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ÁNGELA

El partido ha comenzado, los chicos se pasan un balón que no para de dar vueltas por toda la pista, de mano en mano. Creo que van ganando, pero no tengo ni idea de balonmano y la vista no me llega a ver la pantalla donde ponen los resultados, yo solo grito cuando mis amigos lo hacen y han gritado más que los que vienen con el otro equipo, para mí eso es buena señal.

Cada vez que puede, Liam me lanza miradas fugaces, lo que consigue provocarme muchas sensaciones.

En un momento dado el árbitro pita y saca a Liam y a Lucas al mismo tiempo, se sientan en el banquillo de malas formas.

—Oh, venga ya, ¡te has lucido, árbitro! —Grito. Y espero no quedar como una imbécil que no sabe lo que está diciendo.

—¡Ostia, árbitro, ponte gafas! —Gritan mis amigas lo que me hace pensar que he acertado.

Miro a Liam y veo que sonríe.

—¿Sabes lo que ha pasado?

—¿En serio me lo estás preguntando? Liam, no tengo ni puta idea de lo que ha pasado.

—Menos mal que has acertado porque si no hubieras quedado mal. —Se ríe lo que hace que me contagia. Te juro que nunca había escuchado a nadie reír de esa manera tan especial. Es como si un simple sonido iluminara todo el lugar. Su risa es explosiva, me recuerda a esos botes de confeti que se usan para dar sorpresas a la gente. Sorprendentes, pero realmente hermosos.

—El amor está en el aire. —Canturrea Julia a mi lado.

Casi me parto el cuello de lo brusco que giro la cabeza para mirarla.

—¿Qué dices tú ahora? Entre tu primo y yo no hay nada.

Julia me mira con esa típica mirada que suele lanzar cuando sabe que tiene razón y que nada va a hacerle cambiar de opinión y eso es una de las pocas cosas que me molestan de ella, que siempre quiere tener la razón, incluso cuando no la tiene.

El partido termina y los jugadores del equipo contrario se van al vestuario, sin embargo, el idiota de Alex se posiciona en medio de la pista con unos pompones de animadora que a saber cómo los ha conseguido porque no hay animadoras en ninguno de los dos equipos.

A su lado se coloca Oliver con cara de pocos amigos y detrás de ellos comienza a ponerse el resto del equipo. Tienen todos caras de querer irse de este lugar. Liam, que hace un momento se había ido al vestuario, aparece con un altavoz y su móvil conectado a él. Le da al play y una melodía que desconozco comienza a sonar. Los chicos se mueven de manera extraña, diría que están intentado bailar, pero mejor que se dediquen al balonmano porque son horribles en el baile. A mi espalda, Alba hace directo para grabar todo lo que está ocurriendo, al final sí que ha tenido suerte, solo que ha habido unos pequeños cambios, por lo que se ve.

Alex, quien parece ser el que ha organizado todo, se va hacia el vestuario, no tarda mucho en salir, está vez con varias cartulinas grandes en sus manos, todas están pegadas entre sí con lo que parece celo. Se coloca en la misma posición que estaba antes y comienza a desdoblar las cartulinas para que se pueda ver lo que pone escrito en ellas. Nos quedamos con la boca abierta, literalmente, al leer lo que pone:

«Ángela Vega, ¿quieres salir conmigo?»

Alba deja de grabar al notar que todas nos quedamos en shock al ver el dichoso mensaje, los del equipo se ponen delante de Alex para verlo también. Oliver lo mira y después me mira a mí, niega con la cabeza y puedo leer en sus labios un «lo siento, no sabíamos nada». Lucas, quien ve el mensaje antes que su mejor amigo, lo sujeta de los hombros para que no vaya a ver lo que pone, pero Liam que parece tener una ligera sospecha, empuja a su amigo y se sitúa delante de su capitán. Su figura parece erguirse. Me mira, está furioso, lo sé por la manera en que su mirada parece echar fuego.

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