entró en el restaurante temblando de frío y con los labios morados, mi abuela que estaba tras la barra colocando la tarta de zanahoria corrió a su encuentro y la llevó hasta el sofá más cercano a la chimenea. Mientras ella iba en busca de su tarta de zanahoria mi abuelo buscaba una manta y yo le hacía compañía.
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La magia de nuestros latidos ||YA EN AMAZON||
RomanceLa vida de Ángela da un vuelco cuando se ve obligada a mudarse con el nuevo marido de su madre y su hijo, quien parece odiarla. Ella, que odia los cambios no está de acuerdo, pero todo cambia cuando pisa White Moon, un pueblo perdido entre las monta...